35-Carmesí

69 5 0
                                    

Eriko observaba desde la ventana como el verano se había envuelto en un recuerdo, y una vez más el otoño daba inicio, la suave mezcla del aire le acompaño con la nostalgia del ayer, los colores que predominaban en la estación acompañaban la melancolía de su semblante.

- Eriko - murmuro Licia, tocando suavemente su hombro.

- Lloverá hoy también, así que deberías llevar tu paraguas, Licia - le respondió anticipando sus palabras.

- ¿No quieres acompañarnos? - le cuestionó.

- En su propaganda sobre los doce - apoyo su cabeza sobre el escritorio -. Ustedes pueden dar la cara al público, yo no soy lo suficientemente elocuente.

- Estamos reclutando a muchas personas, todas ellas desean ayudarnos en la batalla final, - exclamó la jovencita con entusiasmo.

- Incluso si quisiera, tengo muchas cosas que hacer - murmuro Eriko levantándose.

- ¿Crear venenos?

- No solo hago venenos, produzco antídotos- suspiró caminando hasta el espejo.

- A mi parecer, todo eso es bastante tétrico, la forma que has elegido para pelear - Licia levanto la mirada caminando hasta la puerta -. Aun así, no puedes esquivar tus tareas como miembro de la guardia civil, te toca hacer guardia en Teruel.

Eriko desordeno su cabello.

- No trates de darme trabajo extra, mi responsabilidad está con el equipo de purificación.

- Sí, sí, no te olvides de ir a hacer guardia mañana - le saco la lengua y desapareció tras la puerta.

Eriko se dejó caer en su cama una vez más, terminando por cerrar los ojos y quedar completamente dormida

Toc, Toc

- ¡Estoy dormida! - se levantó sobresaltada y con algo de sudor recorriendo su rostro.

- Eriko, soy yo - se escuchó tras la puerta.

- Sí ... Tú, Percey - murmuro tocando su rostro empapado -. Pasa.

El chico abrió la puerta algo temeroso, decidió quedarse lo suficientemente cerca de la puerta, evitando el mal genio de la pelinegra al ser interrumpida de su sueño.

- Es que, ya son las cuatro, debemos salir ahora.

La chica lo miro unos segundos hasta que se percató del significado de sus palabras.

- ¡¿Por qué no me despertaste antes!?

Mientras la joven se colocaba las botas y agarraba su mochila, Percey trataba de justificarse con nerviosismo.

- Creo que es correcto que descanses más - murmuro para sí mismo -. Últimamente, no duermes lo suficiente.

- No balbucees, debes decirme las cosas claras - exclamó completamente lista -. Cosme nos espera, así que deberíamos irnos.

- Solo pienso, que deberías descansar más - Percey trato de decirlo directamente, con suficiente vergüenza como para mantener la cabeza baja.

- ¡Y tú deberías tener más confianza! No podemos tenerlo todo, además amor dormir, ¿por qué piensas que no descanso lo suficiente?

El chico se mantuvo en silencio, hasta que no soporto más.

- ¿Por qué te esfuerzas tanto en eso?

- ¿Eso?

- Ese veneno «perfecto»

- Podría acabar con el rey de los malignos, ¡todos están esforzándose!

- Lo quieres hacer agonizar, porque es lo que ...

La profecía de los doceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora