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Al pasar la revisión de boletos del zoológico, tomaron un mapa que se ubicaba a un lado, viendo lo grande que era este. Lo primero a lo que decidieron ir fue al área del acuario encontrándose con muchísimos animales y que por suerte una señorita estaba dando explicación de estos animales.
—Hola chicos soy Sakura y les contaré un poco de la historia de estos animales. El recorrido durará alrededor de veinte minutos y terminaremos aquí mismo—caminó hacia los diferentes espacios.
—Tía, podemos seguir a la señorita.
—Claro, de mientras yo estaré sentada por aquel lado—señaló el área de descanso que se encontraba cerca de ahí.
—Gracias tía, vámonos Tsukki—tomó la mano del mayor y lo acerco a la guía.
—Aqui podemos apreciar a algunos pingüinos, ellos habían tenido una vida un poco trágica, debido a que ellos fueron rescatados de unas personas que no contaban con el medio en el que tenían que estar pero gracias al acuario pudieron recuperarse muy rápido. Ahora pasaremos con ellos para poder apreciarlos más de cerca— abrió la cuerda y dejó pasar a los pocos niños que iban con ella.
—Tsukki, mira a aquel pingüino—señaló a uno algo diferente—.Es muy bonito—le brillaron tanto los ojos que parecía que iba a explotar.
—Cierto es muy diferente al resto. ¿Sabes si lo podemos tocar?
—La verdad no lo...
—Claro que los pueden tocar chicos—mencionó Sakura—. Solamente pueden tocar su cabeza y si ellos de los permiten. Tomen esto—les dió un poco de alimento— tal vez con esto los dejé tocar.
—Gracias—los tomo y observó cómo se fue a otro lado la señorita—. Que te parece Tsukki, ¿Quieres intentarlo?
—Claro, quiero ver cómo se sienten, me da un poco de curiosidad.
Se acercaron poco a poco al pequeño pingüino aunque él se espanto por un momento pero con la amable sonrisa de Tadashi pudo confiar en él, logrando acercarse y dándole el poder de acariciarlo. Tsukishima al ver esto se sintió en las nubes, era la mejor escena que vió, parecía que nunca se le borraría la sonrisa de ese pálido rostro.
—¿Quieres intentarlo Tsukki? Es muy cariñoso—le dió su mano para que se acercará.
—Está bien—ocultó un poco su sonrojo y le dió su mano al pecoso.
