8. Conexión

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Sonó la alarma, tenía que ir a la facu. Hice un poco de fiaca en la cama con el celular, estaba súper cansada. Nos habíamos dormido tarde y ahora eso me pasaba factura, pero ¡qué feliz que estaba! Anoche con Iván fue todo más que lindo.

|Flashback|

—¿Y qué esperas? —dijo y bajó su vista hacia mis labios.

Desde aquella vez en la Bresh, no nos dábamos un beso así. Cálido, tierno, pero con muchas ganas. Estuvimos así un buen rato, chapábamos más rápido o lento, pero siempre con la misma intensidad, hasta que escuchamos a alguien acercándose. Al principio, no le dimos mucha bola, hasta que dijeron la palabra que menos ganas teníamos de escuchar en ese momento.

—¡Spreen? ¿Sos vos? —dijo una voz femenina. Iván se giró y le echó un vistazo rápido sin alejarse de mí— ¡Sí, sos! ¡Te amo, Spreen! —dijo la chica toda emocionada, hasta que su cara se transformó en un gesto de desaprobación al verme. Sacó su celular del bolsillo y no llegué ni a parpadear que Iván me tomó de la mano fuerte y salió corriendo, provocando que mis piernas se movieran solas. Fue un segundo en el que me di cuenta de que sí, lo mejor era escapar de esa situación. Si la chica nos sacaba una foto así, a cara descubierta y en la pose en la que estábamos, todo podía terminar mal.

—Seguí corriendo y no te gires—Me dijo en tono serio.

Corrimos un par de cuadras más hasta que él se frenó. Yo no daba más, ahí me di cuenta de que tenía que volver al gimnasio urgente.

Iván me miró a los ojos y ambos, sin decir nada, nos empezamos a reír de la situación

—Nunca me pasó esto —dijo todo agitado entre risas.

—A mí menos —hice una pausa— Me re agité, boludo, estoy hecha mierda —nos reímos.

Siempre fui una piba tranquila, me la pasaba estudiando, ni siquiera tenía muchos amigos. Salía cada tanto con Indiana, íbamos a alguna joda y nada más. Nunca me imaginé corriendo para escaparme de algo que no sea un robo.

—Me la pasé re bien hoy, gracias —le dije mientras abríamos la puerta principal de nuestro edificio.

—Yo igual linda.

Una vez en el ascensor nos quedamos mirandonos embobados y sonriendo por unos segundos los cuales se sintieron eternos, el ascensor no subía más y eso en realidad me alegraba, estaba completamente perdida en sus ojos una vez más, él lo notó y su sonrisa se hizo más grande. Me robó un beso y antes de poder reaccionar para yo seguirselo, se escuchó el beep y las puertas se abrieron.
Que justo, pensé, si seguiamos así no ibamos a parar nunca, pareciamos dos adolescentes super intensos que no podían despegar sus labios del otro, pero en realidad, no me importaba en lo más mínimo lo que los demás pudieran pensar. Es verdad que nunca disfruté tanto besar a alguien como a él.

Salimos del ascensor riendo nerviosamente, tratando de recuperar el aliento. Caminamos por el pasillo hacia nuestras puertas, sabiendo que esta noche había cambiado algo entre nosotros. Las mariposas en mi estómago revoloteaban, y no podía evitar sonreír como una tonta cada vez que pensaba en él.

—Bueno, que descanses —dije, tratando de mantener una actitud relajada, aunque mi corazón latía a mil por hora.

No puedo esperar ya a volver a vernos—respondió Iván, devolviéndome la sonrisa y mirándome con ese brillo especial en sus ojos.

Me tiré en la cama y miré el techo, recordando cada momento del día juntos. Con una sonrisa en mis labios, me sumergí en esos pensamientos y en la maravillosa incertidumbre que traía consigo el enamorarse.


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