2. Mi vecino.

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—Hola linda, pudiste dormir anoche?— Dijo mientras bajaba del ascensor

—Sí— Respondí en seco mientras subía, marqué el número del piso rezando que se cierre rápido.

¿De todas las personas en el edificio, tenía que ser él quien apareciera justo después de esa situación? Aunque mi primer impulso era evitarlo a toda costa, sabía que no podría evitarlo por mucho tiempo, ya que compartíamos hasta el mismo piso. Pero definitivamente no estaba lista para enfrentarlo, no después de lo que había pasado la noche anterior.

—Más tarde estás? te voy a buscar. —dijo con una pequeña sonrisa— Nos vemos.

—Sí pero...Eh!? —Respondí casi sin pensar.

 
No llegué a decir nada más que el ascensor se cerró, solo noté que Walter soltaba una carcajada. Claramente se reía de mi cara.

Intenté concentrarme en mis tareas, pero su presencia seguía rondando mi mente. Traté de convencerme de que era solo una coincidencia y que no tenía que preocuparme por eso. Sin embargo, cuando llegó la hora en que supuestamente me buscaría, mi nerviosismo aumentó.

¿Va a venir en serio? ¿Querrá pedirme perdón por todas las noches que no me dejó dormir?
Quién sabe.
Aproveché y cómo toda chica de 22 años lo stalkee un poco, tiene dos millones de seguidores en Twitter, un millón en Instagram... 

Se hicieron las 8 PM pasadas y no venía, seguramente me estaba jodiendo.
Tengo que ponerme a estudiar, ¿qué mierda hago esperandolo?  Agarré mi cartuchera, mis apuntes y me senté a estudiar.
Apenas terminé de leer una hoja me golpearon la puerta, el timbre parecía estar de adorno, aunque me lo tenía merecido por lo de anoche.

—Soy yo linda, abrí.

—Deja de llamarme así.—dije mientras abría la puerta.—Pasá.

—¿Siempre sos así?—dijo mientras entraba al departamento y hacía un gesto de aprobación con su cabeza— Eu, está lindo, me gusta la decoración. Al mio todavía le falta bastante, y eso que vivo hace más acá.

—Gracias—dije sin más— Ahora, ¿de que querías hablar?

—Bueno para, primero pidamos algo que no comí nada.

—No te tenía tan caradura —Dije entre risas. —Si no fuera porqué quiero arreglar el tema del volumen ni te hubiese abierto eh.

—Che pero anoche te hice caso al toque.—dijo mientras se acomodaba en una silla.

—Sí, y también me cerraste la puerta en la cara.—dije mientras agarraba mi celular.

—Bueno si, perdona eso. —respondió mostrandose arrepentido. —Empecemos de cero, soy Iván, ¿vos?

— Me parece bien, Ara, Arabella —Sonreí aceptando lo que parecían unas sinceras disculpas.

Estuvimos hablando de todo un poco, también de como vamos a resolver el tema de sus videos en directo a la madrugada. Me sorprendió lo fácil que era hablar con él y cómo nuestras conversaciones fluían naturalmente, me sentía cómoda y era raro, cómo si ya lo conociera de antes.
No voy a mentir, es muy lindo.

—Mirá, yo entiendo que puedo ser molesto, pero a esa hora es cuando más gente suele estar conectada, vivo de esto y necesito poder hablar a esa hora. —Hizo una pausa —Es por esto que elegí el piso de arriba con solo otro vecino. Mi intención no es molestar a nadie.

—Entiendo, que te parece si hacemos así...—Posé mi mano sobre la barbilla y mis labios. —Vos hasta las 2 de la mañana podes hacer el ruido que se te cante y yo no te voy a decir nada. Pero no te pases de eso que yo también tengo que poder estudiar y dormir tranquila.

—Perfecto, me sirve—dijo y me extendió su mano, a lo cúal respondí apretandoselá con la mía y así sellamos nuestro acuerdo. —Ahora posta pidamos algo para comer. —dijo y se rió.

Solté una risita y asentí, yo también no daba más del hambre. 

—¿Pizza te parece? —Pregunté mostrandole el restaurante desde la App.

—Perfecto. —Asintió- Che.

—¿Qué pasa?

—¿Cómo es que vivimos en el mismo piso, tenemos la misma edad y nunca nos juntamos antes? Siempre que te veía me llamabas la atención.

—Cosas que pasan supongo, no soy mucho de salir. —Hice una pausa y pensé en lo que había dicho, siempre me veía? —¿Qué te llamaba tanto la atención?

—Nada, me parecías buena piba. —Respondió evadiendo mis ojos.

Me sonrojé un poco—Deja de querer chamuyar.

—Posta te digo, no es chamuyo.

—Sí sí.—dije rápido mientras volvía mi vista al celular para confirmar el pedido.

Iván se rió por lo bajo, era obvio que me había puesto un poco nerviosa.


Me contó que había venido desde Santo Tomé, Santa Fe. Era de una familia de clase media pero increiblemente a los 20 se había podído independizar gracias a lo que ganaba de Youtube.
 Eso me sorprendió, pensaba que lo de subir videos no era algo serio pero por como me lo cuenta el parece que es su sueño de toda la vida. 
Se vino a Buenos Aires porque un equipo gamer lo había invitado a formar parte en una especie de mansión. 

—¿Y pensas volver a Santa Fe?—Le pregunté.

—No me volví no más porqué acá el internet es una locura a comparación. —Se rió, aunque se notaba que extrañaba Santa Fe por su forma de hablar.

Me di cuenta de que había juzgado apresuradamente su carrera en YouTube y su pasión por el steam.

—Te pido perdón, la verdad no sabía que esto era tan serio. —Hice una mueca.

—No te preocupes, entiendo que pueden subestimar o no terminan de entender el trabajo que hay detrás de un canal o un streamer. —Respondió. — Pero para mí, es más que un trabajo, es mi forma de expresarme y conectar con los demás.

—¿Y cómo es vivir con otros streamers? —Pregunté, curiosa por su experiencia en la mansión.

—Al principio, estuvo bueno, pero con el tiempo, se volvió un quilombo. Todos teníamos horarios diferentes, y a veces era difícil encontrar tranquilidad para concentrarse en proyectos individuales.

—Me imagino, sí. Por mi parte para ser honesta mis viejos me ayudan con este depto. No estamos mal económicamente, pero vivíamos muy lejos de la facu, entonces me dejaron venir para acá sola, además al ser mi tio el dueño del depto, nos dejaba alquilarlo más barato. —Explicaba haciendo gestos con mis manos. —El trato era que me enfoque en mis estudios así podía terminar la carrera antes, después cuando consiguiera laburo les podría devolver algo.

—Estamos en la misma. —Sonrío poniendo su mano en mi hombro. 


Me ayudo a limpiar la mesa mientras seguíamos charlando, se hizo bastante tarde, pero la conversación nunca se tornó aburrida.

—Bueno, me alegra haber venido y que hayamos resuelto el tema, me voy que tengo que streamear—dijo mientras chequeaba la hora en su celular.

—Dale, hasta las dos eh—dije mientras lo acompañaba hacía la puerta.

—Como usted mande señora—dijo mientras me guiñaba un ojo y soltaba una pequeña risa.

Hice una mueca molesta—Prefería el linda.—dije y le cerré la puerta mientras veía como el seguía riéndose por mi reacción.

Quién lo hubiera dicho, aquel encuentro inoportuno en el ascensor terminó convirtiéndose en el inicio de lo que parecía una amistad especial.

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