¡Buenos Días, Princesa! #1

Capítulo 35

•|14 de julio de 2020, Madrid, España|•

En ningún puto sitio me han aceptado aún para hacer las prácticas. Literalmente he probado con todos los sitios de Córdoba que ofrecían prácticas. Pero no me eligen. He mirado en otros sitios de Andalucía, y nada. Incluso en Madrid. Pero hay poco dinero y poco trabajo, así que ninguna veterinaria está dispuesta a hacer prácticas remuneradas.

Y tampoco encuentro apartamento. Son todos o demasiado caros o no permiten mascotas. Sé que solo llevo una semana buscando cosas, pero es que lo he probado todo. He llamado a más gente de la que puedo contar con los dedos de las manos y he ido a más sitios de los que a mis pies les gustaría. Nada, no hay nada. El mundo se ha vuelto en mi contra en cuestión de segundos.

Cierro el portátil, enfadada porque me han rechazado en el último sitio que tenía en mi lista, y veo a mi madre mirándome desde la puerta que da al jardín. Me levanto de la hamaca en la que estaba junto a la piscina y cargando el ordenador paso por su lado, entrando en la casa sin decir nada y con un ceño fruncido de frustración.

- ¿Sigues sin encontrar nada? - Pregunta mi padre cuando entro al salón, dejando el ordenador en una mesita y dejándome caer en el sofá.

- ¿Tan obvio es? - Pregunto en respuesta.

- Tu ceño fruncido da muchas pistas - murmura mi madre, que me seguía, sentándose a mi lado.

- Es que tal y como está la cosa con el COVID no hay nada... Y necesito unas prácticas remuneradas, no puedo permitirme hacer las prácticas, llevar otro trabajo, estudiar y mantener un alquiler - me quejo estresada. - No puedo llevarlo todo adelante...

- Cielo, parecerá difícil, pero todo se arreglará. Tarde o temprano encontrarás algo...

- Pues como no regrese a Inglaterra, lo veo difícil... - Digo con sarcasmo.

- Has dicho que estabas dispuesta a estudiar a distancia, ¿no? - Dice mi padre desde su cómoda posición en el sillón.

- Ajá... - Asiento dudosa.

- Tengo un amigo, en Woking...

- ¿Woking? - Le interrumpo, llena de emoción por un segundo.

- Sí. Un viejo amigo mío que era veterinario. Tiene una clínica allí, y ahora la lleva su hija, creo... Podría hablar con él y... Si encuentras apartamento allí, sería fantástico.

- Oh, dioses - murmuro, más feliz de lo que una persona normal estaría por algo así. - Te quiero papá - digo levantándome para ir a abrazarle.

- No he dicho que vaya a contratarte, solo voy a hablar con él...

- ¡Da igual! Gracias, gracias, gracias. Muchas gracias - exclamo ilusionada como una niña. - Voy a buscar información del sitio y a buscar apartamentos - digo antes de salir corriendo hacia las escaleras.

Escucho a mis padres reírse, y alcanzo a oír a mi madre decir:

- Nuestra niña ha vuelto...

Una sonrisa estúpida aparece en mi rostro y me obligo a seguir corriendo hasta mi habitación, hasta que caigo en la cuenta de que me he dejado el ordenador abajo.

Pero el sonido de mi teléfono me distrae. Lo miro y es Lando, así que respondo sin pensarlo dos veces.

- Hola Lan - saludo alegremente. - ¿Cómo estás?

- Hola. Todo está bien, princesa. ¿Y tú? ¿Alguna novedad con las prácticas o los apartamentos?

Abro la boca para contarle todo, pero entonces me doy cuenta de que tal vez sea mejor no decírselo aún. Me preocupa que se haga ilusiones y al final no pueda ser. Aparte, me gustaría darle una sorpresa.