IV

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INFERNO
Capítulo 7

En la habitación en penumbra, donde la luz de las velas pasa por debajo de la vieja puerta de madera, Risoku, la pobre joven de ojos verdes se encuentra encerrada, sentada al borde de la cama, llorando mientras sus manos cubren su rostro. No saber cómo resolver la situación realmente le parece tan complicado, incluso muy difícil escapar de la realidad que sufre.

—Permiso —el sonido de la puerta tocando, acompañado de la voz del chico semiarraigado, hace que Risoku reaccione y se seque las lágrimas de los ojos con sus manos y antebrazos apresuradamente.

—Adelante —asintió mientras recupera su perfil de persona tranquila.

El largo crujido de la madera hace eco en la habitación cuando el chico abre lentamente la puerta. A través de la oscuridad, distinguió la espalda de la humana sentada en la cama. Él no necesita leerle la mente (a pesar de que tiene consciencia de que le ha puesto un hechizo antitelepático) para saber que no quiere mirarlo a los ojos.

—¿Qué se le ofrece? —Risoku preguntó.

—Um... ¿hablar? —respondió Kodoku.

—¿Era una pregunta o una respuesta? —ella inquirió, mirándolo por encima del hombro y con una ceja arqueada.

—No importa. ¿Tienes otra pregunta que hacerme?

—¿Qué quieres? No creo que estás aquí para hablar, es obvio que no te agrado —Risoku dejó de mirarlo y se hizo un ovillo.

—Yuki me obligó a charlar contigo. Quiere que me disculpe por lo que te dije. Aunque claro, si no me disculpo no me dejará cenar en paz.

—Tú solo piensas en la cena. Por eso viniste aquí, ¿verdad?

—¿Qué? ¿Lo que te dije antes te dolió solo porque es verdad?

—¡Sí! —exclamó Risoku y se vuelve hacia él, con una mirada exasperada. Kodoku se lleva la sorpresa por su reacción tan repentina, aunque era de esperarse —¡¿Qué?! ¡¿Crees que es fácil soportar el dolor toda la vida?! Solo traté de seguir adelante, tener una vida feliz. No es mi culpa que las personas sean como son, ¿y por eso tienes que hablarme tan cruel conmigo, igual que los demás solo por ser humana?

—Soy un demonio, humana. ¿Qué esperabas de mí? —Dijo con voz cínica —Solo porque decidí ayudarte, ¿crees que mereces que yo te trate bien, con respecto?

—Al menos ten un poco de cortesía, ¿sabes? Lo... Lo crees o no, los humanos tenemos algo tan especial que ningún ser no tiene: el corazón y el alma. Nos permite sentir y apreciar la vida por corta que sea. Verás, cada momento es algo único... De verdad, la vida es bella si la ves desde otra perspectiva, ¿no la ves tú también?

—No, lo único que aprendí de niño sobre los humanos fue que ellos pueden derramar sangre en nombre del señor, por justicia, por venganza o simplemente por rabia psicótica. Eso es un hecho.

—¿Pero entonces, por qué los demonios hacen lo que hacen? No tuvimos la culpa en primer lugar. Se manifestaron desde el principio y nos masacran a todos, seamos inocentes o no.

—Estás equivocada —respondió Kodoku con seriedad. Luego se levanta de la cama y se para frente a la niña de ojos verdes —Si tenían algo que ver, especialmente conmigo.

—Co... ¿Cómo qué? —Risoku se pone nerviosa, ya que no puede negar que la actitud del chico es intimidante.

—Todo culpan al diablo. ¡Ja! Son completas patrañas. La humanidad, la especie que se creía superior, antes de que existieran los demonios, ¿qué hacían? ¿Se amaban unos a otros? No. Vivieron en peleas generación tras generación. ¿A eso lo llaman paz? Su "paz" es guerra. Miren cómo dejaron al mundo y sus consecuencias: pobreza extrema, hambre y muerte. Solo les digo que ustedes son el resultado de este mundo podrido por su culpa.

KODOKU: The First #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora