Capitulo 19: Fortaleza

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Las palpitaciones tan fuertes que sentía en la cabeza me hicieron apretar los ojos levemente, mis oídos se agudizaron y comencé a escuchar todo lo que se decía en donde quiera que estuviera.

—Si algo le pasa te arranco la cabeza y la pongo en bandeja de plata —escuche lejos la voz de Christopher, el dolor de cabeza me mataría.

Empecé a mover las manos, y los pies, me lleve las manos hacia donde sentía el dolor.

Abrí los ojos un poco, una luz blanca me cegó, sentía la garganta totalmente seca y los labios partidos.

Enfoqué mi vista mejor y en ese instante empecé a recordar todas las cosas que habían pasado; La novia de Aegan clavándome una daga en el vientre, él con un arma siendo socio de Alessia y ella dañando mi fiesta de cumpleaños.

Mierda, pareciera que tuviera unos 37 años para todos los problemas que tengo encima.

Había una pequeña mesa a mi lado, el cuarto del hospital olía a medicamentos y alcohol, hace bastante tiempo que no estaba en uno.

Traté de moverme hacia un lado, pero al instante sentí un corrientazo inmenso en la parte baja de mi abdomen, siseé del dolor.

Al instante la puerta se abrió, supongo que habrán escuchado, Christopher y Rachel entraron, apurados.

Rachel tenía los ojos hinchados, Christopher estaba tan cabreado que aun estando como a dos metros de él, podía escuchar su respiración acelerada.

Le señale el agua a mamá que reaccionó rapidamente y tomó el vaso, organizó mi almohada e inclinó este hacia mi boca, sentí un verdadero descanso cuando termine.

—¿Como te sientes? —preguntó Rachel, dejando el vaso en la mesa que había al lado de la incómoda cama.

—Como si estuviera en un caballo cantando Rolling in the deep con Adele, mamá—le respondí con sarcasmo, era obvio que no estaba en mi mejor momento.

Ella sonrió y papá se acercó, ví como apretó la mandíbula, me miró de arriba hacia abajo y se detuvo en la herida, se paró a un lado mío y me sorprendió lo siguiente que hizo.

Tendió una mano hacia mamá, ella se limpió una lágrima y sacó algo de su bolsillo, papá lo recibió, se agachó y me dio un beso en la frente, mis ojos se cristalizaron cuando alzó un poco mi cabeza y quitó con desprecio el collar que me había dado Jack y puso otro, mucho más pesado.

Era en forma de corazón azul, con una "M" grabada en la mitad, sus diamantes resaltaban. Me dí cuenta del valor sentimental que tenía cuando ví como mamá lo miraba, sumida en sus pensamientos.

—¿M de Morgan? —le pregunté a papá

El esbozó una sonrisa mediana, mamá también lo hizo, giró a mirarla y ella negó con la cabeza. Volvió a mi.

—M de mía, de Morgan, y de la mujer más fuerte y capaz que pude criar —respondió, cruzándose de brazos, airoso.

Trate de incorporarme para abrazarlos a ambos, pero no pude gracias al dolor tan incesable que sentía, mamá se acercó muy rápido para ayudarme.

Entro una doctora a la habitación, papá la miró queriendo matarla por no pedir permiso para hacerlo.

—Señor ministro, permiso para aplicarle sedantes a la paciente —le dijo.

El me miró y miró a mamá, esta asintió, se dio la vuelta llevándose a Rachel con el, abrió la puerta.

—Concedido —ambos desaparecieron por la puerta.

La doctora se acercó a mi, agarró un frasco pequeño y tomó una aguja, la insertó en algo que tenía en la mano.

Ella me miró, y empezó a alejarse, al igual que yo empecé a caer en un sueño del tamaño de mi ego.

Morgan James Donde viven las historias. Descúbrelo ahora