Capítulo 12

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Astrid se despertó por los rayos de luz que entraban por la ventana de su cuarto. Estaba todavía abriendo los ojos cuando alguien toco en su puerta.

-Astrid tenemos que irnos en media hora, ¡date prisa! – Dijo Luke desde el otro lado de la puerta.

Mierda. Se había olvidado de la maldita y absurda misión que su madre les había obligado a hacer. Hubiera preferido mil veces ir al mundo humano con Henry que ir a Ignis.

-¡Voy! Dame cinco minutos para vestirme – respondió.

En verdad no tenia absolutamente nada preparado para el viaje, pero le sería fácil hacer las maletas, no iban en calidad de diplomáticos, así que, podría dejar la ropa ostentosa y las joyas lujosas para otra ocasión. Abrió su vestidor y cogió su bolsa de viaje. Dentro puso su equipo de combate (solo por precaución), unas cuantas blusas cómodas, un par de pantalones y armas, muchas armas, un juego de dagas, una espada corta, un cuchillo de combate, un hacha de doble filo y un pequeño frasco con belladona. Se puso su ropa y sus botas más funcionales y sencillas, se ató unas espadas a la espalda y salió de su habitación en tan solo diez minutos. Un récord.

Al salir a los patios del castillo vio a Luke esperándola en la verja de la entrada con dos caballos. La yegua de Luke y su caballo, Pulchra. Se percato de que Luke tampoco llevaba mucho equipaje, mejor, se dijo, así viajarían más rápido y no tendrían que estar tanto tiempo en esa asquerosa misión.

-¿Vamos a ir nosotros solos? ¿Sin escolta? – Le preguntó a Luke.

- Madre me dijo que quería tener a todos los soldados en la capital por si algo salía mal.

- Eso me suena a escusa barata y ya sabes que nada bueno se presagia de las escusas baratas de madre.

- Sea como sea no nos va a dejar a ningún soldado así que tendremos que apañárnosla solos.

- Por supuestos que lo haremos, somos los príncipes de Luxor y los mejores guerreros del reino. No tendremos problemas. – Eso era muy cierto, a Astrid, a Luke y a Tessa los solían llamar el Trio de la Muerte Dorada, ya que eran los más temidos en Pradea. Por separado eran extraordinarios, pero los tres juntos... los tres juntos eran invencibles.

Puede que fuera del campo de batalla no fueran los mejores hermanos del mundo, pero dentro de él sus mentes de unían para formar una sola, pensaban como un solo ser, luchaban como un solos ser, pero, los más importante, confiaban los unos en nosotros, sabían que si fallaban el otro estaría allí para salvarle.

-¿De verdad crees que los supervivientes de Oeis están alojados en Ignis? – Preguntó Luke mientras acababa de ensillar a su yegua.

- Si te soy sincera creo que puede ser muy probable. Ignis sufrió mucho en la guerra, puede que incluso mas que Oeis, a lo mejor se apiadaron de ellos y por eso los ayudan. Además, ya sabes que la reina de Ignis y la reina de Oeis se llevaban... muy bien.

- Pero, aunque fueran amantes... ¿No es raro que les ayude? Según tengo entendido la reina de Oeis murió en la guerra. – Apuntó Luke.

- Supongo que lo hizo por amor. El hermano Zack dice que el arma mas poderosa es el miedo, pero, yo creo que es el amor. El amor te hace débil pero también puede hacerte fuerte, te vuelve libre, imparable.

- Hablas como si conocieras ese sentimiento muy de cerca.

- ¿Te acuerdas cuando me fui a Aqua por una larga temporada? – Preguntó Astrid.

- Por supuesto, estuviste años fuera.

- Pues ahí... Conocí a alguien, pero era imposible. Pertenecíamos a reinos, a mundos, completamente diferentes. Justo antes de que empezará la guerra le hice una promesa, lo abandonaría todo por ella, nos iríamos lejos, al mundo humano incluso. Seríamos libres. Pero después del primer ataque a Luxor no pude irme, no podía abandonar a mi pueblo, incluso por amor.

- ¿Ella? – Preguntó Luke, asombrado.

- Ella. Era la mujer más hermosa que había visto en mi vida, era inteligente, amable, rebelde y ambiciosa.

- Parece que la amabas mucho.

- La amo, todavía la amo mucho, supongo que siempre la amaré.

- Lo siento, Az, no sabía que habías pasado por eso.

- No es tu culpa, nadie lo sabe. Nunca he tenido el valor de decírselo a nadie.

- Entonces, ¿Cuándo te acosaste con Will, era solo para olvidarte de ella?

- No, Will es una historia para otro día. Ahora debemos encaminarnos hacía Ignis, si queremos acampar antes de que caiga la noche. 

Desde la luz y la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora