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Los primeros días desde la muerte de Luca fueron difíciles tanto para Dream como para George, aunque a este último le dolió mucho más.

Lo que Dream más temía es que George recayera. Le estaba yendo muy bien y le dolería demasiado verlo otra vez en ese desfavorable estado.

—¿No quieres otro gatito?

—¿Para qué?¿Para que se muera?

—En algún momento iba a morir.

—Mejor nunca me lo hubieras regalado. Estaría más feliz ahora.

—¿No te hacía feliz estar con Luca?

—Sí, pero de qué vale encariñarse con algo o alguien si al final vas a estar triste cuando se vaya. Sería mejor estar solo y nunca hablar con nadie. Así nunca lloraría por alguien. Tú algún día morirás, tus amigos morirán, mi madre morirá. Todos van a morir y voy a seguir llorando cuando los pierda. No puedo llorar por perder algo que nunca tuve.

—Por eso hay que disfrutar todo el tiempo que podamos con las personas que queremos. No pienses en el futuro, piensa en el ahora y disfruta. Somos muy jóvenes para morir, George.

—¡Luca también lo era!

—Sí, Luca era muy joven para morir. Tal vez no sepamos si mañana vamos a morir. Tal vez no sepamos si mañana es el fin del mundo y hoy es nuestro último día. No sabemos nada del futuro prácticamente, porque a veces es impredecible. Pero quiero estar hoy contigo y si es que el mundo lo desea, también quisiera estar mañana contigo y el día que sigue de mañana y el día que sigue de mañana que sigue de mañana y...

—Ya entendí, Dream —dijo George con una sonrisa tonta.

—Bien. Mi punto es que... quiero pasar el tiempo que quede de mi vida contigo George. Sea un día, una semana o la eternidad, quiero estar contigo. George, ¿quieres ser mi novio?

George se queda estático. Su cerebro aún está procesando la pregunta. Son muchos cambios de ánimo en tan poco tiempo y no sabe ni siquiera cómo se siente. Es una decisión muy grande. No le ha dicho que se casen, pero se siente así.

¿Qué pasaría si al final se dan cuenta que no son el uno para el otro? ¿Tendrían que alejarse? ¿Se quedaría solo otra vez? ¿Qué tal si se daba cuenta que no amaba a Dream y solo lo veía como un amig? Era mucho que pensar y se sentía demasiado presionado.

No lo pensó dos veces y salió corriendo de la casa. Dream quedó estupefacto por su reacción y fue a perseguirlo en cuanto se dio cuenta de lo que pasaba.

—¡George, espera!

Por suerte, George no corrió muy lejos porque ese si sería un problema grande.

—¡Aléjate! ¡Déjame en paz! —le gritó George en cuanto Dream lo rodeó con sus brazos.

—Escúchame, George.

—¡No puedo!

—Sí, puedes. Solo respira conmigo. Inhala —George empezó a imitarlo— y exhala. Vamos otra vez. Inhala... y exhala.

—¿Podemos regresar a tu casa? —le preguntó George en voz baja.

—Sí, George.

Dream lo tomó suavemente del brazo y lo llevó hasta la casa para que no corriera de nuevo.

—¿Quieres ser mi novio, George? Antes de que salgas corriendo de nuevo quiero decirte que estás en todo tu derecho en decir que no.

—Es que no lo sé. Tengo miedo, Dream. No sé si esté listo para estar en una relación con alguien. No sé cómo me siento respecto a ti. Eres la persona más maravillosa que he conocido en este mundo, pero no sé si lo que siento es amor de una manera romántica o si solo es de amistad.

—Está bien, George. No hay problema.

—Estás mintiendo. Sé cuándo mientes, Dream. Por eso no quiero salir contigo. Tengo miedo que nuestros sentimientos no sean mutuos y tengamos que separarnos. Además, odio que me mientas, porque a veces eres muy bueno mintiendo y no me doy cuenta. No quiero que me digas que está todo bien, quiero que me digas la verdad.

—Esa es la verdad, George. Está bien si no me amas de vuelta. Está bien si no estás listo. Yo estoy bien si tú estás bien. Odiaría más verte obligado a amarme solo para verme feliz.

—Sigues mintiendo, Dream.

—No estoy mintiendo. ¿Por qué no me crees?

—¡Porque sé que me ocultas como te sientes solo porque no quieres preocuparme! Dream, está bien si tienes un día malo, yo estoy aquí para escucharte como tú has hecho conmigo. Tú me has ayudado, ahora es mi turno de ayudarte.

—Bien.

...

No importaba cuánto insistiera. No importaba cuántas veces le dijera a Dream que él también era capaz de ayudarlo, él nunca buscaría su ayuda ni la de nadie. Y es que era difícil. Vivir toda una vida fingiendo ser fuerte para no preocupar al resto para luego darte cuenta que hay personas que estarían dispuestas a escucharte, pero ahora no sabes cómo expresar como te sientes y prefieres mantenerte callado.

Los días volvieron a ser iguales. Dream trabajaba, George se encargaba de Patches y de la casa hasta que Dream volviera. Luego harían el almuerzo juntos y quizás verían una película.

—Dream, ¿has visto mis medicamentos?

—Los boté. ¿Aún los necesitas?

—No, solo vi que ya no estaban y quería saber si los habías visto.

—Entonces... ¿todo bien?

—Todo bien.

—Voy a ir a dormir. Si quieres almuerza sin mí.

—¿No es muy temprano?

—Estoy realmente agotado. Necesito descansar al menos unos minutos.

—No te preocupes. Tú descansa y yo te guardaré tu porción. Te amo, Dream.

—Yo también, George.

Butterfly [Dreamnotfound]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora