5×Jinx y trenzas×

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Silco había pasado el día con Powder en su oficina como era lo habitual, la niña tenía su maletín a su lado y tenía extendídos una serie de artefactos a lo largo del sofá, artefactos que Silco no tenía ni idea de dónde había sacado pero no le cuestionó nada al respecto, quería dar le libertad, sentí un fuerte sentimiento en su pecho que hacía que solo quisiera ver la feliz, la sola idea de volver a ver a la pequeña decaída y llorando le rompía algo en su ser por lo que aceptaba conceder le todo lo que quisiera, como la sorpresa que le daría más tarde.

Powder acabo con un particular objeto sobre sus manos, una especie de piraña llena de color, quería probar la pero sabía que no podía ahí por lo que se puso a armar otras, al final del día tenía ya varias mini bomba armadas en su maletín, Silco había terminado su trabajo por hoy y quería dar le la sorpresa a su pequeña así que guardo todo y fue hacia ella viendo de cerca lo que había hecho.

-Son lindas, que son?

-son bombas piraña, se enganchan al enemigo, así no hay riesgo de que dañen a nadie más

-es muy ingenioso, bien hecho

-pero no sé si funcionan

-puedes averiguar lo, con algún muñeco. O con alguien que no te agrade, pero que no sea Sevika, es muy útil

Lo último no era más que una broma del hombre aunque Powder lo tomo como un permiso de parte de Silco de atacar a quien quisiera.

-recuerdas la sorpresa que te mencioné en la mañana?

La niña asintió emocionada.

-ya podemos ir a ver la?

Silco asentío viendo su emoción con una leve sonrisa, Powder guardo todas las bombas con cuidado en su maleta y siguió a Silco se la mano, ambos salieron por un callejón completamente solo que empezó a hacer se cada vez más y más estrecho, al final de este parecía no haber nada, pero Silco le mostró una llave a la pequeña, la metió en una parte de la oscura pared que parecía de concreto y en cuanto la abrió se reveló que era una puerta, Powder siguió con cuidado a Silco y vió fascinada que estaban caminando por un puente de metal hacía el centro de unas viejas y enormes hélices, quizás de algún dirigible antiguo o algo por el estilo.

Powder corrió sin pensar lo había el centro de la hélice emocionada viendo lo todo, el centro estaba rodeado de vallas a excepción de la entrada, la parte de abajo daba a un acantilado pero tras la última hélice había una red de contención claramente para evitar que la niña se cayera por ahí, cosa que le quedó aún más claro a Powder cuando vio la bonita cama que había en medio de esa hélice, dejó su maletín junto a la cama y se tumbó en ella con gusto.

-esta es mi habitación, cierto?

-y tu laboratorio si lo deseas, es toda tuya Powder

-me gusta... Pero no me digas Powder...

-si no quieres ese nombre necesitas uno nuevo

Silco aún guardaba su distancia de la niña, se hallaba en el final del puente cuando sintió como la niña corría de nuevo hacia el y lo abrazaba por sorpresa igual que aquella vez, entendía el gesto, aún tenía miedo, no dejaba de recordar lo que había pasado y el quería que lo olvidará, aquel pasado solo la frenaba y la deprime.

-sabes pequeña, yo antes era como tú

-ya se, me lo has dicho

-Vander no era como tú lo recuerdas, y al igual que tu hermana también me traicionó

-lo se

-tu y yo somos iguales pequeña, puedes ser mucho más de lo que eres ahora, debes olvidarte de tus dudas, eres más de lo que crees, se lo que temen pequeña, a que le temían ellos, que odiaban de ti

-mi hermana... Ellos... Decían que era una Jinx...

-Jinx... Eso les dolía a ellos cierto? Lo odiaban. Debes ser eso entonces, no debes dejar que ellos te aplasten, eres su Jinx, su peor pesadilla y lo serás para que les duela más, puedes ser eso, Jinx

La pequeña solo se abrazo más a aquel hombre que tanto alivio le brindaba, sus palabras eran un poco confusas para la pequeña, pero algo de verdad veía en ella y confiaba tanto en el que simplemente acepto la idea de aquella persona que era ahora el único rayo de esperanza en su vida.

-soy Jinx!

Silco asintió a las palabras de la niñas y Jinx lo soltó para seguir mirando su nuevo cuarto, fue entonces que vio el espejo que había en este, junto a una serie de cepillos y peines, un bonito lugar pero viendo se en el espejo Jinx noto algo que la hizo poner un gesto triste, desde hacía más o menos un años no tenía la compañía de su hermana, ella era quien solía ayudar le a trenzar su cabello, lo había estado haciendo ella misma desde entonces pero nunca había visto como le quedaba, y no le gustó nada el resultado que veía.

-por que no me dijiste que me veía fea?

Pregunto Jinx casi apunto de llorar mientras Silco se acercaba extrañado por esas palabras, veía a la niña en el espejo y a la niña de carne y hueso, ninguna se veía mal para el, no entendía a que se refería.

-porque no es así, eres muy linda Jinx

-no es verdad, mi cabello es un desastre... No me sé peinar sola

Y así sin más la niña estaba llorando de nuevo, era con Silco con quién más lloraba porque con el se sentía segura de hacer lo, Silco solo tomo aire y se cerco más a Jinx, la abrazo con cuidado y le acarició la espalda.

-te puedo peinar yo sí eso quieres

-de verdad?

Silco asintió aunque no tuviera ni la menor idea de cómo hacer tal cosa, pero simplemente no podía ver a la niña llorando, le partía el alma.

-podrías hacer me dos?

-lo intentaré

Silco le soltó el cabello a Jinx, solo se había peinado el cabello a sí mismo cuando lo tenía un poco más largo, al menos eso sirvió para desenredar el bello cabello de su hija, de ahí lo dividió con una torpe línea y llego la parte que no tenía ni idea de cómo hacer: la trenza, por lógica entendió que debía ser con tres partes del cabello así que las dividió y se quedó mirando las unos minutos sin saber que hacer, luego empezó a cruzar las líneas soltando las y causando más y más enredos en sus dedos y en el cabello de Jinx.

-te ayudo?

-lo haré yo, tranquila... pero. Como se hace?

-tienes que pone las que están a los lados hacía el centro y no soltar los mechones porque te pierdes

Silco asintió ante la explicación, volvió a desenredar el cabello de la menor y empezó a trenzar lo con las instrucciones que le dió, tardo varios minutos pero finalmente lo había logrado, le había hecho dos trenzas a su hijita, Jinx se las vio con una sonrisa, vio un momento sus broches y decidió ignorar los para poner se una especie de royos de color oro en sus trenzas, ya con eso volvió contenta y algo cansada a donde estaba su cama.

-dormirás conmigo?

-no quería una habitación solo para ti...?

-solo hoy, no me gusta estar en lugares extraños sola... Además así se si la Hélice resiste bien el peso

Silco sonrió oyendo a Jinx decir una broma como las suyas, acepto quedarse con ella por esa noche.

La cama era algo pequeña para Silco por lo que tuvo que dormir con las piernas flexionadas y con Jinx abrazada a su pecho aplastando su brazo con su cabeza, una posición para nada cómoda pero al menos le tranquilizaba que Jinx estuviera durmiendo bien, libre de pesadillas y muy cómoda, el podía aguantar sus incomodidades por algo así.

Las aventuras de Silco como padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora