Día ocho.

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De compras.

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Caminaban con suma calma hacia la pequeña plaza comercial que se hallaba al menos a unos veinte minutos del departamento.

Solo por esta ocasión no iban platicando, esta vez iban tomados de las manos y cada uno llevaba un audífono, a petición de Yuuri que había decidido ponerle una canción que desde hace un par de días llevaba tarareando.

Las miradas lanzadas e incluso comentarios fueron ignorados olímpicamente por el rubio, sin embargo el azabache con cada paso deseaba quitarse el audífono y soltar la mano de su novio, cosa que no paso dado que al tercer intento que este quiso hacer fue detenido por un poco furioso rubio.

— Lo que digan o como nos miren la demás gente no te debe de importar ¿De acuerdo Yuuri? Vienes conmigo y como tal debes solo concentrarte en mi — Habló autoritario el rubio.

— Sí, lo siento — Contestó.

Yuuri sabía que detrás del enojo de su novio se hallaba la preocupación, para el rubio ese tipo de situaciones no le eran nuevas y el azabache lo sabía bastante bien, así que solo le quedaba confiar en él.

Una vez que llegaron a la pequeña plaza guardaron el ¡Pod junto con los audífonos, no tardaron en adentrarse a la tienda que frecuentaba el rubio dado que era la única tienda que vendía cosas buena y fabulosas (según el criterio del rubio) de animal print.

Al menos ahí se quedaron unas dos horas y media, una vez que Yuri estuvo satisfecho con la ropa comprada fueron a la tienda favorita del azabache, que para gusto de Yuri le era aburrida pero no lo diría en voz alta o desencadenaría una disputa con su novio, así que mejor dejarlo así.

Ahí tan solo tardaron una hora, Yuuri era mucho más rápido para decidir que ropa llevarse, al final terminaron por hacer una para a la tienda de mascotas a pasar por el alimento de Potya. Luego se marcharon a la sección de comida rápida para pedir una pizza y pelear como niños sobre quién debía quedarse con la última rebanada.

Así después de una inminente derrota por parte de Yuuri se marcharon de la plaza, volvieron a su pequeña costumbre de tener en una mano todas las bolsas de sus compras y con la mano libre ir enlazada con la contraria, con una platica de por medio llegaron al viejo departamento de Yuuri.

Al dar vuelta el azabache apretó la mano de su novio esperando lo peor, pero en las paredes del pasillo e incluso en la puerta del departamento no había nada, tan solo una nota de Phichit diciendo que había pasado por las últimas cajas que contenían sus pertenencias.

Yuri tan solo beso la frente del más bajo y le susurró:

— Vamos a estar bien aquí Yuuri —

Y acto seguido entraron al departamento. 

Never enough [30 días de OTP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora