8¶Las travesuras de Jinx¶

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14 años, la edad en la que los adolescentes empiezan a ponerse rebeldes y hacer tonterías, es algo aún más fuerte para esos niños a quienes de por si no les ponían límites, y Silco empezaba a notar todo eso en carne propia, su hijita estaba causando destrozos y caos desde hace rato en Piltover, desastres que en el fondo le parecían un poco divertidos, de solo imaginar cuánto se divertía su pequeña haciendo aquellos destrozó, quería reírse, pero como adulto y líder sabía que lo que hacía no era correcto, así que tenía que ir a hablar con ella, aveces se reportaba con el al llegar y le hablaba ahí mismo de sus pequeñas travesuras o sus incidentes, pero otras veces parecía simplemente olvidar eso, lo que había hecho hoy era una tontería pero ciertamente había dado muchos problemas, así que después de hablar con Marcus y tranquilizar al hombre diciendo le que tendría a Jin bajo control, el hombre termino su puro y se fue a buscar a la menor a su habitación.

Cuando entro en aquel escondite la vio a lo lejos bailando y leyendo unos planos con esas musicas tan peculiares que le gustaban a su hija, el refugio que le había dado estaba muy cambiado, la red de seguridad que le había puesto ya era completamente inexistente y de las vallas de seguridad solo quedaban algunas, además de que para su sorpresa Jinx había puesto algunos muebles y sus dibujos en los bordes de la hélices de aquel lugar, al hombre le preocupaba su seguridad pero sabía que ya no era una niñita así que no dijo nada al respecto, solo camino hacia donde estaba su hija llamando la varias veces por su nombre pero Jinx no le prestó atención hasta que su canción se detuvo.

-Jin! Así me llamo! Qué pasa?

-quiero sabe sobre la gran confusión que se causó halla arriba, alguien al parecer cambio las señales de la ciudad, cientos de personas perdidas y confundidas durante varias horas, y que casualidad que pasó justo cuando te mande a una pequeña misión halla arriba

-bueno si ellos se hubieran levantado más temprano no les hubiera pasado eso

-Jinx...

Ante el tono de advertencia que daba su padre, Jinx bajo los brazos desanimada, Silco nunca le alzaba la voz, no la insultaba, ni le daban ningún tipo de golpe o empujón, pero ella odiaba que le diera aquellos largos sermones, además de que quería su aprobación por lo que se sentía muy mal cuando lo hacía molestar.

-queria tener la feria solo para mi... Es día del progreso, quería conseguir cosas divertidas, y como no tenía más nada que hacer...

-pudiste decir me lo e ir los dos a comprar lo que quisieras

-tu nunca subes...

-no tengo porque, sabes el desastre que causó tu pequeña jugarreta? Había siento de personas por toda las calles confundidos, perdidos, incluso asustados, sabes porque no te molesto ningún vigilante mientras agarrabas de todo? Pues era porque estuvieron toda la tarde tratando de ayudar a esas personas y acomodando las señales, al menos pudiste solo confundir 2 o 3

-fue con buenas intenciones~

-enserio? Cómo la vez en que hiciste explotar las mesas en la boda a la que te metiste?

-dijeron que iban a repartir las mesas, solo quería ayudar los a hacer lo más rápido, y si funcionó jajaja les llegó directo a la boca a todos

-si, quizás con algo de pólvora que los halla enfermado, Jinx se que te quieres divertir, pero esos jueguitos tuyos son peligroso, lastiman a la gente y sus sentimientos, como te sentirías si yo explotará algo tuyo o cambiará de lugar tus cosas son decirte? O si soltara alguna bestia peligrosa en tu habitación cómo hiciste con los rinos

-espera! Eso fue un accidente, yo solo jugaba con la cerradura del zoológico y se abrió, yo no quería liberar los

-y porque no la cerraste de nuevo?

-es que un monito tomo mi arma y quería ver que hacía con ella

Silco soltó un suspiro de cansancio frotando se la cien, amaba a su niña pero le estaba dando muchos dolores de cabeza últimamente, Jinx apenas vio ese gesto en Silco lo abrazo del cuello como queriendo evitar que se fuera y le dijo con tono asustadizo.

-no te enojes conmigo

-no quiero hacerlo, pero te estás portando muy mal Jinx

-sere buena, lo prometo, pero no te vallas a enojar conmigo

-no hagas cosas así de nuevo, por favor, comportate, te prometo que te cumpliré un deseo si te controlas un poco más

-lo dices enserio?

-si, lo que tú quieras

Jinx aún sin soltar a Silco tomo un juguete de su mesa y se lo puso al mayor en frente, se trataba de un dirigibles de juguete que decía "día del progreso".

-quieres un dirigible?

-quiero viajar en una, al menos una vez, puedes?

-las veces que quieras Jinx, e irás en las más bonitas, lo prometo, pero te comportaras?

-lo prometo

Con aquel pequeño trato lo había logrado, Jinx se había calmado, al menos un poco, seguía molestando a los vigilantes siempre que tenía la más mínima oportunidad al igual que cuando era niña, y se metía a sitios donde no debía a curiosear o a robar, pero al menos ahora tomaba menos cosas cada vez, y no explotaba nada, lo que hacía era más fácil de encubrir por lo que los reclamos ya no eran cosa frecuente

Las aventuras de Silco como padre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora