CAPITULO 5

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Al llegar a mi casa después de este día tan agotador, mi único y mayor deseo era dormir, dormir y dormir. Es por eso que me dirigí directamente a las escaleras hasta subir directo a mi habitación. Me eché sobre mi hermosa cama, me cubrí con la cobija de lana para después, cerrar los ojos.

No tarde mucho en quedarme dormida.

Tampoco Grayson tardó mucho en aparecer en mis sueños...

— ¿Meredith? —La voz de mi madre interrumpió bruscamente dentro de mi cabeza –Siento despertarte. Sé que estas cansada, pero tenemos un compromiso de último momento con tu padre.

Mi visión borrosa tardó unos cuantos segundos en adaptarse a la nueva luz de la habitación.

Ugh, esto no era parte del plan.

— ¿un qué? —mi voz prácticamente sonaba tan ronca como la de un hombre de cuarenta años.

—El jefe de tu padre nos ha invitado a su casa a comer –me explicó con expresión de disculpa – solo iremos un rato. Tenemos que estar ahí para él, Meredith. Es importante que lo apoyemos en esto.

Asentí mientras arreglaba un poco mi cabello. Estaba hecho un desastre, sinceramente.

—sí, claro. Tienes razón —murmuré mientras me incorporaba—.Solo...necesito arreglarme un poco. ¿Podrían esperarme unos diez minutos?

—Claro —accedió antes de dirigirse hacia la puerta. Se detuvo segundos antes de salir para decir —: viste apropiado, ¿quieres? Un vestido no estaría mal.

Puse los ojos en blanco antes de bostezar descaradamente —: Lo que digas mamá—murmure haciendo a un lado las ganas de volver a echarme a dormir.

Ya que no tenía mucho tiempo, me decidí rápidamente por un vestido azul marino con encaje en la falda. Me gustaba mucho ese vestido. Después de haber terminado de maquillarme me maldije de nuevo por no haber dormido más tiempo; tenía las ojeras muy marcadas.

En fin, hice lo que pude.

— ¿Meredith? —Ese era papá gritando desde la planta baja — ¿piensas quedarte ahí todo el día? ¡Tenemos que irnos ya, nos están esperando!

— ¡bajando!

***

Ni si quiera había puesto un pie en la mansión y ya estaba completamente intimidada. Era sin duda, la casa más grande de todo el lugar, además de ser muy bonita. La fachada era de un color beige suave, con ventanas altas y escaleras para llegar hacia la puerta principal. El jardín, minuciosamente cuidado y decorado con diversas flores y arbustos pequeños. Podía visualizar la alberca desde mi posición gracias a las vallas del patio trasero. Todo era tan... elegante.

Avanzamos por la entrada hasta subir las escaleras sin decir ni una sola palabra. Justo cuando estábamos en frente de la puerta, papá aclaró su garganta antes de oprimir el timbre.

—Papá, ¿no crees que debimos haber traído una botella de vino? —murmuré para que solo él pudiese oírme.

Rodeó mis hombros con su brazo e instaló un beso en mi cabeza. Era algo que siempre hacia cuando era pequeña.

—No te preocupes, estoy seguro que este pastel de zanahoria les va a encantar. Además, ¿Cuántas botellas de vino no deben de tener por ahí guardadas? Llenas de polvo y olvidadas. Confía en mí, cariño. Esto es mucho mejor.

Sonreí y bese su mejilla. Por supuesto que les va a fascinar, no había persona en el mundo que no lo hiciese. Respiré hondo para después soltarlo lentamente; estaba muy tensa y no tenía idea del porqué.

SIEMPRE FUISTE TÚ / GRAYSON DOLANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora