Que pasaría si... "Good Omens"

Parte 11.

-¡Adam detente!- Grito, él niño corre con todas sus fuerzas, este se tropieza y se cae, se da vuelta rápido, nosotros frenamos un poco lejos de él preparados por si volvia a empezar correr, tenía la mirada muy asustada.

-Por favor, no quiero volver- dice asustado, levanta su mano y hace fuerza, una grieta enorme empezó a separarnos. Él un poco satisfecho retrocede un poco, no pensó que éramos seres divinos y podíamos volar, muevo mis hombros y mis alas salen de mi espaldas, el placer de su liberación me hace estirarlas, Adam da una queja asustada. Muevo los huesos así lograr elevarme y así fue, muy torpemente porque sigo siendo muy inexperto en volar, pero me desplace unos metros por el aire. Adam volvió a levantar la mano.

-Ni se te ocurra hacer otro- le demando, baja el brazo asustado.

-Por favor- se le aguan los ojos.

-No tienes que llorar, no te haremos nada- intente calmarme pero el llanto no me ayudaba a mi poca paciencia. Unas alas blancas obstruyeron mi visión un poco cuando Aziraphale aterrizó enfrente de mi, dándome la espalda.

-Querido será mejor que me lo dejes a mi- yo siseo frustrado, me muevo un poco a un costado para ver mejor. -Hola pequeño- Azi se agacha en frente suyo, Adam no dejaban de llorar -ya esta, nosotros venimos a llevarte a casa- Adam abre los ojos - nosotros teníamos que protegerte no permitir que te saquen de la tierra- extiende sus brazos -te voy a cuidar si mi niño- Adam se limpia la cara con la manga del buzo y dubitativo asiente y se abraza a él, este lo carga. -Vez Crowley, hay que ser poco pacientes con los niños- me mira, Adam también me mira a través del hombro del ángel, yo voy del otro lado, rodeamos la grieta y fuimos al auto. Me apresuré a crear un milagro y reparar la puerta y regresándola a su lugar.

-Perdón por tu puerta- susurra bajo Adam. Azira le toca con su mano libre la cabeza y le acaricia el pelo.

-Tranquilo está todo bien- le tranquiliza a Adam, yo me quejo.

-Pero si es mi auto- Aziraphale me miro fijo serio -tranquilo todo esta bien, no fue nada- le deja en el suelo a Adam, este volteó a verme y se acercó más a Azi.

-Tranquilo pequeño, él es Crowley es bueno- yo le sonreí exagerado, Adam no pareció convencido.

-Es un demonio, ¿no?- Pregunta.

-Estoy aquí eh, y si lo soy- le conteste.

-Adam- el niño despega su vista de mi y le ve -vamos a sacarte del pueblo, te llevaremos a mi librería- Adam frunce el ceño.

-Pero mis padres- se queja.

-El demonio y el ángel ese que te capturaron están merodeando la zona- le explicó.

-Necesitamos que vengas con nosotros- Aziraphale continua. Adam pone una mirada triste pero asiente, le abro la puerta trasera del auto, el sol está empezando a ocultarse. Adam se mete en el auto, nosotros subimos a nuestros asientos. -estaríamos necesitando que nos cuentes, ¿Qué es lo que viste?, Si es que puedes- Adam se pone en posición fetal, Azi igual se percata de eso -no te preocupes. Ponte el cinturón- él se acomoda mejor y se lo puso.

-Fueron muchas cosas, estaba con mis amigos y mi perro y pues...- Una tormenta azota cerca del auto de la nada -no sé... Llegaron y durmieron a mis amigo, a mi perro ellos lo- empezó a llorar - lo mataron y yo no hice nada- . El viento se eleva, -me agarraron y me llevaron, fue horrible, ellos me decían cosas horribles, hacían cosas horribles. Yo no quiero-. Una rama se interpone en el camino, logro esquivarlo.

-¡Aziraphale!- Le suplicó, él se desabrocha el cinturón y se mueve hasta los asientos de atrás, abrazó al niño que no paraba de llorar.

-Ellos dicen que yo destruiré el universo... Yo no quiero eso quiero estar con mis amigos y que mi única preocupación sea pensar que hacer para mañana y no aburrir a mi grupo... Por favor- yo suspiro y aprieto él volante, no dije nada en todo el viaje, la tormenta siguió golpeando fuerte contra el auto, él mientras cuenta sus experiencias tanto en el cielo, como en el infierno, desde maltratos verbales y físicos hasta castigos divinos, cosas que ningún niño debería ni siquiera escuchar. Pero ahí estaba Adán todo aterrado, aferrado a lo único que le brindó tranquilidad en estos días que es el ángel.