No podía pensar en otra cosa que no fuera en llagar a casa. Sentía mi cuerpo tensionado debido a la ansiedad que me producía el estar en esta situación.
Desde que había visto aquel video no paraba de pensar en mi madre, necesitaba comprobar que seguía con vida.
—Disculpe podría ir mas rápido—le solicite al taxista, con la voz temblorosa—. Por favor.
—Voy tan rápido como puedo señorita, si aumento la velocidad me darán una multa.
Sus palabras solo me frustraron más. A mi no me importaba si le ponían una multa, pero me quede callada y espere paciente a que llegara lo más rápido posible.
Mi pierna se movía en de arriba a abajo en un tic frenético, debido a la ansiedad que me consumía en ese momento. Las manos me sudaban, haciendo que no parara de limpiarme las palmas de la mano sobre mi vestido.
<<Ella va estar bien>>, me repetía a mi misma una y otra vez. Porque ella tenía que estarlo ¿Verdad?. Él no podía ir más lejos.
Cuando el taxi freno frente a mi casa no espere a que me dijera el monto del viaje, le solté un billete de cincuenta dólares y baje rápido del automóvil. Ni siquiera me detuve cuando lo escuche al taxista gritarme que le había dado dinero de más.
El dinero no importaba ahora. Ella si.
Corrí hacía la puerta de casa y revolví mi mochila buscando las llaves. Cuando las encontré abrí y solo al hacer eso pude ver parte de la escena que estaba frente a mi. Ya que me lo venía venir con las imágenes del video, pero verlo en persona era peor.
Había vidrios por todo el suelo, fotografías que se encontraban en el pasillo que daba al salón, destruídas por completo.
—En el salón, Dafne.
Tan solo al oír aquella voz mi cuerpo tembló preso del pánico y miedo. Como pude tomé el valor y camine hasta la sala. La escena allí hizo que mis piernas flaquearan, al igual que sentí como mis rodillas comenzaban a sentirse débiles, que creí por un momento que caería sobre ellas. Pero fui más fuerte y aguante.
Mi madre se encontraba en una esquina temblando y por lo que alcanzaba a ver tenía un pequeño corte en sus cejas. Cuando tuve el impulso de caminar hacia ella una voz me detuvo de nuevo.
—Como se te ocurra ayudar a la perra de tu madre terminarás peor—amenazo Charli, quien se encontraba como si nada en el sillón frente a la televisión, con un botellín de cerveza en la mano—. Creo que la cena de esta noche se cancela—río sin ganas.
Suspire intentando encontrar las palabras adecuadas, un pie en falso y me iría peor.
—¿Qué sucedió?—me atreví a preguntar.
—Ven a sentarte y te lo dire.
No quería estar cerca de él, pero no tenia otra opción, así que anime a mis piernas a funcionar y caminar hacía él.
—Dime, ya estoy aquí—insistí de nuevo cuando estuve frente de él y antes de que pudiera verlo venir tiro de mi brazo y me sentó a su lado.
El corazón me estaba a punto de estallar en mi interior, tenia miedo. Le tenía miedo. Y cuando eso sucedía me cegaba y no sabía cómo actuar.
Me paralizaba.
—Tienes sus ojos—susurró y fruncí el ceño porque no entendí que me quería decir. Mi mirada se mantenía hacía delante, ya que no me atrevía a verlo a los ojos—. Tú eres la culpable de que ella esté muerta ¿Lo sabes?—no respondí—, ¿¡Lo sabes!?—grito haciendo que me sobresalte.
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Oscuro secreto © [sin editar]
Teen FictionDesde los seis años Dafne aprendió a que es mejor quedarse callada. Aprendió a que los padres no siempre protegen a sus hijas e hijos. Aprendió que muchas veces los padres, son los causantes de sus hijos e hijas sufran. Ella lo sabía muy bien eso. ...