Capítulo 4: ¿Las relaciones profesor/alumna estan prohibidas?

12.2K 807 158
                                    

Priel De Loughrey

No soy una persona sociable.

Mi madre solía decirme cuando era pequeño que debía sonreír más a menudo y no andar con cara de que querer matar a alguien las veinticuatro horas del día. Cuando comencé a crecer perdió las esperanzas de que le hiciera caso y por mi parte agradecí que no me insistiera más, porque a mi me da completamente igual.

Sino te gustaba mi cara de malhumor no la mirabas y punto, al fin y al cabo nadie te obligaba.

Aún así muchas veces me esforzaba por ser simpático y tenerle paciencia a las personas, como en esta ocasión. La mujer que tenía frente a mi no había parado de hablar desde hace diez minutos, colmándome la paciencia y aniquilado la poca simpatía que creía tener. Porque juraba por dios que sino se callaba en este preciso momento, era capaz de meterle un zapato en la boca, para hacerla callar.

Y es que la profesora de anatomía, llevaba intentando ligar conmigo desde que llegue el primer día. Está era mi segunda semana trabajando en la Universidad del Sur de California y no hubo un solo día en el que no se me acercara con segundas intenciones.

Haciéndome replantar la idea de haber aceptado este trabajo, que honestamente no estaba saliendo como quería. A decir verdad, no sé qué esperaba cuando lo acepte. Porque mis padres insistían con la idea de que este no era un trabajo digno para ningún integrante de la familia De Loughrey y que no necesitaba este ingreso extra.

Claro sino era un trabajo digno...

Porque fueron mis padres quieren nos educaron para ser independientes, así que al finalizar la preparatoria comencé a estudiar el profesorado en filosofía, no era mi sueño, pero me gustaba y en ese momento no tenía muchas otras ideas de que estudiar. Así que termine optando por esa profesión "no digna"para mis padres, pero si para mi.

Comencé a ejercer a los pocos meses de haber finalizado con mis estudios y así estuve por tres años, antes de abandonarla por un tiempo. Necesitaba recordar porque hacía lo que hacía y lo hice cuando mis padres hace un mes, mencionaron el hecho de que podía trabajar en el banco. Fue cuando recordé que estudié para valerme por mí mismo, lejos de los ojos de mi familia. Así que cuando me ofrecieron este puesto no lo dudé, porque necesitaba algo para volver a mi rutina, aunque sea de profesor suplente.

—Entonces ¿qué dices?—la profesora Martini llama mi atención y me percató que perdí el hilo de la conversación.

¿De qué mierda me hablaba?

—Disculpe—intentó sonreír, pero me sale una mueca. Estoy seguro que se vio como una mueca en mis labios, pero ella parece no darse cuanta—. ¿Qué me decía?—le pregunto sin mucho interés.

—Si aceptaba una cita conmigo, este fin de semana—responde coquetamente y ahora si hago una mueca.

No me apetece para nada salir con esta mujer.

—Lo siento tengo planes, pero arreglamos para otro día—contesto escuetamente y antes de que replique, salgo del salón de profesores, para ir a la primera clase que debo ejercer.

Tengo demasiadas ganas de esta clase, porque hay una persona que me llamo verdaderamente la atención. Entro al aula y todos guardan silencio como deben. Y no pierdo el tiempo en escanear con la mirada el aula, hasta que mis ojos se posan en la persona que llevo soñando una semana desde que la conozco.

Es preciosa con su cabello rubio, un poco desordenado y esos ojos azules me prendaron desde el segundo que la vi.

¡Dios que ojos!

Oscuro secreto © [sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora