El mundo está en llamas.
Con su mano extendida, trato de alcanzar aquella lejana silueta que se vislumbra, la luz se mecía armoniosamente a su alrededor, se sentía cálida y nostálgica, como aquella voz a la lejanía que exclamaba las mentiras más hermosas.
Unas manos frías hacen contacto con su cálida piel, y con el movimiento de su cuerpo meciéndose de un lado a otro, sus ojos se abren de golpe, el calor toca su rostro como un huracán.
Su mirada se pasea velozmente por el rostro de la persona frente a ella, los hermosos ojos de Goro se cruzan con los suyos, el sudor en la frente del chico, su cabello despeinado y las cenizas en su rostro le advierten de lo sucedido, provocando que se levante de inmediato.-Mientras dormíamos alguien robo el alcohol y los cerillos de la maleta, y prendió fuego a todo - explico Goro, aún sosteniendo con firmeza el brazo de la chica.
Licia se quedó en silencio, sin ser capaz siquiera de gesticular palabra, con un nudo en su garganta y la mente en aquel sueño, en esa lejana silueta que la tiene en duda, dejo que Goro corriera desorientado por todos lados mientras la jalaba del brazo haciéndole caminar a cuestas.
No importaba el camino que tomaran el fuego les acorralaba sin compasión.
-¡Cosme!- grito Goro con esperanzas de que el muchacho escuchará desde algún lugar.
-¡Viejo!- grito con más fuerza.
Licia sentía como sí estuviera apunto de desmayarse por el humo o tal vez por el calor, pero nada de ello le importaba porque en aquel preciso momento la silueta aquella estaba frente a ella, la observaba con sus ojos completamente blancos que rogaban, algo que Licia no podía comprender.
-Goro - llamo su atención, para que el se fijará también en la silueta que tenían en frente.
Pero Goro frunció el ceño -¿ Qué miras Licia? No hay nada ahí.
Licia forcejeo tratando de ir con esa silueta que caminaba entre las llamas, sin embargo Goro no se lo permitió, continuaba gritando por ayuda mientras luchaba con Licia para que se mantuviera quieta, para su fortuna unas manos lo sostuvieron de pronto, sin decir ni una sola palabra los obligó a caminar.
-¿Leinali? - pregunto Goro confundido mirando su silueta que se volvía borrosa por el humo.
-Soy viejo, estoy usando la forma de Leinali - explico -. El incendio no fue hace tanto de hecho - contaba mientras con una de sus manos libres apagaba el fuego con tan solo un movimiento que expulsaba un gran chorro de agua que le permitía abrirse paso.
-No sé quién pudo hacer esto - suspiraba María -. Pero el fuego es imparable, sin duda es mágico uno muy difícil de extinguir y que se propaga como una gran plaga.
- ¿Dónde están los demás?- pregunto Goro.
-Cosme y Leinali están en una zona segura, sin embargo los demás mocosos no he tenido la suerte de hallarlos.
Licia se limita a observar sin siquiera pensar demasiado en la situación, siente su propia respiración acelerarse tratando de buscar algo de aire limpio, de pronto es consiente de la mano tan cálida de Goro apretando la suya, es como si está tratara de tranquilizarla, aunque esté temblando ligeramente. Licia finalmente despertó, gracias a ese leve temblor, "¿ Goro, también siente miedo?" llegó a su mente sin más, mientras la observaba sostenerla con firmeza.María los guío hasta que llegaron fuera del incendio, dónde les esperaban Leinali y Cosme, ambos tan preocupados que parecían apunto de llorar.
-Licia, Goro - vocifero Leinali acercándose con cuidado a ellos -¿ Están bien?
Cosme camino hacia ellos con lágrimas en sus ojos.
-Debes dejar de llorar - Goro aclaro la garganta.
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La profecía de los doce
FantasyDoce jóvenes aparentemente normales en un mundo distópico descubren que son los protagonistas de una antigua profecía y que su destino ha sido trazado durante siglos. Los Doce ahora deben superar los obstáculos que les pone el destino y liberar a su...