Día cuatro.

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Primera cita.

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Decir que Yuuri estaba nervioso era poco, sería su primera cita como pareja formal del rubio y los nervios consumían de sobremanera al azabache.

— Vamos Yuuri cálmate que me estas mareando — Habló Phichit mientras hacia que el contrario se sentará.

— Pero es que Phichit ¿y si hago algo mal?, ¿Y si se enoja?, ¡Oh dios no puedo! Le llamaré para que salgamos otro día — Gritó mientras iba por su celular.

— Y ¡Un cuerno! No vas a llamarlo para cancelar su primera cita de novios, Yuuri has salido al menos unas cincuenta veces con él ¿Qué diferencia hay entre esas citas y está? — Dijo con calma el contrario para arrebatarle el celular a su mejor amigo.

— Que aquí al menos los besos ya no serán raros — contestó Yuuri inconscientemente

— ¿¡Qué!? ¿¡Ya se habían besado!? ¿Qué más han hecho Yuuri? ¡Tengo que saberlo! ¡Yuuuuri! — Chilló el moreno.

Por su parte el azabache estaba rojo de la vergüenza y solo esperaba que la tierra se lo tragará y lo escupiera a ver a donde.

Phichit hubiese seguido berreando de no ser porque el par de amigos habían escuchado el sonido de la motocicleta de Yuri estacionarse.

— Te has salvado esta vez Yuuri, pero sabes que no me detendré hasta obtener cada detalle de sus antiguas citas — Amenazó el moreno antes de que el rubio tocase el timbre.

Yuuri se apresuró a abrir y ver a su ¿novio?, seguía siendo un poco difícil para este poder asimilar aquello, si bien sabía y aceptaba su sexualidad, al menos esperaba llegar a los cuarenta con compañía de gatos pero no, ahora parecía que a sus veinte años estaría acompañado por un largo tramo por una cabellera rubia.

— Buenas tardes Phichit — Saludo con amabilidad — ¿Y bien ya nos vamos? —

— ¡Buenas tardes Yura! Tan sorpresivamente amable estás hoy — Gritó con burla.

— Vamonos Yura — Contestó con nerviosismo el azabache.

Así una vez que ambos tuviesen colocados los cascos de seguridad, se marcharon rumbo a un parque de diversiones, Yuuri no era muy aficionado a ellos pero tampoco le aburrían.

Llegaron y se subieron a todo tipo de juegos algunos sacaron a flote a la persona nerviosa y ansiosa que era Yuuri, por su parte Yura reía bastante y se burlaba de las caras que hacía el contrario.

Pronto la noche comenzó a cernirse sobre el lugar, así que dejando aquella gran estructura que giraba con lentitud, como su atracción final. La pareja fue rumbo a la rueda de la fortuna.

— Al menos esto es demasiado tranquilo — Dijo Yuuri una vez que la canasta había comenzado a subir.

— ¿Los anteriores juegos no te gustaron? — Preguntó con un deje triste, su idea era que se divirtieran los dos, pero al parecer el único divertido había sido el.

— No, digo si, no me refiero a que no me haya divertido sino que este es muy tranquilo y bonito — Se apresuró a hablar trabandosé en algunas palabras.

— Ya veo — Contestó y recargo su mentón en su mano dirigiendo su mirada a la ventana.

Yuuri por su parte se reprochaba por su torpeza, había hecho sentir mal al menor, quien ahora no le dirigía la mirada y parecía estar más concentrado en lo que sucedía afuera que lo que pasaba adentro.

Con sumo cuidado se pasó a la banca en la que se hallaba su pareja y se acerco de manera de que cuando el otro volteara sus narices chocasen.

— Yura —

— ¿Mande? — Respondió sin voltearse.

— Hay un enorme peluche de tigre en el tiro al dardo —

— ¿¡DÓNDE!? — Gritó volteando bruscamente para luego golpear de lleno con la cara del contrario.

Ambos soltaron un quejido de dolor y luego comenzaron a soltar pequeñas risas.

— Estupido Katsudon— Se quejó.

— Sí, sí, también te quiero Yura — Respondió.

Luego una vez que la atracción término se marcharon del lugar, Yuuri con cierta timidez entrelazo sus dedos con el más alto, se permitió soltar una pequeña sonrisa, misma que fue borrada dado que el rubio le había jalado de modo de que las manos entrelazadas quedaron alzadas y sus labios se juntaron en un torpe pero cariñoso beso.

Para ser su primera cita como novios había salido relativamente bien.

Never enough [30 días de OTP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora