Día once.

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Burbuja.

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La pareja se miró confundida al joven rubio que hace un par de minutos había llegado a su casa, decir que no estaban contentos de verlo sería mentir pero las facciones que tenía en el rostro los hacía preguntarse qué había pasado para que Plisetsky llegase con los ojos ligeramente rojos e hinchados y con respiración entrecortada.

Jean estuvo a punto de hacer una de sus bromas pero fue detenido por el semblante serio de Beka por lo que el canadiense supo que sobraba en el lugar, tomó su chaqueta y se marchó rumbo al bar donde el kazajo se presentaba para decir que ese día iba a tardar un poco en llegar, así que por ende a él le tocaba hacer la apertura del bar con su banda y ganar tiempo para que su novio llegara.

***

El japonés siguió contemplando la nada al menos lo hizo por unos quince minutos y luego algo en su cabeza hizo "click", decidió levantarse e ir en busca de su novio, el viaje no era largo pero al menos lo sucedido ese día le había sacado de su burbuja de miedo e ignorancia, siempre ponía excusas tontas para mantener al rubio al margen de las muestras de cariño, siempre se mantenía en un margen de torpeza y culpabilidad, incluso a veces no salía de su actitud de incomprensión, porque creía que Yura nunca había pasado por humillaciones o insultos, sin embargo estaba totalmente equivocado.

El rubio si había sufrido de aquello la única diferencia era que en vez de esconderse, decidió afrontarlo con la frente en alto y con la arrogancia hasta el cielo, entendió porque a pesar de todas sus diferencias encajaban, porque ambos complementaban aquello que les hacía falta.

Tomó el sueter calado de color azul marino, se colocó el gorro negro con orejas de gato, quitó la llaves de la barra de la cocina, se despidió de Potya y fue rumbo a la casa del mejor amigo de Yura.

***

Beka miró con cierta incredulidad a su mejor amigo y no era que estuviese del lado de Yuuri porque debió no tocar la caja y esperar a que Yura le contará aquello que aún dolía, quizás ese dolor ya no era tan fuerte como años anteriores pero aún permanecía.

— ¿Y saliste diciéndole que no querías verlo? — Preguntó.

— Si, ¿Estuvo mal? —

— Los dos estuvieron mal Yura, Yuuri por abrir aquella caja y tu por no decidirte a contarle sobre aquellos álbumes, pero bueno entiendo que aún duela aquello pero vamos ya llevan bastante tiempo juntos como para que a estas alturas de su relación se rompa únicamente por eso, ¿No lo crees? —

— Supongo que sí — Respondió mientras miraba el chocolate caliente que Beka le había dado.

— Vamos arreglen esto, yo debo irme porque Jean está haciendo la apertura con la banda y debo llegar — Le dijo no sin antes depositarle una leve caricia en los cabellos rubios. — Van a estar bien, esto es solo un bache — Finalizó para luego dirigirse a la puerta y encontrarse con un azabache con respiración alterada.

— ¡Beka! — Dijo tratando de regular su respiración.

El mencionado solo le sonrió y se hizo a un lado dejándole entrar, se despidió con un leve movimiento de mano y no sin antes decirle "Arreglen sus asuntos pero sin destruir la casa por favor, Jean y yo no queremos hacer limpieza sino hasta el siguiente mes"

El japonés soltó una risa por el comentario y se adentro al lugar, en el sillón de tres plazas se hallaba el rubio acostado envuelto en una cobija de color gris, sonrió levemente para la edad que tenía sus acciones eran como las de un niño que había hecho berrinche.

— Yura — Lo llamo quedito.

— Cerdo —

— Lo siento, debí de no tocar la caja y preguntarte — Dijo acariciando las hebras rubias que salían de la cobija.

El contrario no respondió.

— También perdóname por encerrarme en mi burbuja de incomprendido, no estuvo bien que me halla siempre quejado con el "no entiendes", "a ti nunca te ha pasado, así que no sabes", cuando la realidad es otra —

Yura se asomó y volteó a ver al azabache, lo escudriño con la mirada y luego se deshizo de la cobija para encararlo.

— Bueno al menos con eso vas a dejar de ser un cerdo llorón y arrogante, porque en realidad era demasiado chocante que estuvieses en tu papel incomprendido haciendo drama de que no había nadie que hubiese sufrido tanto como tú —

Contestó sin ninguna pizca de amabilidad.

Sin más ambos se sentaron y con la calma que pudo reunir Yurio comenzó relatarle todo lo malo y la razón de la existencia de esos álbumes, por otra parte Yuuri escuchó con atención y abrazó al contrario cuando el dolor de recordar le abrumó.*

Al menos con aquella plática habían superado otro bache en su relación. Con ello Yuuri dejó su burbuja de incomprensión y apatía para con el dolor del rubio, por su lado este al menos por fin se había quitado un peso de encima.

Sin más después de dos horas de hablar, se retiraron de la casa de los azabaches, no sin antes dejar en el brazo del sillón la cobija doblada, la taza lavada y guardada en la alacena. 


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¡Hola! Autora-chan ¡Al habla!

  *Que no se note que olvide cual era el contenido de los dichosos álbumes y que también olvide la historia.    

Me atrasé muchísimo, desde ya mil disculpas, pero no tuve mucha inspiración y realmente no sabía como continuarlo.

¡Muchas gracias por sus lecturas, votos y por agregar esta obra a sus listas de lectura!

¡Nos vemos pronto!

Plus Ultra!

Never enough [30 días de OTP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora