𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨

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La esperanza de la humanidad.
Eren Jaeger
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Año 850
Batalla de Trost.
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Me repugnaban. De solo pensar en la gente que vivía como ganado, realmente me repugnaba. No podía evitarlo, desde que nací, siempre había sido así. No toleraba dormir y pensar, que debía vivir el resto de mis días dentro de estos muros para no limitar mi vida ante los titanes. Era una aberración, el nacer en un mundo tan extenso como este y no ser libre. Deseaba volar con el viento, más allá de estas murallas debía haber un mundo que no conocía, y quería conocerlo. Era mi mayor sueño, mi mayor anhelo, hasta que tuve que ver cómo la sangre de su interior se expulsó ante la mordedura del titán en su cuerpo. Quede atónico. Porque era una imagen que no podía borrar, fue ese día que tuve que lidiar con mi vida sin ella. Tuve que soportarlo, todos estos años tuve que soportar ese vacío que nunca podría llenar. Debía vivir con la amarga tristeza que se atoraba en mi garganta como un nudo que se esclarecía cada ves que la recordaba, cada ves que recordaba que ella no estaba en este terreno. Era perpetuo, un dolor encadenado a mi corazón que me hacía vivir con rabia e impotencia. Por eso, quería acabarlos, quería matarlos a todos. No soportaba que vivieran, no podía soportarlo sin dirigirlo agriamente. Morirían, los mataré uno a uno. Lo supe desde ese día, porque el día en que mi madre murió, el destino para mi estaba sellado.

—Voy a matarlos a todos. Los aniquilaré.—mis labios se removían, pero no veía más allá de mi odio, hasta que los azulados ojos de Armin, toparon conmigo.

—Eren... —me llamo en un suspiro que me dejó ahogado, ahogado en una confusión ante sentir su tacto con el mío, Armin me sostenía.—Eren, ¿ya puedes moverte?—anonadado mire a Mikasa, no entendía, no era capaz de recordar cómo llegué hasta aquí, si juré haber sentido el líquido del interior proveniente de aquel gran estomago.—¿Volviste a ser tu mismo?—me preguntaba, ¿quién mas podría ser?—¡Debes decirle todo lo que sabes! ¡Yo se que ellos entenderán!—me exclamaba, haciéndome mirar adelante, habían cientos de hombres apuntándome con cañones, todos me miraban atónicos.

—¿Qué carajos dices?—le pregunté, no podía resistirme de mi débil cuerpo, como si me hubieran pisado y golpeado a muerte.

—¿Lo escucharon? ¡Dijo que va asesinarnos!—grito eufórico aquel hombre, en un bullicio que me estremecía por la terrible confusión que estaba viviendo; confirmaban lo que había sobresalido de mi boca, pero, ¿como había llegado a esto?—Ese desgraciado quiere devorarnos.—artículo, ¿como podría hacer eso?

—¡Cadete Jaeger! ¡Y ustedes también, Ackerman y Arlert, sus presentes actos representan alta traición! ¿¡Qué tienen que decir al respecto!?—abrí mis ojos grandemente, mis extremidades estaban ahí, las mismas que aquellos titanes habían devorado ferozmente, ¿que podría significar dicha situación?—Si intentan engañarnos, o hacer un movimiento en falso, los cañones abrirán fuego! ¡No dudaremos en disparar!—avisaba, mientras que un bombardeó de imágenes me sofocaban, cada una de ellas tenía un significado, una conclusión escalofriante.—¡Dinos que demonios eres! ¿¡Humano o titán!?—me preguntó directamente.

—¡Señor no entiendo! ¡No entiendo que quiere decir!—me excusaba en medio de esa confusión, creándoles furor, pero más eufórico me sentía yo.

—¿¡Estás fingiendo demencia!? ¡Monstruo asqueroso, no quiero que juegues conmigo! ¡Te volaremos en pedazos, ahora mismo! ¡No te dejaré mostrar tu verdadera forma!—se dirigió a mi de una manera hostil, pero no podía entender como mis recuerdos me sofocaban al punto de hacerme ver como un horrible monstruo.—¡Todos nosotros pudimos verte, observamos claramente cómo te expulsabas del cuerpo de un titán!—decía, mientras que yo imaginaba e intentaba recordar, el vapor que se pegó a mi piel en algún momento que veía lejos, como un sueño.—¡No me importas en lo absoluto, aún si fueras descendiente directo de la corona! ¡Eliminarte es la mejor alternativa en este caso, estoy en lo correcto en hacer esto! ¡El maldito titán acorazado que destruyó la muralla María podría aparecer en cualquier instante! ¡Ahora, toda la humanidad se encuentra al borde de la extinción!—decía, ¿yo fui capaz de convertirme en un horrible titán? No podía ser eso cierto, pero, por alguna razón estaban mirándome con miedo, ¿en que momento me convertí en lo que más temí.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐒 ── 𝐄𝐫𝐞𝐧 𝐉𝐚𝐞𝐠𝐞𝐫 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora