Capítulo 2

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Narra Ted

 Levantarse no es nada fácil, y mucho menos si es para volver a dar clase. Mi humor hoy no es especialmente bueno pero supongo que como siempre, acabaran haciendome sonreír de cualquier forma. Para mí ser profesor es una tarea fácil, explicar un poco, poner ejercicios y algún examen, nada complicado. Pienso en aquella chica, Paula, y en las ganas que se me quedaron ayer por culpa de su amiga supongo. Pero la verdad es que esto no va a quedar así, volveré a verla y esta vez no se escapara de ninguna forma posible. Me doy una ducha rápida y desayuno, listo para empezar. Monto en el coche y salgo rápido hacia el instituto, ya que llego tarde como de costumbre, la puntualidad no suele ser lo mío.

—Ey tío —Escucho una voz detrás de mí y me giro. Allí está Álex, mi mejor amigo y también compañero.—Deberías taparte eso, los alumnos no deberían saber qué haces por las noches.

—¿Qué dices? —Le pregunto y me señala el cuello. Me miro en el espejo del coche y genial, un chupetón, nótese la ironía.

—Va no te preocupes, es pequeño, si no mueves mucho el cuello no se va a ver.

 El timbre suena y salimos corriendo hacia la sala de profesores, no es bueno dar mala impresión al director el primer día, lo digo por experiencia. Una vez es suficiente. Llegamos y nos explican que tenemos una nueva compañera ya que Sara está en un punto de su embarazo en el que ya no puede dar clase. Salimos del aula y vamos a nuestras respectivas clases.

—Buenos días —Saludo a clase y todos responden. Hasta parecen educados y todo. Saco la lista de nombres y empiezo a pasar lista, intentando no mover bruscamente el cuello.

—¿Conoces a la nueva profesora? —Pregunta una voz de la nada, pero aun así reconocible por todos —¿Está buena? —Continúa hablando Rubén, el típico "gamberro" de todas las clases.

—No, no la conozco. —Respondo sin ganas.

—¡Mirad a la nueva! —Exclama uno de los chicos mirando hacia la ventana y rápidamente todos van a verla, incluido yo.

—Pues sí que está buena —Afirma Rubén.

Observo su cara desde la ventana y a pesar de la distancia me resulta conocida su cara, como si ya la hubiera visto en otra ocasión.

—Todos a su sitio —Digo y a regañadientes se sientan —Cuando la nueva entre por esa puerta quiero que estén presentables, es decir, nada de bromas de mal gusto hacia ella. ¿Han entendido? –Asienten con la cabeza.

  Pasan los minutos y todavía no llegan, todos están hablando de lo que quieren sin levantar demasiado la voz, con la condición de que cuando venga el director estén presentables en su sitio y mirando el libro. Lo sé, una tontería para el primer día pero a él no le gusta que sus profesores pierdan el tiempo, salvo en casos de extrema necesidad. Llaman a la puerta y todos hacen lo que debían, mientras esta se abre lentamente. Me levanto de la silla y me acerco.

—Buenos días alumnos —Saluda el director y todos responden.

 Se acerca a mí y hace pasar a la nueva profesora. No puede ser, ella no, pienso para mí mismo. "¿A qué ya no te arrepientes de no habértela tirado en ese pub?" Me dice mi subconsciente. Me acerco a saludarla y le doy dos besos.

—Siento haberte dejado esa marca —Susurra en mi oído.

Nos separamos y él director continúa hablando.

—Quiero presentarles a la nueva profesora de literatura. Será la sustituta de Sara. Su nombre es Pa...

—Paula —Digo en voz alta arrepintiéndome a cada instante siguiente mientras mis alumnos me miran —Y no, no la conocía hasta que la vi entrar —Digo respondiendo a lo que probablemente estén pensando de mí.

—Sí —responde abrumado —¿De qué se conocen? —Pregunta como si nada.

—Casualidades de la vida —Dice Paula manteniendo su mirada con la de él.

  El director asiente y continúa hablando sobre ella para ponernos a todos en situación. La verdad es que sigo en shock, no me esperaba que fuera ella la nueva. Pero lo peor es que sigue provocando el mismo efecto en mí que ayer, cuando no sabía que iba a ser mi nueva compañera. Aunque ahora que lo pienso, ella no se ha sorprendido al verme, no sé por qué. Mucho tiempo después se van del aula y con ellos suena el timbre que da la salida a un pequeño descanso, en donde aprovecharé para hablar con ella, no quiero que confunda nada de lo relacionado con ayer. Camino hacia la sala de profesores y allí me la encuentro, sola, sin que nadie nos moleste.

—Hola —Susurro en su oído de la misma forma que la primera vez.

—¿Siempre vas a saludar así? —Responde en tono seco.

—Sé que esto no es grato pero tampoco es para que me trates así, las cosas y los momentos se pueden olvidar, es más, se deben de olvidar.

—Exacto —Responde, aunque esta vez más suave —De haber sabido que ibas a ser un compañero no habría pasado nada.

—Lo sé, yo no habría dejado que pasara nada. ¿Sabes? Tengo una ética y tú casi la rompes ayer.

—Lo mismo se podría decir —Pasa por mi lado y me acaricia el cuello —Tendría que habértelo marcado más.

Quito su mano rápidamente de mi cuello, no debo perder el control, no con ella.

—¿Nervioso? —Pregunta aguantándome la mirada.

—Para nada —Sé lo que intenta pero no voy a caer. Me lo he prometido a mí mismo, aunque si quiere jugar, jugaremos. –Sé lo que debo hacer y no es precisamente esto.

—Lo sé, pero también sé que llegará un punto en el que no aguantarás más.

—Yo creo que será al revés y entonces verás que no lograrás nada —Vuelve a mirarme fijamente a los ojos.

—¿Te atreves a jugar? —Pregunto aguantando su mirada.

—Juguemos.

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¡Hola! Muchas gracias a todas esas personas que han leído esta novela y a las que han dejado un comentario y/ o voto. Os agradecería también que cada una de esas personas ya nombradas recomendara esta historia a más personas. Me ayudaría mucho a seguir. ¡Gracias de nuevo!

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