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La lluvia parecía una melodía lúgubre complementaria, y el ambiente en casita era pesado. Habían transcurrido apenas unos 30 minutos desde que todo se calmó, y no exactamente para bien.

Camilo fue llevado rápidamente hacia la habitación de su hermana mayor, después de eso, su habitación no volvió a abrirse. Y, afortunadamente, Antonio volvió a dormir antes de que se enterara de lo sucedido.

Ahora, todos los demás se encontraban nuevamente en el comedor, excepto por Pepa, quién estaba cuidando de su niño, y con ayuda de Julieta curaban sus heridas. Mientras no despierte y coma algo, deberán hacerlo a la manera tradicional.

— Puedo... Puedo saber... que ocurrió? ¿Exactamente? — Mirabel no estaba segura de sí era el mejor momento, pero necesitaba saber. Tenía claro que Camilo estaba actuando extraño desde hace semanas, pero no esperaba que llegara a un punto como el de esa noche —

— Camilo nunca estuvo bien — Dolores se hizo escuchar con su suave voz — Nunca lo estuvo... Incluso de antes que la magia desapareciera, él se despertaba por las noches, seguramente eran pesadillas. Otras noches simplemente no dormía, o muy poco... Y yo... — Su voz comenzaba a quebrarse — Yo nunca los alerté de eso.... Él nunca tuvo a quién recurrir... Y ahora... — Félix se acercó a consolarla —

— Tranquila Dolores, no te culpes por favor — Las palabras de su prima le hacían algo de sentido, poco a poco Mirabel caía en cuenta de que pudo suceder. "Él nunca tuvo a quién recurrir", es verdad. Y ella se había dedicado a discutir con él, en lugar de buscar una solución rápida —

— Pero tío — Isabella habló esta vez — ¿Es verdad que la comunidad hablaba mal de Camilo? — Eso sorprendió a la menor del grupo —

— ¿Qué? —

— ¿Eso es posible? — Incluso Lucas no esperaba algo así —

— Eh... — Félix tomó asiento alrededor de la mesa — Es algo que con Pepi oímos mucho antes de la ceremonia de Antonio, incluso, creo que de antes del cumpleaños de Camilo —

— ¿Por qué nunca escuché sobre eso? — Alma se oía indignada —

— Pues — Félix siguió — Después de que la magia desapareciera, los comentarios cesaron, y creímos que ya había acabado — Hizo una pausa — Honestamente, desde entonces no habíamos vuelto escuchar comentarios respecto a Camilo — No eran necesarias las palabras, todos podían ver la culpa que sentía el hombre en ese momento —

Un ruido de chapoteo los distrajo, y el grupo completo miró en dirección a la entrada de la casa, se trataba de Mariano, quién estaba empapado.

— Lo siento, pero imaginé que la lluvia podría deberse a algo y sentí que debía estar aquí —Dolores corrió a abrazarlo y comenzó a llorar. Enseguida, el rostro del joven cambió de sorpresa a preocupación —

No era necesario explicar mucho, luego de que Dolores se calmara, a Mariano le facilitaron el baño para que se diera una ducha y le entregaron una muda de ropa seca.

El reloj marcaba casi la medianoche, y la lluvia no cesaba. Mariano se fue junto a Lucas, quién no estaba muy convencido de dejar a su amiga sola.

— ¿Segura que estarás bien? — Lucas se veía notoriamente preocupado —

— Yo estoy bien, y estoy más preocupada por Camilo — Lucas se despidió con un cariño en la cabeza de la chica —

— Vendré mañana en caso de que necesites ayuda — Finalmente se retiró y volvió a despedirse con un gesto de mano desde la distancia —

Más tarde, y con el mismo sentimiento de culpa que al inicio, poco a poco los Madrigal se distribuyeron en sus habitaciones: Félix se llevó a Pepa y Agustín a Julieta; Bruno se fue junto a Alma, quién se sentía más responsable por lo sucedido; Isabella convenció a Luisa y a Mirabel de irse a su habitación. Dolores insistió en que podía esa noche sola, por lo que las chicas optaron por respetar su decisión.

— Perdóname — Susurró acostada a un lado de su hermano, el chico tenía el rostro lleno de cortes. — Pude hacer lo correcto, tuve la oportunidad... — Lo abrazó, apenas podía sentir su respiración — Prometo ser una mejor hermana... — Las lágrimas volvían a escapar de sus ojos, cayendo en la suave tela de la almohada — Déjame volver a verte sonreír — Con cariño pasó sus dedos por las heridas — Tus ojitos se cerraban tan dulcemente cuando reías — Inevitablemente sonrió — Prometo estar para ti por siempre. Para ti y para Toñito... Sé que no te gustaría que descuide a nuestro hermanito... — Respiró profundo, y besó la mejilla del chico —

~ O ~

Capítulo corto, pero creo que hacia falta para dejar en claro algunas cosas pendientes de los anteriores.

Como siempre, gracias por los votos y comentarios. También a quiénes comienzan a seguir mi perfil y/o agregan esta historia a sus listas de lectura.

Bye~ <3

Discúlpame (Camilo y Mirabel - Relación familiar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora