Never enough [30 días de OTP]

Día veintiuno.

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Muerte.

“Un bailarín muere dos veces, una vez cuando deja de bailar, y esta primera muerte es la más dolorosa.”

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Yuri no se quedó más tiempo en el mismo lugar donde el mayor estaba, por el momento no deseaba estar con él por lo que simplemente ingresa al estudio colocando el pestillo para luego soltar un largo y pronunciado suspiro en un intento de calmarse pues no está dispuesto a asumir la culpa de aquella discusión porque ciertamente no la tiene.

Se recarga en la puerta y comienza a dejarse resbalar hasta tocar el suelo, una de sus manos va directo a tapar su boca, ligeras lágrimas comienzan su recorrido por las tersas mejillas, aprieta aún más su mano para evitar que algún sollozo se escape. Se obliga a llorar en silencio, hace mucho que no hacía eso y le pone sumamente mal porque siente que va de nuevo hacia atrás.

Por otra parte Yuuri se queda mirando la puerta que anteriormente fue cerrada, cree que con mirarla detenidamente obtendrá todas las respuestas, aunque no está del todo seguro de que las respuestas que le lleguen a dar serán las que él desea escuchar.

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Yuri sale al fin del estudio, sus ojos están bastante rojos e hinchados por haber llorado durante tanto tiempo, sorbe un poco la nariz en un intento de obligar a que está se destape. Está aún más cansado de lo que alguna vez llegó a sentirse, tiene que irse de ahí al menos por un tiempo.

Ni siquiera hace el intento de buscar al azabache mientras menos lo mire o deba entablar una conversación mejor para él.

Sin embargo apenas va a dirigirse a la habitación principal choca con Yuuri.

— Yura…

— No estoy para hablar contigo y tampoco quiero pelear, solo quiero ir por un poco de ropa y marcharme, quiero un tiempo fuera — Dice de la manera más tranquila que se puede permitir.

A Yuuri se le atoran las palabras en la garganta, había preparado una disculpa tan elaborada para arreglar todo pero esa respuesta había mandado está por un tubo e incluso si trata de volver hablar no puede, solo permite que el más alto pase por lo que quiere y así con una mirada incrédula lo mira marchar.

¿Todo eso estaba bien? Ninguno de los dos está seguro.

Siempre creyó que las cosas se solucionarían apenas él llorara, creyó que después de tantos años aún podría hacer ceder al rubio y ahora en el vacío departamento se da cuenta que eso no iba a pasar ya nunca más, incluso si arreglaban aquella pelea no habría modo de que todo volviera a estar siempre a su beneficio.

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Por su parte Yuri solo puede soltar un gran suspiro de cansancio, mete toda la ropa que cree que va a necesitar para el tiempo que no estará ahí.

Piensa si es necesario llevar a Potya con él, pero termina decidiendo que ella puede quedarse. Una vez que sabe que tiene todo lo necesario, sale con la maleta rumbo a la puerta principal.

Puede ver cómo Yuuri se debate entre hablarle o solo dejarlo ir, muy dentro de él espera que haga lo segundo porque realmente no está para escuchar un discurso de victimización por parte del azabache.

Abajo del edificio un taxi ya lo espera, una vez que abre la puerta sólo puede voltear a ver a quien se supone que es su novio. 

— Nos vemos.