La pared invisible

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Dragon Days

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La pared invisible

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Kanon escuchaba en silencio, ligeramente sorprendido, los cambios que ocurrirían en el plan original de su viaje a esa tierra lejana. Por lo visto, la chica llamada Valentina no deseaba pasar las fechas con ellos, ella continuaría sus planes como estaba previsto, salvo la reunión programada por la tarde donde haría dicho anuncio. Además, la idea de Minos de pasar las fechas todos juntos en algún sitio para festejar, siendo honestos, no le sonaba descabellada o inadecuada en absoluto.

—Vamos —decía con calma a un enfadado Radamanthys—, no creo que sea tan terrible que tus colegas se nos unan. Ya no tenemos planes como tal programados así que el cambio nos salva de una incipiente víspera de navidad.

—Lo sé, pero... —respondió con reproche pues era muy simple en realidad: el rubio no quería pasar las fechas en compañía de aquellos a quienes veía, prácticamente, a diario por casi doce horas.

No los despreciaba pero, uno de los objetivos de alejarse de la ciudad por esos días era, precisamente, descansar de ambos. Además aquel cambio suponía algunas molestias y preguntas sin resolver: ¿dónde lo pasarían?, ¿irían a cenar a un restaurante abarrotado y costoso? Si lo llegasen a pasar en algún lugar habría que cocinar la cena o lo que fuera. Cerró los ojos tratando de pensar con calma tan solo a la espera del resto de anuncios que Valentina tuviera que hacer y que, sinceramente, no deseaba escuchar.

—Ya, no te atormentes —Kanon lo tomó de la mano tratando de hacerle ver el lado amable—. Las cosas no salieron como pensabas, pero eso no significa que haya que desperdiciar el tiempo enfadandose por algo inevitable tomando en cuenta la premura.

—Tienes razón —respondió sonriendo con resignación—, ¡vayamos a pasear un rato! —la ciudad y sus concurridas calles esperaban por ambos asi que, tratando de mantener el buen humor, fue que terminaron su desayuno para ir a recorrer lo más que se pudiera durante el resto de la mañana y parte de la tarde.

Y así, partiendo desde Camden, se trasladaron en el auto por toda la avenida principal rumbo a Covent Garden donde el rubio le mostraría aquellos puntos más importantes y representativos de la ciudad iniciando por un pequeño viaje romántico en el London eye cuya vista del Thames y los alrededores era algo diferente a lo que el joven del cabello cobalto estaba acostumbrado, no obstante el vivirlo a lado de Radamanthys lo volvía una experiencia deliciosa.

—¿Te gusta la vista? —preguntó el rubio de pronto observando a su interlocutor tiernamente haciendo que este diera un respingo mientras un tenue rubor se pintaba en sus mejillas.

—Si... ha superado mis expectativas, en parte, porque estamos juntos y, por otro lado, la magia de la ciudad se siente diferente a lo que conozco.

El joven del cabello cobalto recargó su cabeza en el hombro de su acompañante, Radamanthys hizo lo propio sintiéndose feliz por la agradable compañía deseando que el viaje en el London eye se prolongara un buen rato más. Al bajar de la noria, ambos fueron a pie andando el camino desde Westminister Brigde, desde el cual el Big Ben se alzaba orgulloso por encima de la urbe. Pasaron gran parte de la tarde recorriendo lo más importante de esa zona tal como lo fueran puntos representativos como Trafalgar square, Picadilly circus para continuar por Oxford street con sus tiendas lujosas.

Siguieron por otro rato, con dirección hacia Mayfair, tras hacer una pausa en Chinatown para almorzar algo. Kanon no dejaba de hacerse fotos aquí y allá enviándolas al grupo que tenía con sus amigos de la oficina recibiendo mensajes cargados de envidia.

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