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Una semana más había pasado, estaba harto, Haniel solo hacía pequeños cortes que apenas y dejaban algunos puntos de sangre asomarse, ya no lo pintaba, solo lo veía fingir dolor y suplicarme con la mirada que lo dejase ir, por supuesto no lo haría, yo lo salvé, ¿no era lógico que debía agradecerme de alguna manera? Él también lo sabía, sabía que no me tenía satisfecho, que me aburriría, una vez intentó profundizar más un corte, pero le temblaba la mano, no pudo hacerlo y lloró, sabía que no le daría de comer, solo había sobrevivido por agua, en toda esa semana no comió más que una vez, yo no estaba dispuesto a compartir mis alimentos si él no se esforzaba.
Yo podría fácilmente tomar el cuchillo y hacer lo que quisiera, sin embargo eso no me interesaba aún, quería que él se hiciera daño frente a mí, y no sabía cómo lograrlo, ya le había dado muchos golpes, incluso uno de sus dientes aún seguía tirado en el piso, ¿cómo es posible que soporte eso y no un simple corte?
Cada que salía, su madre estaba en la Gran plaza o en la explanada gritando, pidiendo desesperadamente ayuda que nadie le daba, yo me reía cada que llegaba a mi habitación, me gustaba imaginar cuál sería su cara si viera a su hijo en ese momento; golpeado, atado, orinado, pálido, desnutrido, tal vez gritaría aterrada, eran escenas imaginarias tan espléndidas hasta que alguien tocó la puerta. Con fastidio me dirigí a abrir, pero mi hermana ya lo había hecho, alcancé a ver del otro lado a la madre de Haniel, estaba desarreglada y preguntaba impaciente por su hijo, Dennise le contestó negativamente mientras yo ahogaba una risa, la señora se fue decepcionada, cabizbaja, entonces desde la puerta le grité si había buscado en todas partes, ella afirmó.
–¿Y el bosque? ¿Ha revisado ahí también? Ya sabe, puede que la bestia lo haya capturado.– le dije seriamente, se asustó, su expresión cambió repentinamente, estaba sombría. –No se preocupe, seguro que pronto volverá a verlo, ojalá lo encuentre, suerte.– dije despidiéndola en la puerta, con una sonrisa a medio expresar, ella se fue corriendo hasta el bosque, pero no la vi entrar aún.
Por la noche, mis padres irían con la señora Frida a cenar, así que aproveché para salir a caminar al bosque, su rechazo me atraía cada vez más, fui hasta el lugar en donde dejé las cosas de Haniel, y para mi sorpresa, su madre ya estaba ahí, llorándole a su ropa, tirada en el piso, berreando como un animal, se pegaba en el pecho y repetía el nombre de su hijo entre llantos, recargado en un árbol miré todo aquél ridículo espectáculo, si así estaba por simple tela, si lo viera sería mejor de lo que imaginé, ese era el momento adecuado.
Me cubrí la cara con mi ropa y corrí hacia ella, encarrerándome para patear su cara con éxito, escuché algo tronar, pero no había sido yo, entonces estaba bien, la arrastré del cabello por callejones vacíos hasta llegar a mi calle, en donde cuidadosamente la llevé hasta mi sótano, la dejé por ahí en el suelo, frente a su hijo, los dos desmayados. La diversión estaba por comenzar.
Una vez los dos estuvieron atados y con la boca tapada, los desperté con una cubeta de agua fría, inmediatamente él intentaba soltarse, lanzándose hacia adelante, hacia ella, quien lloraba pero estaba quieta, reacción que no era lo que yo esperaba, claramente decepcionado y estresado, tomé un cuchillo de cocina que yacía en una pequeña bolsa de tela, la cual preparé el día pasado, y lo presioné ligeramente entre la garganta y la quijada de Haniel, que al moverse, logró rozar un poco en la piel, dejando una pequeña línea, dejando salir algunos puntos rojos. Esperé algún tipo de reacción espeluznante de su madre, pero ella solo miraba al frente, casi sin pestañear, como si no estuviera ahí, con una expresión extraña, ahogándose un poco por las calcetas puestas en su boca y los hip hip que soltaba de vez en cuando.
Enojado, maldije casi susurrando, solté al niño con un empujón y con pasos largos me acerqué a la mujer, cerré mis manos temblorosas en puños, la izquierda aún con el cuchillo, apreté los dientes al mismo tiempo que cerré los ojos, apuntando el techo con mi nariz.
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Gehenna
Mystery / Thriller"Derrama tu sangre en mi boca, déjame conocer tu sabor". Caín es un adolescente con dotes artísticos, pero sin un rumbo fijo o un estilo característico, esto cambia cuando se obsesiona con las obras de un asesino que habita el pueblo, es de esta man...