¡Buenos Días, Princesa! #1

Capítulo 33

•|4 de julio de 2020, Spielberg, Austria|•

Me encuentro sentada en uno de los sofás del hotel, todos los chicos están en la mesa, cenando, menos él. Precisamente él, y yo aquí, apartada, concentrada en la historia. Justo ahora estoy acabando este libro, leyendo un reencuentro que me hace sentir peor aún. Paso la página, y...

- No vayas tan rápido, Sainz. Aún no había acabado de leer esa página - dice alguien a mi espalda, exactamente a mi oído.

Y por alguien, ya todos saben a quién me refiero. Giro la cabeza lentamente hasta que encuentro su rostro a apenas unos centímetros del mío. Oh, santa mierda, esto está pasando...

- ¿Lando?

- Ese es mi nombre, me alegra saber que lo recuerdas - bromea imitando lo mismo que le dije yo a él en Australia.

- ¿Dónde estabas metido? Te andaba buscando - le regaño antes que nada.

- Estaba arreglando unos asuntillos... Pero me alegra verte - dice saltando por encima del sofá y sentándose a mi lado. - Vi tu vídeo.

Me sonrojo inevitablemente y aparto la mirada. Dudo que pueda sostenérsela después de todo.

- ¿Y qué te parece?

- Es muy bonita esa canción. Y tu voz siempre me ha parecido bonita... Gracias por el vídeo, Irene. En serio. De no ser por ese simple gesto, yo... Yo no estaría aquí ahora, hablando contigo. Por algún motivo me ha hecho pensar, y... Es una estupidez seguir separados después de todo. Creo que ya es hora de dejar de ir a contracorriente.

- ¿Dejarnos llevar?

- Exacto.

- Me parece una gran idea.

- Y a mí.

- Maravilloso.

- Perfecto. Pero antes... Solo quiero que hagas algo - murmura sorprendiéndome.

- Lo que quieras.

- Creo que, de igual forma que usaste las palabras justas para romperme el corazón, deberías usar las palabras justas para poder saber que realmente puedo volver contigo - dice sorprendiéndome sobremanera. - Yo creo que es lo más... justo - susurra a lo que yo asiento.

- Pues verás, Lan... Honestamente, no sé qué decir. Sé que podría pasarme horas hablando, pero lo resumiré lo más que pueda - digo riendo un poco. Inspiro profundamente, exhalo, y miro al hombre que tan perdidamente enamorada me tiene. - Desde el día en que te conocí, sentí algo distinto contigo. Sé que ya te he dicho esto otras veces, pero ese no es el punto... Noté que me hacías sentir muy diferente en comparación con otras parejas que había tenido. Me sentía atraída por ti en tantos sentidos que me enloquecía e hice cosas que jamás creí que haría. Contigo realmente experimenté un terror tan horrible a no ser suficiente que por momentos me hundió. Pero la realidad es que estaba completamente embriagada por ti, Flash. Caí por ti y tú por mí, y se sentía tan maravilloso que estaba en mi propio oasis - una sonrisa genuina aparece en mi rostro, pero al pensar en lo que voy a decir a continuación, se agria. - Tanto era mi amor por ti que me destruí a mí misma por no querer apartarme. Y solo me atreví a perderte cuando vi que te dañaba a ti también - suspiro y le miro a los ojos. - Es probable que los peores meses de mi vida fuesen después de nuestra ruptura. Me sentía sola, vacía, cansada... Era como si hubiesen sacado un pedazo de mí, como si algo me faltara. Los primeros meses fueron horribles, no hay otra palabra. Soñaba contigo cada noche, lloraba por ti cada día y cada mínima cosa o cada mínimo gesto me recordaba a ti. Con el tiempo, fue soportable, y empecé a buscar a alguien nuevo que pudiese reemplazarte. Pero era imposible. Sentía como si te engañara cuando besaba otros labios. Buscaba el mismo calor que sentía contigo con otras personas pero solo sentía frío e incomodidad. Comparaba todo contigo, y la conclusión era siempre que no eras tú. Siempre ibas a ser tú, a pesar del tiempo, a pesar de los cambios, a pesar de todo, siempre ibas, eres y serás tú. No hay nadie más que quiera o necesite en mi vida.