Capítulo 7

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Henry estaba sentado en una mesa cerca de la orilla del mar, ahogando sus penas en whisky cuando la perla explotó. Enormes trozos de cuarzo saltaron por los aires y golpearon algunas mesas cercanas a la de Henry. Pronto la playa se convirtió en un caos. Muchos Pradyas huían y muchos otros usaban sus poderes para levantar los escombros y sacar a los heridos de debajo. La gente herida lloraba, gritaba de dolor o intentaba levantarse a duras penas. Muchos otros estaban tan quietos en el suelo que Henry juró que ni siquiera su pecho se movía...

Un brazo tiró de Henry y lo llevó lejos de aquel infierno. Miró a su salvador y se dio cuenta de que era Astrid. Su vestido dorado estaba lleno de polvo y el bajo estaba deshilachado. Tenía un  corte en el brazo derecho que parecía profundo, aunque no parecía notarlo.

-Vamos, hay que encontrar a Tessa y a Luke para salir de aquí – dijo Az.

Caminaron por la playa sorteando a personas corriendo y heridos tirados en la arena. Encontraron a Luke y a Tessa arrodillados delante del bar. Henry no podía ver que estaban mirando, pero al acercase más se dio cuenta de que estaban mirando un cuerpo.

Era una chica hermosa, tenía la piel muy blanca, unos ojos enormes de un color azul eléctrico y una larga melena blanca. Estaba tirada en el suelo y su brazo tenía una postura poco natural. Además, tenía una gran mancha de sangre en la parte delantera del vestido.

- ¿Qué vamos a hacer? – Preguntó Tessa –. Yo la dejaría ahí tirada, es una traidora - Miró a su hermano Luke – Aunque no creo que a ti eso te parezca bien.

- Tenemos que transportarla a el Palacio Blanco – Dijo Luke.

- Me niego, no pienso meter a una hija del mar en nuestro hogar – Replicó Tessa.

- Yo creo que lo mejor sería transportarnos allí, Tessa. – Dijo Az

- No, si nos la llevamos pensaran que la hemos secuestrado o algo por estilo. Vendrán a por ella y atacarán a nuestro pueblo - Tessa suspiró y miro a la chica –. Pero... Siempre podemos  arriesgarnos, si madre se entera nos matara, pero no la echara. Conociéndola, lo más probable es que proponga que la usemos de rehén.

- ¿Entonces? – preguntó Az.

- Nos la llevamos, pero desde que se mejore le daremos dos opciones; se une a nuestro bando y se queda con nosotros o, le borró la memoria y vuelve con su madre.

- Me parece justo – musitó Luke. – Tessa, transpórtanos tú, eres la mejor en esto.

Tessa le dio la mano a Henry que se le dio a Az. Luke agarró a la muchacha en brazos y le dio la mano a Tessa. Al segundo Henry volvió a notar que se le escaba todo el aire de los pulmones. Después apareció de nuevo en la biblioteca de los aposentos de Tessa, aunque esta vez, afortunadamente, no se desmayó.

Luke, que seguía con la muchacha agarrada en brazos, abrió la puerta y salió de la habitación sin pronunciar palabra, seguido por Az.

- ¿Quién era esa? – preguntó Henry a Tessa, que era la única que no se había ido.

- Aquata, la hija menor de Aquaris, la reina del Mar. Luke y ella llevan saliendo unos veinte años. – Explicó Tessa.

- ¿Veinte años? Yo pensé que tenías veinte años.

- No, tengo ciento cincuenta y tres. Pero el tiempo es diferente para las hadas. Somos inmortales y aparentamos unos veinte años toda nuestra vida.

- ¿Yo voy a ser inmortal? – Preguntó Henry, y de verdad es que temía la respuesta. Su sueño de pequeño, como el de cualquier niño ingenuo, había sido vivir por siempre,  pero ahora mismo esa perspectiva le daba miedo. Tendría que ver morir a sus amigos, a su familia, y al final sólo quedaría él.

- No lo sé. Si tienes poderes es probable que seas inmortal, si no tienes seguro que serás mortal. Depende de tu sangre. Por ello debes empezar a entrenarte, tenemos que saber si tienes poderes para saber de que corte desciendes. Además de para saber cual es tu sangre dominante.

- ¿Entrenar?

- Sí. Nosotros vamos todos los días al campo de prácticas. Desarrollamos nuestros poderes y aprendemos a defendernos. Es obligatorio hasta los sesenta años, pero puedes seguir el tiempo que quieras. 

- Pero yo no sé hacer nada de eso, yo no tengo poderes.

- No tienes poderes en el mundo humano, igual que allí tus orejas eran redondas, pero aquí no lo son.

- Si soy mortal... ¿me matarán? ¿matarán a mis padres? ¿volveré a mi antigua vida? – Henry suspiró -. Necesito respuestas, joder. No sé nada de este mundo, mi hogar esta con los humanos no aquí. No puedo hacer esto, abandonar a mis padres, a mis amigos... no puedo hacerlo.

Tessa suspiró y se acercó a Henry, le agarró de las manos y le susurró.

- Tranquilo. Sé que es difícil, pero son órdenes directas de la reina, no podemos hacer nada.  Mañana aprenderás todo sobre nuestro mundo, aprenderás a luchar y a hablar nuestros idiomas. Te adaptaras, lo prometo, pero todo eso mañana, ahora tenemos que descansar ¿De acuerdo? – Tessa miró a Henry a los ojos. Él vio algo en ellos que nunca había visto, en sus ojos bicolores había compasión y tristeza.

-Si, descansare. Pero no sé donde puedo dormir.

- Ven, te lo ensañaré.

Tessa condujo a Henry, todavía con la mano de este agarrada, hacia la otra punta del pasillo. Abrió la última puerta y entraron a una habitación amplia. Tenía las paredes blancas y unos grandes ventanales. En el centro había una gran cama de dosel. En la pared contraria había un escritorio y al lado una gran chimenea.

-Esa puerta de ahí lleva al baño, dentro hay toallas limpias. La otra puerta lleva al vestidor, allí hay ropa de hombre que creo que te podría servir. Mañana te vendré a buscar sobre las nueve para ir a desayunar y luego a entrena – indicó Tessa

Henry se moría de ganas por preguntar quien había vivido allí, pero resistió sus ganas, siguiendo el consejo de Tessa de esperar hasta mañana.

-Gracias – Dijo Henry.

- Buenas noches, Henry.

- Buenas noches, Tessa.

Cuando Tessa salió de la habitación Henry entro al cuarto de baño y se metió en la bañera, que ya estaba llena de agua caliente. Al salir busco en el vestidor algo que pudiera usar de pijama, al final se puso unos pantalones negros de lana y una camiseta azul.

Se metió en la cama e intento dormir, pero no pudo. No dejaba de pensar en sus padres, en Isabelle, en su familia y en todas las personas que alguna vez había amado. Las echaba de menos.

Respiro hondo he intento relajarse. Aunque antes le había dicho a Tessa que estaba de acuerdo con entrenar y aprender, pero era mentira, su idea era buscar una manera de salir del castillo, llegar a la costa y buscar alguna ayuda para salir de la isla y volver a su casa. Era un plan complicado y que probablemente no pudiera llevar a cabo, pero se negaba a quedarse con estos desconocidos y hacer que era parte de ellos, aunque solo sabia su existencia dese hace unas horas.

Pensamientos de ese estilo le estuvieron atacándolo durante toda la madrugada hasta que sobre las cuatro de la mañana se pudo quedar dormido. Y, milagrosamente, las pesadillas no le atacaron. 

Desde la luz y la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora