Parte 18.

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-¡Aziraphale!- Grite con todas mis fuerzas -¡por favor donde estas!- Corrí a mi alrededor -¿donde estás mi amor?- Seguí corriendo hasta que vi un conjunto de pelos ondulados de un niño con ojos rojos -¡por el amor de satan, ¡Adam!- Este me mira y yo me acerco corriendo que veo a mi ángel levitando en frente suyo -ay dios- llegué a ellos y me puse a la altura de mi ángel, mis lágrimas amenazaban con salir sostuve su cuerpo y este pareció que dejo de levitar y me encargué de cargarlo en mis brazos, su ropa estaba toda llena de sangre -mi amor que te han echo- lo apreté fuertemente, sentír su calor y sentir su corazón latiente contra mi fría piel hizo que sonría, Adam susurra algo y sentí como su cuerpo se mueve levemente y abre sus ojos, haciendo que que me muerda los labios mientras sonrió, tan feliz.

-Esto- intentó respirar, -para la próxima... Te compras uno de chocolate- yo me rio mientras lloro, mi ángel intenta sonreír como puede, le beso la cabeza y miro a un costado a Adam, lo noto algo tímido. -Esta bien, está algo débil nada más...- Me senté para poder acomodar a mi ángel encima mío

-¿Él iba a morir?- Me pregunta yo solo asiento sin dejarse ver a mi Michael, le acariciaba la mejilla mientras contemplaba su rostro, sentí a Adam al lado mío, su mano se apoyó en la cabeza de Azi, no tardó mucho que este responda ante ese gesto.

-Hola mi niño- un susurro opaco se escuchó, se escucha tan debil pero esta bien y eso es lo que importa, este me mira y yo le planto un beso fugaz -al final- tose un poco -si era peligroso salir- yo me limpio las lágrimas con la remera y asiento -quiero ir a casa- intenta levantarse y yo lo ayudo, hago que pase su brazo por mi hombro rozo su espalda y este suspira.

-Puedo ayudar- acota Adam, yo le miro.

-¿Puedes?- Le pregunto, controla al realidad a fin de cuenta.

-Supongo que si- cierra sus ojos, y frunce el ceño, la ropa ensangrentada empieza a tornarse cada vez más blanca, como si esa sangre no hubiera estado, hasta no ver ningún rastro -creó que ya está, ¿cómo te sientes?- Yo miro a mi ángel.

-Mejor mucho mejor, que alivio dios mio. Aún duele un poco pero ya se está yendo. Gracias mi niño- este sonríe.

-¿Adam, como llegaste aquí?- Le pregunto, el frunce el ceño.

-Si este es mi bosque- eso suena lógico, caminamos juntos aunque dejó que el ángel se apoye en mi por si acaso, hasta que vimos la carretera, yo chasqueo los dedos para que aparezca mi hermoso auto, Adam abre la puerta de copiloto y yo le acomodo, -yo me iré a mi casa, ya está oscureciendo, nos vemos en la próxima- me di la vuelta y me senté de piloto.

-¿Estas bien?- Le tocó la pierna y este me mira un poco triste.

-No, pero físicamente estoy mucho mejor, gracias por todo- yo hago una mueca y empiezo a conducir. El sol esta apunto de ocultarse las horas ya terminan pero por suerte no llegamos tarde a la librería, Azi baja solo sin ayuda pero aún así le sostuve de la cintura por si acaso, eso no pareció molestarle. Entramos a la librería, la puerta hizo aquel ruido característico y él se soltó de mi -voy a hacer un café- se aleja, yo miro al costado donde la carta seguia ahí atormentando y un reloj que decía ahora cuatro... Cuatro horas en este lugar, suspiré alto e intenté caminar como si mis piernas no estuvieran a punto de fracasar, camine hasta el sillón, Azi que no tardo en aparecer con dos tazas de café muy características la de las alas y otra negra con el mango de serpiente, y roja por dentro.
Me la entrega y yo la acepto agradeciéndole, se sienta a mi lado, chasquea los dedos pero nada pasó eso lo hace hacer una mueca y suspira.

-¿Qué es lo que habías pedido amor?- Le pregunté, el repite la mueca.

-Unos pastelitos lo vi cuando veníamos pasamos por una pastelería y se me habían antojado- dice apagado, yo chasqueo mis dedos y aparecen en la mesa esos y una caja de una pizza a lo lejos. Haciendo que se ría

Que pasaría si... "Good Omens"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora