Yo no quería hacerlo, pero me sentía como un pájaro en una jaula, encerrada en un bucle de problemas. Una adolescente huyendo de problemas que no le corresponden, unos padres irresponsables que no supieron dar amor, y una familia creada por los mis...
¿Qué sabe Amelie Lavelle de felicidad? Nada, nada hasta que ellos se encuentran. Corazones cerrados con llaves perdidas, llaves que en el camino podrían tener un dueño.
La vida de Amelie siempre fue aburrida y triste, la pasaba encerrada en una casa de dos habitaciones pequeñas, una sala mediana, cocina apretada y un baño aun más chico. No era la mejor estudiante, sin embargo tenía aspiraciones y pasiones por la pintura, el dibujo y dar presentaciones falsas con un público inexistente en medio de su sala, utilizando el control como micrófono y una manta como vestido, o a veces imaginándose una vida como en los k-dramas, mini series que llegaron a su vida gracias a Shang, el chico con descendencia coreana que la ayudaba en sus peores momentos. Probablemente el más popular del colegio y el menos humilde, pues sacaba provecho de sus características físicas, ¿a cambio de que? De la felicidad de Amelie, no se cansaba de hacerla reír, mas aun cuando aparece el. Ariel Leonardi, un chico trabajador con un pasado oculto, siempre era reservado, hasta el punto que no podía soportar el peso de la culpa por la muerte de su hermana. Con un año en la correccional, y cinco años protegiendo a su familia, llegaría a la vida de Amelie para ayudarla, o eso creemos.
¿Llorar? ¿Reír? ¿Enamorarse? ¿Odiar? ¿Amar?
Eso lo decides tu al continuar con cada capítulo de "¿A donde van los sentimientos?
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