Capítulo 14

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El rostro de Mark lucía cansado, compungido, con angustia. Pero no lloraba. Tenía los ojos cerrados, mientras procesaba todo. Lo que había ocurrido, había sido como una cerradura para su mente. La llave de sus recuerdos faltantes. Lo había recordado todo. Había recordado su propia muerte, y los minutos previos a ésta. Ya no se sentía sorprendido, ni decepcionado del que una vez fue su mejor amigo. Después de todo, siempre había engañado a Maddie para que no sospechara que él había sido el responsable, y que George lo estaba cubriendo. Siempre lo cubrió, en cada muerte que provocaba, con fraude y engaños.

Abrió los ojos, y se encontró con los de su mejor amiga. Pero ésta vez, no estaban en sus sueños. Era la realidad. Ninguno de los dos hablaba, sólo se miraban a los ojos, y en sus miradas sólo había dolor, confusión, y tristeza. No estaban en la plaza de los sueños y recuerdos de Maddie. Estaban en una habitación pequeña, pintada de un tono amarillento, casi beige, bastante gastado por el paso de los años. El sonido de un bip constante se hacía oír en los oídos de ambos. Mark miró poco más allá de ella, y ésta no tardó en seguirle la mirada. Observaron fijamente la camilla de hospital, con sábanas y frazadas perfectamente blancas, cubriendo un cuerpo. La almohada, también blanca, hacía que los cabellos rojizos desparramados sobre ésta resaltaran con naturalidad. Mark se mordió el labio nervioso. Le dolía verla allí..., en una cama de hospital, en grave estado, con múltiples heridas. Algunas provocadas por el golpe con el vehículo, y otras, las peores, las que casi provocaron que se desangre, provocadas por el impacto de su cuerpo contra el vidrio de aquella inmobiliaria. Tenía un respirador, varias vendas en su frente y mejillas, y sus bellos ojos seguían cerrados. La mayor parte de su cuerpo también estaba vendado. Se había roto un par de costillas, y lesionado unos cuantos tendones y ligamentos de las articulaciones.

—Entonces estoy muerta—dijo Maddie, en tono neutro, mirando su propio cuerpo inerte, frío, pálido, y casi sin vida.

—No, aún no. Tu corazón sigue latiendo, y tienes signos vitales. Leves, pero los tienes—replicó Mark, suspirando, y pasando una mano por su cabello—. No quería que esto acabara así.

—Sabía que era peligroso, y no me detuve. Me lo tenía bastante merecido. Además, tú me salvaste la vida. Eso que hiciste en casa de Thony, que ocupaste mi cuerpo... yo ya estaría muerta. Al menos con esto, sigo con vida. Claro que... dudo que mi cuerpo resista.

—No digas eso Maddie, vivirás. Tu vida no acabará aquí. Tienes una mínima posibilidad de vivir. Aférrate a ella con fuerza, y no la dejes ir. Tienes que salir adelante, yo nunca me perdonaré si mueres aquí, en éste hospital, y de ésta forma—le dijo Mark, más como una súplica que un simple comentario. Pero ella no respondió, sólo observó que la puerta se abrió. Entró una enfermera, y detrás de ésta, una mujer que ambos conocían más que bien.

—Mamá...—musitó Mark, al ver a su madre ingresar, abrazándose a sí misma, para luego sentarse en una silla, junto a la cama de Maddie, y tomar su mano. Mark quería correr hacia ella y abrazarla, deseaba que lo mime, y que le dijera que todo iría bien con Maddie. Que ella se recuperaría.

—Entonces... ¿Es su hija?—preguntó la enfermera luego de revisar las heridas de Maddie, y colocar algún líquido a través de una jeringa, directamente hacia el suero que estaba conectado a su brazo.

—No... Es una niña que yo amo como si fuera mi propia hija—respondió Camille dulcemente, mirando a Maddie con ternura, amor, mientras le acariciaba suavemente la mano.

— ¿No es su hija? ¿Y por qué se está haciendo responsable de todo? Los gastos, la atención...

—Porque sus padres lamentablemente no pueden ocuparse de ella. Y... era la mejor amiga de mi hijo. El cual falleció hace ya un tiempo...—suspiró, y Mark sintió un pinchazo de culpa al ser el causante de tanto sufrimiento en la vida de su madre. Ésta, no especificó en ningún momento cómo había muerto su hijo. Ni el por qué.

Hasta que lo sepasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora