⁂ Pequeñas historias o Imaginas de La Tierra Media.
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Fleur se encontraba por los amplios pasillos del reino de Gondor, apunto de irse a dormir. Cuando escucho unos cuando gemidos de llanto provenientes de una habitación, se paro y retrocedió hasta la habitación de la que provenían.
- Faramir, ¿Puedo pasar?-pregunto la pelirroja haciendo ruido con los nudillos de la mano en la dura puerta, espero hasta que el chico diera una señal y entro al lugar.
Lo primero que diviso en la oscura habitación, fue a Faramir sentado en su cama con varias lagrimas pasando rápidamente por sus mejillas.
- Cariño ¿Que te pasa?-Fleur se sentó en la orilla de la cama mientras le miraba esperando una respuesta.
- Na-nada... estoy bien.-respondió el rubio con voz pesada y entrecortada, el nudo que sentía en su garganta no le dejaba casi hablar.
- Faramir, puedes contármelo, enserio.-la chica le acaricio la mejilla, quitándole algunas lagrimas y le sonrió.- Solo quiero ayudarte.
- M-mi padre.-la pelirroja no necesito más palabras para entender lo que sucedía, fue doloroso verle así. Todo lo que Fleur hizo fue abrazarle, podía oírle gritar en silencio, asfixiándose con cada respiración que daba. Ella paso sus dedos por su cabello rubio, varias veces, en un intento de calmarle.
- No te preocupes, cariño, solo ignóralo ¿Si?-Fleur se mantuvo en esa posición durante un rato, acariciando el ondulado y rubio pelo de su pareja.
- Ya, pero n-no puedo más... Fl-fleur, estoy harto de mi padre, estoy harto de ser siempre peor que mi hermano y de ser me-menos que él-le calló rápidamente. Ella sabía que era culpa todo de su padre, desde pequeño le había echo creer que era prescindible y que no servía para nada.
- No digas eso.-la pelirroja le dio un beso en la frente notando su fría piel sobre sus cálidos labios y le aparto una parte de su mechón, poniéndolo detrás de la oreja del chico.- Eres la persona mas fuerte que he conocido, a pesar de los insultos y desprecios de tu padre.
- No sé que hice para merecerte, debí de ser demasiado bueno en otra vida.-por arte de magia, las lagrimas del rubio dejaron de brotar de sus cristalinos ojos mientras miraba la hermosa cara de su novia.
Fleur le abrazo con todas las fuerzas que tenia y le volvió a acariciar el pelo, ya que sabia que era la cosa que a el más le gustaba.
