𝐭𝐫𝐞𝐢𝐧𝐭𝐚 𝐲 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐞

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El amanecer de ShingaShina; parte tres.
Omnisciente.
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Año 850
Día de la restauración al muro María.
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La brisa era fresca. A diferencia de lo que se sintió horas atrás, el ambiente caluroso se había ido desde que el titán colosal desvaneció ante la legión de exploración. El capitán Levi estaba colocado en el borde del muro, su capa verdosa se mantenía en el aire mientras que sus manos sostenían la verdosa capa que le había arrebatado a su fenecido comandante, Erwin Smith. No sabía cómo sentirse, porque lo único que Levi Ackerman sentía era un vacío inmenso en él. El día se sentía tan pesado, la tensión que habitaba en él como en los soldados restantes, era inmensa. Pero, verdaderamente a él no le importaba. El capitán Levi era capaz de canalizar cada una de sus emociones, así que él podía estabilizar sus emociones para permanecer ahí. Se giró, para ver cómo en el otro extremo del borde de aquel muro, Gianna yacía sentada. Su brazo derecho estaba vendado, mientras que su rubio cabello estaba suelto, el capitán la veía sumamente afligido, jamás la había visto así. Ella estaba cabizbaja, la brisa le refrescaba en ese lado del muro.

Gianna ya no lloraba, pero eso no implicaba que no sintiera una vaga tristeza en su interior. Sus piernas flotaban, mientras que sus manos se mantenían entrelazadas. Ella levantó su mirada para ver el cielo azulado, todo su mundo pareció derrumbarse en un solo segundo cuando vio todo perderse delante suyo. Gianna pensaba, ¿fue lo correcto? Ella no lo sabía, pero sus manos temblaban de solo oír los gritos desgarradores de Berthold llamándole. Lo sentía en lo más profundo de su corazón, ese fuerte dolor con el que no podía lidiar, era un amargo trago que recordó haber tomado años atrás, cuando Marcel murió frente a ella. Gianna les falló, todo volvió a pasar y de qué manera, más cruel que la última vez. Berthold no merecía morir, pero tampoco Armin y eso era algo que no se debatirá. Ella se giró de reojo cuando oyó una bocanada de aire, Armin se levantaba confundido aún lado de una inconsciente Sasha. Lo primero que miró, fue a Gianna sentada en la lejanía, más sola que nunca porque el rencor la cegaba.

—Despertaste.—afirmó el capitán Levi, mirando fríamente a un Armin desorientado.

—¡¡Armin!!—el grito de conmoción que ocasionó Eren, provocó que Gianna dejase de mirar cuando este corrió por la muralla para llegar hasta Armin, arrodillándose hasta abrazarlo.

—Capitán, no comprendo... ¿qué es lo que está pasando?—se preguntó Armin tan pronto Eren se desprendió de él, el rubio de ojos azulados estaba confundido.—Solo recuerdo que Berthold se transformó. ¿Se encuentran bien los demás soldados?—indico, oyendo un suspiro del capitán.

—¿Eso es todo lo que puedes recordar? ¿Verdad niño?—le preguntó fríamente.—Eren, explícale lo qué pasó.—pidió el capitán tan pronto lanzó una bengala verdosa que alertó a los demás soldados alrededor.

—Armin, luego de que Berthold se transformara decidiste usarte como cebo para que yo pudiera contraatacarlo.—explicaba Eren, mientras que Armin le oía, los demás soldados se acercaban al muro.—Parece que tus arpones se quedaron clavados y no pudiste salir a tiempo luego de que Gianna se desprendiera. Bueno, verdaderamente no sé cómo fueron las cosas, solo se que te encontré en el tejado casi sin vida y con quemaduras graves aún lado de Gianna.—decía.—Armin, ibas a morir.—afirmó Eren, haciendo que su amigo levantara la vista para ver a Gianna sentada en la lejanía de ellos; al menos ella estaba bien y con vida, a pesar de que su brazo sufrió unas quemaduras leves.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒 ── 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora