Capítulo 16

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Bianca

Como pueden imaginarse, tantas semanas de descontrol, habían tenido sus secuelas.

No eran precisamente temas nuevos para mí, pero aun siendo muy brillante, si dejaba de estudiar por completo, era lógico que empezara a reprobar las materias.

Con las ausencias estaba muy jugada, y prácticamente en lo que me quedaba del año ya no podía faltar; pero mi promedio se había ido en picada, y ahora tenía que preocuparme más por ver cómo iba a hacer para recuperar el camino, si quería de una vez terminar el secundario.

Y de verdad quería hacerlo.

Algunos profesores me habían dado trabajos extras ante mis súplicas, y otros hasta me dejarían repetir algún examen, haciendo una excepción. Habían dicho que estaban conformes al ver mi preocupación, y la Garibaldi los había convencido.

La vieja por una vez estaba de mi lado, quién lo diría.

El que no parecía estarlo era mi novio...

Resulta que cuando estuve en Córdoba, habíamos hecho planes para los próximos meses, después de que terminara la etapa más estricta de su concentración antes de los partidos importantes. Yo viajaría más seguido a verlo, a diferentes lugares del país, y aunque en algunas ocasiones me tendría que conformar con mirarlo desde la tribuna para hacerle el aguante, sabía lo importante que era para él mi apoyo.

Para mí también lo era estar cerca.

Era fundamental para nuestra relación, estaba visto. Cuando pasábamos mucho tiempo distanciados, las cosas se ponían... difíciles. Más que difíciles, eran un infierno, y queríamos evitarlo para no repetir errores de la primera etapa del año.

Bueno, explicarle por video llamada que esos viajes tendrían que quedar pospuestos hasta levantar las notas, no fue agradable. Y es que Thiago podía ser muy comprensivo, pero hasta él tenía sus límites.

—No entiendo, Bianca. – se frotó el rostro, con frustración. —Ya sabías que tenías que viajar, por qué te dejaste estar así... ¿Hasta educación artística te estás llevando? – preguntó sin dar crédito y yo asentí entornando los ojos, a modo de disculpa. —Pero si te encanta dibujar...

—Es que no presenté unos trabajos a tiempo, y viste como es el viejo de artística. No tiene paciencia. – me apoyé una mano en la nuca, sobrepasada. Mierda.

—No es excusa. – contestó, decepcionado. —No presentaste ninguno de los trabajos del trimestre, obvio que te iban a reprobar en todo. – resopló. —Pensé que teníamos planes, realmente contaba con verte en quince días para el partido de Santa Fe.

—Y yo, pero no me queda otra. – dije. —Me dieron recuperatorios en algunas, y Jaz me va a ayudar a estudiar por las tardes. Homero me dio quince días de licencia, porque no quiere que sea una burra. – me reí sin humor, y vi que mi chico apretaba más las mandíbulas. No, él no tenía ganas de reírse.

3 - Perdón por las mariposas, tenías razónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora