𝐮𝐧𝐨

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Un largo sueño.
Eren Jaeger.
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Año 849
Cuatro años después de la caída del muro María.
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Sus azulados ojos me miraban, ella sonreía rozando sus labios con los míos. Mientras que su cabello rubio, caía bajo sus hombros, revolcándose con la brisa del viento, donde hojas caían entre ella. La miraba con detenimiento, sus mejillas revueltas de pecas, sus labios eran rosados y carnosos, su mirada era inexpresiva, pero con una sonrisa genuina que esclarecía uña sentimiento de pureza que jamás conocí. Sus labios se movían, ella me hablaba, pero su voz estaba hueca, no podía escucharla, solo sentirla y visualizarla. Era una sensación vacía, de un sueño lejano que se repetía como una tortura encadenada a mi mente. Mis manos rodeaban su mentón, la traía sin prisa hasta a mi, para continuar besándola. Pero, de un momento a otro, todo se deterioraba. El cálido ambiente, se volvió uno frío, uno que se apegaba a mi piel, junto a la suya. Ella me miro con detenimiento, su mirada estaba ida, todo brillo que vi a su alrededor, desapareció. Coloqué mi cabeza en su pecho, podía sentir su corazón latir fuertemente. Rodee su cuerpo en mis brazos, ella tenía sus piernas envueltas en mis caderas, ambos sentados en aquel césped floreciente, donde las flores se marchitaban, y sus pétalos huían en los susurros del viento. Cerré mis ojos, dejando de sentirla, ella se había ido como las palabras transmitidas desde el corazón. Me encontraba solitario, viendo la oscuridad, una bruma oscura que se apegó fuertemente a mi, quedar atrapado entre las imágenes.

Infinitas imágenes socorrieron ante mi. Tristes, opacas, sangrientas. Esa imagen volvió, esa imagen perturbadora que me tumbaba el cuerpo hasta helarme. Sus grandes ojos color ámbar de esa tonalidad clara, me miraban detenidamente. Las palmas de mis manos se rasgaban por los escombros que intentaba levantar. Su largo cabello negro, atado en la parte baja con un listón magenta lo sujetaba, se removía con sus bruscos movimientos de cabeza. Gritaba, me gritaba estruendosamente. Mis manos ss despellejaban, asomando la sangre que manchaba la madera que sujetaba, pero de todo eso, fue inútil poder salvarla. Intentaba abrir los ojos, intentaba de retomar mi conciencia antes de llegar a la perturbadora imagen donde esas grandes manos la levantaban del suelo, para ver cómo su cuerpo era moldeado en los abruptos dientes de ese monstruo, donde su sangre recaía en el suelo como una zanjada. Tome una bocanada de aire, love ando que la respiración volviera a mis pulmones, se sentía como aquel día bajo el árbol de aquella colina. Esa vagues, de haber vivido tanto, se sintió como ese día hace cinco años. Mis manos tocaron mi frente sudorosa. No me quedó opción, me senté en el borde de aquel colchón establecido en una litera. Al removerme, ocasionaba un ruido chillante. Lo menos que quería, era despertar a mis compañeros, así que me inmovilice. Podía a ver a través de las ventanas el resplandecer de un amanecer de un nuevo día, que me llevaría a otro y a otro, pero, ¿cuando llegaría el día en que estás pesadilla acaben?

—Eren, ¿estás bien?—soñoliento, baje la mirada, observando cómo se la cama baja sobresalía aquel alto joven, cuyo cabello rubio estaba desbordado, sus ojos color café claro no podían determinarse por la poca iluminación.—¿Otra pesadilla?—me preguntó, acercándose a la litera, donde yo dormía en la parte de arriba.

—Si.—respondí cabizbajo, restregando mis ojos.—¿Tú tampoco puedes dormir, Reiner?—le pregunté, viendo como denegó.—¿Una pesadilla?—repetí su pregunta, viéndolo verse algo amonado.

—Si. La misma de siempre... —murmuró, poniendo todo su peso en la baranda de madera que sostenía la litera, cruzándose de brazos no tardó en restregar sus ojos, soñoliento.

—Tranquilo Reiner, solo estamos exhaustos.—le dije en un tono bajo, bajando con cuidado de la litera, donde podía observar que los demás aún estaban dormidos.—No falta mucho para que podamos salir de esta base militar, dejaremos de ser reclutas y nos convertiremos en soldados.—esclarecí, llevando mi mano a su hombro.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒 ── 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora