Capítulo 24

612 34 2
                                    

Narra Ted

Hoy es el gran día. La boda de mi hermana e Ian. Conduzco por la ciudad en busca de Paula, que se está preparando en el hotel. Mi cabezona. Mi madre, mi hermana y ella fueron a la peluquería a primera hora juntas, pero después Paula no quiso acabar de vestirse en casa. Según mi madre, porque ya tenía todo allí.

 Aparco en la entrada del hotel y entro a recepción. Soy el centro de todas las miradas y lo comprendo. No es normal estar vestido con un traje y corbata a estas horas. Varios hombres clavan su mirada en mi dirección y abren la boca sorprendidos. Señalan y hablan entre ellos mientras hacen gestos poco agradables con sus manos. ¿Pero qué...? Siento unos brazos alrededor de mi cuello, que interrumpen mis pensamientos.

 Ahora lo entiendo todo. Degenerados.

—Estás preciosa.

 Le doy una vuelta completa y la miro mientras ríe feliz.

—Preciosa. —Beso. —Preciosa. —Beso. —Pre...

— ¡Teddy! —Me reprende y se vuelve a reír.

 Luce tan bien con ese vestido azul de espalda desnuda. Tiene el pelo recogido y mis pensamientos van hasta esta noche. Quiero soltarle el pelo y quitarle ese vestido. Pongo mi mano en su espalda  y la acaricio. Comenzamos a caminar hacia la puerta cuando me detengo en seco, haciendo que Paula se pare bruscamente.

—Tengo que hacer una cosa antes de irnos.

 Me giro y clavo la vista en los hombres de antes.

— ¿Cómo se siente uno al saber que la chica de vuestros calentones ya está cogida? —Preguntó lo suficientemente alto para que me escuchen.

 No espero a la respuesta y salgo del hotel con Paula dirección al coche.

— ¿Cómo voy a mirar ahora a la gente del hotel? —Intenta hacerse la seria pero no lo consigue.

—Protejo a mi chica como un buen novio.

—Anda... Arranca caballero

  Montamos en el coche y conduzco hasta mi casa. Sus piernas desnudas me provocan y ella no hace nada, solo ríe. Mi mano se escapa del volante para posarse en una de ellas. La acaricio de abajo arriba hasta que ella me para.

—No sigas subiendo o tendremos un problema.

 Sonrío lascivo y continúo subiendo.

—Me gustan los problemas.

Coge mi mano y la coloca sobre la palanca de cambio.

—Ahí está mejor.

—Sabes que no.

  Llegamos a casa y nada está como antes de irme. Parece que el circo ha llegado a la ciudad. Todo revuelto.

—Paula, ¿eres tú? —Escuchamos gritar a mi hermana desde el piso de arriba.

 Le contesta con un rápido sí y sube a donde está ella, dejándome solo. Voy al salón a hacer tiempo y me encuentro a mi padre sentando en el sofá. Me siento a su lado y me pongo a ver la televisión con él. Cuestión de que pase el tiempo. Noto como tiembla pero no me mira.

— ¿Estás nervioso? —Sé que sí

— ¿Tú no lo estás? Nuestra niña está a un par de horas de crecer.

—Papá. —Acaricio su brazo intentando calmarlo.

 Me mira por fin a la cara y se ríe. No lo entiendo.

—Quítate el carmín de la cara o no podré tomarte en serio.

 Saco el móvil del bolsillo y miro mi cara. ¡Normal que no me tome en serio! Tengo los labios rojos lleno del pintalabios de Paula. Mi padre me tiende un pañuelo mientras se sigue riendo de mí.

Solo compañerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora