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— ¿Sabes algo sobre cuándo volverá Mirabel? —

En realidad no, pero ya han pasado 10 días desde que se fue. Probablemente regrese dentro de los próximos días —

Finalmente, luego de mucho insistir, Lucas me habló hace unos días de todo lo que había sucedido desde mi colapso: La familia estaba ocupada reparando los estragos consecuencia de las lluvias provocadas por mamá. Mientras que papá, la abuela y mis tíos se encontraban asistiendo a reuniones con un grupo de aldeanos para definir qué cosas deberá hacer cada habitante por su cuenta, y en que situaciones, los Madrigal intervendremos.

Por lo visto, lo que me sucedió, fue la gota que derramó el vaso en cuanto a los problemas por la dependencia que tenían los habitantes con nosotros.

Lucas también mencionó que la abuela tuvo que conversar con la madre de Cecilia, porque cuando mamá hizo el intento, casi la electrocuta con un rayo por la rabia.

— No sé qué hacer cuando la vea... Estábamos tan distanciados cuando ocurrió todo... — Yo estaba recostado de lado observando a Lucas, quién tenía un libro en sus manos. No sabía en que estaba tan concentrado —

— De seguro Mira se lanza encima de ti a pedir disculpas... si es que no comienza a llorar primero —

— Ella no haría eso —

— Yo creo que sí — Me quedé en silencio unos minutos, no había entrado en cuenta de cómo había cambiado mi relación con Lucas en los últimos días. Antes sólo lo aceptaba porque no tenía más opción, ahora podía conversar de manera más fluida y sin alguna incomodidad de por medio. Sin darme cuenta sonreí — ¿En qué piensas que sonríes de esa manera? —

— ¿Ah? — Lucas seguía mirándome — ¿Esto es lo que se llama... Tener un amigo? —

— Mmmm... Casi, pero vamos en camino a eso — Me devolvió la sonrisa — Aunque... creo que, para dar el siguiente paso, podrías ayudarme con estos ejercicios de matemáticas — Se acercó y me mostró el libro — Mira me dijo que con las clases particulares estás mucho más avanzado que el programa escolar —

— ¿Acaso esto no es aprovechamiento? — Lo miré de reojo fingiendo indignación —

— Por favor — Volvió a pedir —

Tomé su libro y comencé a explicarle. Pasaron varios minutos mientras ayudaba a Lucas a estudiar, y en que corregía sus ejercicios. Estábamos concentrados en eso cuando varios gritos mezclados provenientes de casita nos distrajeron.

— ¿Qué ocurre? — Murmuré —

— Creo que sé — Me pareció oír a Lucas algo molesto —

— ¡CAMILO! — Esa definitivamente era la voz de Mirabel. Pocos segundos después, ella salía por la puerta hacia el jardín y al verme corrió hasta lanzarse encima mío. No sin antes empujar hasta quién sabe dónde, a Lucas — Camiiii — Lo que antes fue un grito, ahora se arrastraba entre lágrimas, yo también estaba por llorar — ¿Cómo te sientes? ¿Lucas te ha tratado bien? —

— Mirabel, no quiero parecer grosero... — Inmediatamente pude ver preocupación en su rostro — Pero creo que en estos momentos peso menos que tú... y apenas te soporto — Ella sólo me miraba sorprendida — Me estoy quedando sin aire... — Apenas y pude susurrar —

— ¡Lo lamento! — Volví a sentarme y comencé a inhalar y exhalar hasta regular mi respiración — Y... ¿Cómo estás? — Fue un breve momento incómodo, pero sabía que debía ser yo el primero en hablar —

— Perdóname Mirabel — La abracé, tenía miedo mirarla al momento de decir esas palabras. Aún sentía vergüenza de mi comportamiento inmaduro —

Discúlpame (Camilo y Mirabel - Relación familiar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora