Gracias por sus 500 lecturas. 💗 Iba a hacer un capítulo especial pero no tengo nada en mente JAJAJA, pero les subiré doble capítulo por éste logró. En un rato más está listo.
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Al estar frente al hogar de los Tsukishima, Yamaguchi quedó boquiabierto a tan hermosa facha que tenía la casa.
—Yamaguchi, ¿Estás bien? —preguntó el rubio.
—Perdón Tsukki, es que quede impresionado por lo bonita que es tu casa —le dió una hermosa sonrisa al mayor.
Este por su parte se sonrojó de tan hermoso paisaje le mostraba— No digas esas cosas, mejor entremos a casa —emprendió el paso hacia la entrada entrando después de su madre, el pecoso por su parte iba tras del rubio.
—Sientete como en casa Tadashi, aquí hay unas nuevas pantunflas para que las utilices y las otras veces que vengas ya sepas dónde están y cuáles son.
—Muchas gracias tía, las cuídate demasiado. Ahhh y tengo algo que darles —sacó de su mochila el pastel que le dió su madre—. Esto es por parte de la mi mamá.
—Es tan hermoso, ¿Ustedes lo hicieron? —asintió el pecoso— Muchasgracias, esto podrán comerlo en la cena de mientras vayan a dejar sus cosas al cuarto de Kei y ahorita les hablo para comer.
Los dos emprendieron camino hacia el cuarto del rubio, se encontraba en el segundo piso y su puerta estaba decorada con unas estampillas de dinosaurio. El pecoso no sabía sobre ese gusto pero se le hacía muy tierno, ya sabía que regalarle en su próximo cumpleaños.
—Pasa y perdón por todo el desorden, aunque bueno no importa—entro a su cuarto dejando en la entrada su mochila.
—Muchas gracias Tsukki—dejó su mochila a un lado de la del mayor.
—Sientete dónde quieras, no me molesta y puedes ver lo que desees—se recostó en su cama.
—Claro, muchas gracias—empezó a dar una vista rápida al cuarto de Kei observando algunas cosas de su interés.
Decidió emprender paso hacia el escritorio del rubio, agarrando una foto familiar, dónde estaba su padre, madre y Akiteru— Tsukki—recibió un pequeño sonido como respuesta— ¿Aquí cuántos años tenías?—le mostró la fotografía.
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