Pedro pt2.

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Estaba en shock, sentía sus manos sudar y sus mejillas se tornaron de un rojo sangre que la hizo soltar un par de lagrimas, metió su cucharita en el Pay metiendo un gran bocado para masticar evitando dar una respuesta rápida, si decía que no iba a ser una traición a Jessica otra mentira a Pedro. — No soy lesbiana... — dijo con la boca llena — No se si soy lesbiana.

— ¿Que tienes con esa Francesa? O con otro francés? Qué pasó en ese viaje, Sarah? — la cuestionó mirándola a los ojos sabiendo la respuesta, pero necesitaba oírla de Sarah.

— Pasaron... cosas, tú sabes. — levantó los hombros sintiendo algo apenada y mal por haberle hecho eso a Pedro, la culpa la invadía horriblemente

— Ya no quiero saber. — suplicó por su salud mental, y resopló inflando sus mejillas encontrando la manera de decirle a Sarah que quería ahora. — ¿crees que puedas firmar los papeles de la casa en cuanto antes? Y... también el divorcio. Sarah, quiero el divorcio. — dijo determinante, pero con un tono de voz suave.

Sarah sintió su labio inferior temblar pero tenía que dejar a Pedro en paz, cambiar el rumbo del destino ahora que podía. Asintió sacando la pluma de su cartera — dame los papeles.

Pedro supo que no había vuelta atrás, y le pasó todo. Ver a Sarah firmar rompía su corazón pero a la vez no podía estar sosteniendo una relación donde solo él luchaba por ambos, Sarah estaba enamorada de una mujer y aunque no lo decía le hería su orgullo, pero siempre algo le advirtió en su interior que tanto él como Sarah nunca estuvieron lo suficientemente conectados para morir juntos, solo era cuestión de tiempo. — eres valiente... — sonrió tocando su mejilla limpiando las lagrimas de Sarah cuando terminó de firmar y se inclinó sobre la mesa para darle el último beso en los labios haciéndola reír entre lágrimas. — volverás a Francia?

Sarah temblaba un poco tratando de beber vino sin verse tan torpe — Tal vez, hice una cosa horrible... como siempre, no me despedí. Me fui y le dejé una carta, estuvo mal? — mordió su labio y Pedro abrió mucho sus ojos.

— ¡por supuesto que si! Debiste despedirte, Sarah... yo, uhm. No me meto mucho pero no seas cruel con ella, hubo un tiempo entre nosotros que me volviste loco y no sabía cómo tratarte porque te cerrabas, eres mala con la comunicación a veces... no le hagas eso — suplico ladeando sus labios mirándola asentir como niña chiquita y tomó su mano — tengo a alguien yo también... una mujer.

Ahora fue Sarah quien abrió mucho los ojos y la boca soltando una risa feliz que hasta sus lágrimas se olvidaron. — ¿como es? ¿Como se llama? Cuéntame... que planean? Viven juntos? Pedro, estoy feliz por ti. Eres un buen hombre, eres tan encantador. Lamento tanto haber arruinado lo que teníamos pero esta es una nueva oportunidad, gracias por decírmelo, pero quiero saber todo.

Pedro río comenzando a contarle sobre Isabella, al inicio fue un amor tormentoso y confuso para él. Su corazón y su fidelidad pertenencia a Sarah pero se dejó llevar por todo lo que la nueva mujer le hacía sentir, si era feliz. Y era pleno.
La tarde avanzo rápido entre ellos bebiendo un poco más de la cuenta, Pedro estaba más abierto sobre lo que pasaba en su vida en los últimos meses mientras Sarah lo escuchaba con adoración, se sentía como en los viejos tiempos donde solo eran amigos y las cosas fluían con tranquilidad, hasta que el lugar cerró, ambos salieron tomados del brazos entre risas suaves hasta subirse al auto.

— no puedes manejar — aseguró Sarah riendo bastante ebria

— si puedo... — dijo Pedro buscando cómo pudo las llaves — ¿a donde vamos? Por otra botella? — propuso sonriendo

Sarah no se resistió y aceptó siendo bastante irresponsable con el simple hecho de dejar manejar a su ex esposo, ebrio. En la obscuridad de la noche mientras ella iba tocando la radio cambiando los botones para sintonizar alguna canción y cuando la encontraba se dedicaba a bailar y cantar con Pedro hasta llegar al bar, al bar favorito de ambos.

I can be that woman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora