Día catorce.

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Luz.

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El día ya había comenzado sin embargo por la pequeña abertura que se encontraba en las cortinas se podía visualizar el asfalto siendo mojado por la continua lluvia de ayer por la noche.

Yurio miró con somnolencia aquella pequeña escena, el sol se encontraba escondido entre tanta nube y no se veía que la lluvia se fuera a detener o que el astro rey saliera de entre esos borrones grises. Decide volver a cerrar sus ojos no sin antes abrazar a Yuuri quien suelta un ligero sonido y se acomoda en sus brazos.

Potya por su parte está en la marquesina mirando sin realmente poner atención, su cola se mueve con suavidad y pestañea con una calma como solo un gato despreocupado puede hacer.

El celular suena por cuarta vez, la última alarma que suena, sin embargo ninguno de los Yuris la escucha sólo Potya la escucha y ha decidido bajar de su lugar de descanso para dirigirse a la recámara, de pronto le ha entrado el hambre y quiere que le alimenten, así entre el irritante sonido de la alarma y los maullidos de la gatita Yurio despierta con cara de pocos amigos.

— Ya Potya callate, ya te escuche, deja de maullar — Gruñe para apagar la alarma y votar por ahí el celular.

La minina sigue muy de cerca a su dueño mientras le maúlla, una vez en el comedor el rubio se dedica a tomar el plato de esta y llenarlo con una lata de salmón con sepa cuantas cosas más que son nutritivas y que le encantan a su mascota. Una vez colocado baja a poner el platito mismo que Potya no tarda en ir a comer con calma.

— No puedo creer que haya olvidado quitar la alarma, pude seguir durmiendo el día lo amerita — Se vuelve a quejar y decide prepararse un café, en lo que espera a que el agua se caliente camina hacia la recámara para ver si su cansado novio ha despertado o el si podrá dormir hasta la una de la tarde.

Afortunadamente o desafortunadamente Yuuri ya está despierto y se encuentra abrazando la almohada que Yurio ocupa, acostado de lado le mira con los ojos aún nublados por el sueño, es obvio que no se levantará, ayer cuando regresaron del evento de Mila, Yurio le cumplió y el traje término regado por todo el departamento y se entretuvo bastante haciéndole el amor al japonés.

— Hola Yura — Dice con voz pastosa y soltando un bostezo.

— Cerdo —

— ¿Me traerás el desayuno a la cama? — Pregunta.

— ¿Y yo porqué? — Alega.

— Bueno si alguien no me hubiese hecho ocho veces el amor podría levantarme — Contesta con sarcasmo.

— Ups lo olvidaba, el agua del café — Se excusa y va.

Al final Yuuri obtiene su desayuno en la cama, mientras come lo hecho por el contrario, este se halla en un viaje astral mirando la lluvia, que antes era débil, ganar más fuerza.

Al estar tan nublado las luces del cuarto se hayan encendidas, Potya esta a un costado del japonés, un ambiente tan ameno que ya casi no disfrutaban por los entrenamientos de Yurio y por el constante trabajo de Yuuri.

Así pues el rubio toma la mano del más bajo y deposita un beso en los nudillos, luego lleva sus labios a la frente de Yuuri y justo cuando iba a depositar el beso, la luz de un gran trueno hace que el suministro de energía del edificio se vaya y solo quede una ligera oscuridad.

Cabe decir que la luz no regresó sino hasta cuatro horas después donde ellos disfrutaron de horas más de sueño.

Never enough [30 días de OTP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora