Capitulo 23: La amarga realidad

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La alarma me taladró los oídos, luchaba por abrir un poco los ojos y buscar el teléfono, ese molesto sonido me daría migraña. Traté de incorporarme un poco pero una presión en mi espalda me lo impedía, automáticamente el recuerdo de anoche llegó a mi cabeza

Me había quedado dormida con un brazo de Damon encima totalmente acurrucado a mi lado, respiraba tranquilamente y si alguien no lo conociera diría que es un ángel que no quiebra ni un plato

Giré un poco sobre mi cuerpo sin apartar su mano de mi espalda, bloqueé el celular como pude y el ruido cesó tranquilizándome un poco, miré a Damon pensando muchas cosas. Estaba tarde y tendríamos que levantarnos.

—Oye —lo moví un poco para que espabilara, lo necesitaba abajo pero a la vez no quería moverme de la posición en la que estaba

El arrugo los ojos, creo que no se dio cuenta pero tomó mis hombros estrujándome más contra el, abrazándome como si fuera una almohada y soltando un suspiro de satisfacción.

Arrugué las cejas por el momento. No sabía como sentirme al respecto, ayer en la noche decía que no me soportaba y hoy me abraza como si no quisiera soltarme nunca.

—Damon, de verdad tenemos que irnos —rechistó y abrió los ojos dándose cuenta de la posición en la que estábamos. Giró los ojos descaradamente y se separó de mí como si mi tacto en su piel quemara pasándose las manos por la cara y el cabello, desordenándolo en el acto

Salí de la cama poniéndome de pie en puntitas, el suelo estaba demasiado frío y la espectacular vista que teníamos en frente me ánimo un poco y aminoró el estrés que sentí gracias a lo que tendríamos que hacer hoy

—Hazme el favor y avisa por el intercomunicador  a todos los soldados que los necesito formados, armados y uniformados a las diez en punto en las camionetas para la salida.

Estaba prendiendo la televisión, lo miré con el ceño fruncido

—¿Por qué yo? —dijo sin mirarme

—Me corrijo. No te estoy pidiendo el favor, es una orden —no esperé que respondiera, me metí al baño organizándome sin tardar mucho

Después entro Damon y tampoco tardo mucho, organicé mis armas de mano y en la parte interna de mi pantalón y para mi sorpresa, mi compañero salió del baño totalmente listo.

Abrió la puerta y se fue como si nada, giré mis ojos y tendí la cama para no dejar nada desorganizado.

Bajé al primer piso, pero antes de cruzar la puerta el botones me detuvo

—Capitana Morgan, su madre necesita comunicarse con usted urgentemente, dice que la llame lo antes posible —me paró, no le respondí y seguí caminando. Saqué mi teléfono y el sol de la mañana me calentó un poco

Marque el número de mi mamá a la expectativa, últimamente mi vida se había en convertido en una red de malas noticias. Contesto después de que insistiera dos veces, no dijo nada por unos segundos y cuando hubo un atisbo de voz, se quebró por completo sollozando

Pare mi caminata y miré el teléfono, ¿que mierda?

—Mamá, que...

—Amelie desapareció...—lloró aún más fuerte

Mi mente quedó completamente en blanco sin saber cómo reaccionar, estaba al frente de la cancha de entrenamiento con todos los soldados firmes.

Morgan James Donde viven las historias. Descúbrelo ahora