CAPITULO 31

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Lo que sucedió fue que el director llegó a la conclusión de que Andrea había sido la causante de todo. Grayson, Ethan y Rebeca interrumpieron en medio de la junta para objetar algo que ya estábamos solucionando. No sabía si ruborizarme o sentirme orgullosa por tener a estas personas conmigo.

Los padres de Andrea se vieron amables y accesibles todo el tiempo. Supongo que sabían la clase de hija que tenían.

O tal vez... estaban fingiendo.

Quién sabe, no me rompería la cabeza intentando descifrar algo que podría llevarme toda una vida.

Sin embargo, como yo también participe en el desastre del baño, mi castigo seria quedarme una hora en detención después de la hora de salida.

Podía lidiar con eso.

Andrea y a sus secuaces, por otra parte, limpiaran la cafetería y se quedaran en detención conmigo.

Ya sabrán ustedes a quien le fue peor.

Después de que pasara todo un mes, me di cuenta que Andrea estaba actuando muy... extraña. Con extraña me refiero a que hasta sus miraditas asesinas habían desaparecido. No era normal en ella comportarse tan serena y hasta indiferente. Me resultaba sumamente sospechoso y sinceramente no terminaba por tragarme su cuentito, no obstante, estaba más tranquila al no tener que soportar su bipolaridad.

− ¡espera, Gray, espera! -rogué con un hilo de voz - ¡no, así no!

−Stewart, ¿podrías dejar de lloriquear? -apretó el agarre de nuestras manos -es muy sencillo, te lo prometo. Debes dejar de actuar insegura, puedes lastimarte...

Las patinetas y yo definitivamente no nos llevábamos bien.

− ¡no me sueltes, Grayson, te lo advierto!

−tranquila, no voy a soltarte -beso mis labios -ahora, haz lo que te dije que hicieras. Intenta mantener el equilibrio y avanza un poco para que tengas más seguridad.

− ¿bromeas? Estoy segura que me romperé la cabeza o algo por el estilo. ¡No nací para estas cosas!

−mi chica va a saber cómo usar una patineta o me dejo de llamar Bailey.

− ¡Grayson! -gruñí al sentir como comenzaba a deshacer nuestro agarre. − ¿Qué haces? ¡No se te ocurra soltarme!

−debes hacerlo tú sola, lo sabes -advirtió completamente divertido -estaré justo atrás de ti, no te pasará nada. Solo haz lo que te dije y aprenderás de inmediato.

Demonios.

Odiaba las patinetas y los patines y todo lo que tenga ruedas sin frenos. Cuando era pequeña me había dado un fuerte golpe en la nuca por culpa de mi hermano, el cual, también intentaba hacerme aprender a usar una patineta del infierno.

Las manos de Grayson se deslizaron lejos de las mías para colocarse cerca de mi cintura, solo por si había necesitad de sostenerme.

De acuerdo, creo que debía hacerlo.

Intentar, al menos.

−obtén un poco de vuelo, como te dije -ordenó. -con tu pierna izquierda, muy bien, lo haces bien.

¡Joder, creo que lo estoy haciendo!

Mi sonrisa comenzó a expandirse mientras sentía como el aire golpeaba contra mis mejillas.

Vaya... esto no era tan malo después de todo.

−vas muy bien, nena -me animó. -ahora que vas perdiendo velocidad, vuelve a empujarte con tu pierna. Cuidado con la piedra, ¿sabes irte hacia a un lado? Si, justo así.

SIEMPRE FUISTE TÚ / GRAYSON DOLANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora