V: Odio sentirme asi

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Sara ingresó a la oficina de Santiago sin tocar la puerta, el se sorprendió al verla entrar de esa manera...

-¿Sara?- preguntó el con una sonrisa, pero con expresión confundida-

Sara no dijo una sola palabra, le había costado mucho armarse de valor para venir hasta aqui, y ahora que estaba frente a Frente con Santiago, no encontraba fuerzas para caminar hacia el.

-Sara, ¿te sucede algo?

Santiago comenzó a caminar hacia ella, El corazon de Sara comenzó a latir mucho mas fuerte de lo normal.

Santiago se acercó mas a ella, extendió una mano para colocarla sobre el hombro de Sara, pero ella se lo impidió.

Sara sentía que respirar se volvia una tarea difícil, las manos le temblaban.

Santiago no sabia que hacer para ayudarla. Sara bajó la mirada y cerro los ojos, intentando relajarse

-¿Sarita?

Pero esa voz no era de Santiago.

A pesar de que sonasen exactamente iguales, Sara podía distinguir esa voz en cualquier lado.

Sara levantó la mirada, y se encontró con Franco Reyes.

Sara sentía que podía desmayarse en cualquier momento.

¿En que momento Franco había regresado de la muerte?

Sara sonrió, al ver a quien había sido su esposo allí, de pie en frente de ella.

-Sarita, ¿que ocurre?

Sara no dijo nada, simplemente se abalanzó sobre Franco para unir sus labios en un beso.

Un beso necesitado, apasionado, el cual el correspondió de inmediato.

Sara hundió su rostro en el cuello de Franco, y lo abrazó con fuerza.

Sara se separó del abrazo, y en cuanto vio el rostro de a quien había besado, sintió como se le helaba la sangre.

Era Santiago Ucrós.

Sara se sobresalto en la cama, con el corazon latiendole a mil por hora, se llevó la mano al corazon, e intento calmar su respiración.

Todo había sido una simple pesadilla.

Aquello era imposible.

Sara sabia que un escenario asi jamas se le presentaria en la vida real, aquello era solo una mala pasada que le jugaba su subconsciente.

Pero lo que le preocupaba a Sara Elizondo no era Franco.

Era Santiago.

¿Por qué demonios tenia que soñar con el?

Aquel hombre ahora no solo ocupaba la totalidad de sus pensamientos, sino tambien sus sueños.

Sara se levantó de la cama, se colocó la bata y bajo a la cocina a servirse un vaso de agua.

Llegó hasta la cocina y se dirigió al refrigerador, de donde saco una jarra con agua, se sirvió un poco, y camino hacia la sala, donde se paro al lado de los grandes ventanales que tenia en ese sector de la casa.

Sara se quedó allí un largo rato, simplemente mirando a la luna, sin saber que hacer.

Sara sabia perfectamente que lo que sentía por Santiago no era algo normal.

Interesarte tanto en alguien que apenas conoces, no es para nada normal.

Mucho menos cuando esa persona se parece tanto a alguien que perdiste.

Sara entendía que gran parte de lo que sentía hacia aquel hombre era gracias al parecido que este tenia con Franco.

Cuando miraba sus ojos, lo veía a el, esos bellos ojos azules, tan infinitos como el cielo, y tan profundos como el oceano.

Sara siempre sentía que podía ahogarse en esa mirada cada vez que miraba a Franco a los ojos.

Ahora, con Santiago, le sucedía exactamente lo mismo.

Sara podía mirarlo infinitamente.

Pero Sara sabia que en el fondo no se estaba perdiendo en la mirada de Santiago, sino en la de Franco.

Y se odiaba a si misma por eso.

Santiago no se merecía que ella solo pudiese ver a Franco en el.

Sara no era tonta, sabia que Santiago estaba interesado en ella.

Y Sara se sentía terrible sabiendo que ella solo podía ver a Franco en el.

Para nada se imaginaba Sarita, que Santiago se sentía de la misma manera con ella...

{...}

Santiago se levantó por la mañana y se preparo para dirigirse el hospital.

En cuanto entró al baño, se miro al espejo y Sara fue lo primero que se le vino a la cabeza.

Santiago no entendía que le sucedía con Sara Elizondo.

Por momentos, creia que la necesidad de verla se debía al parecido de Sara con Alicia.

Es decir, tenían la misma sonrisa, los mismos ojitos chinos al reir, el mismo sentido del humor, la misma ternura.

Era de esperarse que Sara le recordase a Alicia.

Pero, por momentos Santiago no veía a Alicia en Sara.

Había algunas cosas en las que no se parecían en nada.

Los hijos, por ejemplo.

Cuando Sara hablaba de sus hijos, Santiago la veía unicamente a ella.

Aquel orgullo con el que Sara hablaba de Andres y Gaby, el brillo en sus ojos al contarle sobre los dos tesoros mas grandes de su vida...

Santiago no había conocido esa faceta de Alicia, ella jamas tuvo la oportunidad de ser madre, asi que al oirla, Santiago solo podía ver a Sara.

Y... esa sensación de ver solo a Sara Elizondo...

Le encantaba.

Pero al mismo tiempo, le asustaba.

¿Como podía fijarse en una mujer que era tan parecida a Alicia?

Cuando Sara hablaba de su hacienda, veía a Alicia hablando sobre la galería.

Toda esa pasión, ese amor y entrega a su trabajo.

Santiago sabia que hacia mal en mostrarle a Sara como se sentía.

Santiago sabia perfectamente que a pesar de que en algunas cosas fuesen distintas, el seguia viendo en Sara a su Alicia.

Cuando veía a Sara reir, Santiago veía a Alicia, con esas ganas inmensas de vivir que siempre la caracterizaron.

Santiago no sabia como, pero sabia que debía sacarse a alguna de las dos de la cabeza.

Debía dejar ir a Alicia de una vez.

O debía olvidarse de Sara Elizondo.

Pero pensar en cualquiera de esas posibilidades le asustaba.

Se negaba a dejar ir el recuerdo de su Alicia.

Pero tambien se negaba a dejar de tratar a Sara.

En dos días de conocerla, se había vuelto indispensable para el.

I see him(her) on you (Santiago x Sarita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora