BLACK COMPLICATION

Capítulo 1: Obertura

Cuando mueren personas cercanas, todo el mundo sabe que hay que hacerles un hueco en el corazón y en la memoria y luego seguir adelante. Pero ponerlo en práctica es mucho más difícil de lo que parece antes de haber experimentado realmente esa muerte. Cuando mueren personas cercanas a ti, es algo desgarrador y demoledor. Cuando mueren, te sientes como si no pudieras seguir adelante, como si fueras tú quien muriera, como si tu vida hubiera terminado, no la suya. Cuando Sirius Black murió, todo lo que Harry Potter pudo hacer fue no morir con él.

Sirius había caído a través del Velo en el Departamento de Misterios hacía dos meses, en junio. En ese momento, Harry tuvo que contenerse para no saltar tras el muerto. Sirius era el padrino de Harry, y el único familiar que le quedaba.

Sin incluir a la familia Dursley.

Los Dursley eran demasiado "normales" para querer emparentarse con Harry, y el hecho de que no tuvieran otra opción sólo servía para cabrearlos gravemente y asegurarse de que hicieran de la vida de Harry un infierno. Podía admitirse a sí mismo que odiaba todo lo relacionado con la familia Dursley; lo normales que eran, cómo odiaban lo anormal que era él, cómo lo trataban, lo mal que hablaban de sus padres, cómo se burlaban de sus pesadillas sobre la muerte de Sirius y Cedric y tantas otras cosas.

Odiaban a Harry, y Harry los odiaba a ellos en la misma medida. Harry podía entender por qué lo odiaban, le tenían miedo a él y a la magia, pero no entendía que pudieran castigar a un niño inocente por algo que ni siquiera sabía que podía hacer. Desde que los padres de Harry murieron cuando él tenía 15 meses, Harry había vivido con la hermana de su madre y su marido y su pequeño hijo. Como los padres de Harry eran mágicos, podía hacer magia accidental cuando sus emociones se descontrolaban. Y como de pequeño estaba tan desatendido emocionalmente, solían descontrolarse bastante. Y cada vez, Harry nunca podía entender cómo sucedía, sólo sabía que era su culpa. Al menos, eso es lo que los Dursley le decían constantemente.

Su culpa.

Todo era su culpa.

Su rareza era su culpa. La muerte de sus padres era su culpa por esa maldita profecía. La muerte de Cedric fue su culpa. La muerte de Sirius fue su culpa. Y esa última era la que sentía como si alguien le metiera la mano en el pecho para arrancarle el corazón. Había matado a Sirius, la única persona que recordaba haberle amado, y Harry lo había matado. Sirius había intentado salvarle y había muerto por ello. Podría haber sido liberado, inocente. Si Harry no hubiera interferido en Tercer Año, Sirius y Remus podrían haber matado al traidor que llevó a Lord Voldemort hasta sus padres y podrían haber utilizado su cadáver para demostrar que Sirius había sido incriminado. Pero Harry lo había impedido, así que Sirius seguía siendo culpable.

Sirius quería dos cosas en la vida. Una era proteger a Harry y había muerto haciendo eso. La segunda era ser declarado inocente, y había muerto, por culpa de Harry, antes de que eso sucediera.

Y todo era culpa de Harry.

Dos semanas después de llegar a los Dursley, su director había escrito a su familia informándoles de la muerte de Sirius Black, y rogándoles que le dieran tiempo a Harry para llorar. La carta tuvo el efecto contrario. Durante años, Harry había utilizado la amenaza de su padrino convicto fugado para evitar que los Dursley lo castigaran con demasiada severidad. Ahora, sin embargo, Harry no tenía nada que sostener sobre sus cabezas.

Tío Vernon lanzó un fuerte rugido al terminar de leer la carta que acababa de aterrizar en medio de su desayuno. Petunia Dursley miró con rabia a su sobrino por haber traído su frikismo a su casa normal, pero siguió comiendo. Dudley, el primo de Harry, no dejó de meterse comida en la boca ni por un instante. Con el tenedor aún en movimiento, alargó la mano libre y golpeó a Harry en la cabeza, "friki", murmuró rociando la comida en la cara de Harry.