I see him(her) on you (Santiago x Sarita)

XIX: Me das asco

-Mami, ¿qué clase de broma de mal gusto es esta?- preguntó Gaby sintiendo como los ojos se le llenaban de lágrimas-

Gaby volvió a mirar el teléfono, el hombre de la foto era su papá, con un corte distinto, y ropa que Franco Reyes jamas usaria, pero era idéntico

Andrés se quedó tan en shock como su hermana.

Realmente el hombre de la foto era idéntico a su papá.

Sara cerró los ojos y tragó saliva antes de hablar.

Al volver a mirar a su hija, vió a su niña con lágrimas en los ojos, mirándola fijamente, mientras sostenía el celular en su mano.

Andrés la miraba igual de confundida, pero no estaba llorando como su hermana.

Los ojos de Sara se llenaron de lágrimas al ver la reacción de Gaby.

Sara debió haber sabido que aquello era una mala idea.

-Estoy esperando una respuesta - Soltó Gaby- ¡¿Qué clase de broma es esta, mamá?!

Gaby soltó el teléfono encima de la mesa, y se paró de su asiento

-No es ninguna broma, mi amor- Dijo Sara levantandose a la par de su hija- el hombre de la foto es Santiago

-¡Ese hombre no es con quien estás saliendo! es mi papá

-No, Gaby, simplemente se parecen.

-¿Se parecen? ¿estas demente?

Gaby ya no estaba hablando, sino gritando.

Andrés se mantenía en silencio, tratando de procesar la información.

-Gaby, mi amor, por favor

-No me digas mi amor, explicame que es esto

-Gaby, lo conocí de casualidad, fue algo que se dió

-¿Casualidad? ¿casualidad encontrarte a un clon de mi papá y decidir acostarte con él? -escupió con Frialdad-

-Gaby -habló finalmente Andrés- cuida como le hablas a mamá

-¿Cómo quieres que le hable? -soltó ella- ¡Es una falta de respeto a la memoria de MI PAPÁ!

Sara no podía pronunciar palabra, simplemente sollozaba mientras miraba a su hija explotar.

Debió haber sabido que era una mala idea enamorarse de Santiago.

Debió detener todo esto cuando tuvo la oportunidad.

Debió haber dejado de verlo luego de la primera vez.

No debió abrirle su corazón a otra persona, mucho menos si esa persona era idéntica a Franco

-Por más enojada que estes, no es manera de hablarle a mamá

-No voy a tener respeto con alguien que no respeta a mi papá

-¿Tu crees que no lo respeto? -Escupió Sara ofendida- Amé a tu padre más que a nada en el mundo, y lo voy a amar toda mi vida

-Pues no parece, porque no te costó nada encontrar uno igualito para revolcarte, ¿No, Mamá?

Andrés le tapó la boca a su hermana antes de que pudiese seguir hablando

-¡Callate, Gaby! no te permito que le hables a mamá de esa manera

-Dejala, Andrés -Dijo Sara mas calmada-

Nada podía herirla más que lo que acababa de decir su hija.

Nada que saliese de la boca de Gabriela Reyes Elizondo podría destrozarla más.

-Mamá, no, ella te debe respeto

-Dejala, que suelte todo su enojo

Gaby se zafó del agarre de su hermano, se colocó frente a su madre y la señaló acusatoriamente.

-Lo único que tengo para decirte, es que me das asco- Soltó, con el tono más frío que pudo haber utilizado-

Gaby corrió escaleras arriba, mientras Sara sentía que se desmayaría en cualquier momento.

Por suerte, Andrés se dió cuenta de que las piernas de su madre comenzaban a flaquear, y corrió a tomarla en brazos antes de que cayese al piso.

Al mismo tiempo, se escuchó el portazo de la habitación de Gaby.

Sara rompió en llanto al sentir los brazos de su hijo alrededor suyo.

Andrés le plantó a su mamá un beso en la cabeza, y la cargó en brazos para llevarla a su habitación.

-Irene- llamó Andrés mientras subía el primer escalón, la empleada apareció enseguida- prepareme dos tés, por favor, los lleva a la habitación de mamá.

Irene asintió antes de correr a la cocina.

Mientras, Andres siguió subiendo las escaleras.

Andrés Reyes no era para nada una persona fuerte, en realidad, todos lo consideraban un debilucho, pero sabía que su madre no podía siquiera mantenerse en pie, así que le tocaba hacer el esfuerzo.

Andrés llevó a su mamá hasta la habitación, donde la dejó cuidadosamente en la cama.

Sara simplemente se sentó en la cama, mirando a un punto fijo en el piso, no podía siquiera pronunciar palabra.

El primogénito de Sarita buscó en el closet de su madre una manta para colocarle encima.

Justo cuando la encontró, Irene llamó a la puerta e ingresó, dejando la bandeja en la mesa de noche de su empleadora.

Andrés se quitó los zapatos y se sentó en la cama, recostado al cabezal, hizo que Sara se sentase a su lado.

Le colocó la manta encima, y le entregó una de las tazas que Irene había traído

Sara solía hacer lo mismo cuando Andrés se sentía mal, ambos en la cama acurrucados.

Andrés siempre se sentía mejor luego de eso, y esperaba que a Sara le sucediese lo mismo. Sara bebió el té en silencio, mientras Andrés le acariciaba el pelo.

-No la culpo- soltó Sara de repente- tiene derecho a ponerse así

-No tiene derecho a hablarte así, mamá, no importa que tan enojada esté contigo

-Ella y Franco eran muy unidos, es normal que reaccione así.

-Ella puede reaccionar como quiera, mamá, pero no puede hablarte y herirte de esa manera

Sara no dijo nada, sentía que se merecía todo lo que su hija le había dicho y mucho más.

De pronto, Sara reparó en que Andrés no había dicho ni una sola palabra sobre el asunto.

-¿Y tú? ¿Qué opinas?- preguntó levantando la mirada hacia su hijo.

Andrés suspiró antes de responder.