Capítulo 10

295 30 6
                                    

-Esto parece una mina.-el ascensor se detuvo al fin. El lugar era una especie de cueva bastante vieja y con olor extremadamente a moho. Salí de atrás de Leon para ver mejor el panorama del lugar. El rubio reforzó su agarre con fuerza, mire su rostro y estaba algo tenso.

-No te separes mucho.

-Esta bien, en unos pasos de aquí hay unos dos más.

Cómo lo había predicho, había dos más ganados. Al terminar con ellos pasamos por encima de sus cadáver sin perder mucho tiempo. Tome el brazo de Leon deteniendo, este me miró algo sorprendido.

-Mi brazo por favor, me lo estás arrancando.

-Perdón, no puedo todavía controlar un poco mi fuerza. Hay muchos de ellos pasando estos pasillos, son muchos.

-Esta bien, no te preocupes señorita parasito. Para eso te tengo a ti.-lo empuje en forma de broma y este solo me tomo en sus brazos para reírse de mi.

-Genial, estoy haciendo tu trabajo gratis.

-Vamos, lo haces bien, pero-pauso antes de mirarme un poco dudoso ante lo que iba a decir.-no me gustaría que terminaras como yo. Tienes que vivir una vida mas cómoda y tranquila, la vida que tengo yo solo es una bomba de tiempo en la que no se cuando va a explotar.-le agarre la mano y solo le sonreí.

-Tranquilo, estoy contenta con la vida que tenía antes de todo esto. Cuando vuelva con mi padre voy a apreciar cada maldita cosa mundana de mi existencia.-él no dijo nada, solo suspiro y me hizo seguir sus pasos para seguir el camino. 

Caminamos agarrados de la mano con cautela, porque sabía tanto él como yo que estaban cerca. Tuve que cubrir mi nariz varias veces por el olor, tanto el de los ganados y el de Leon.

-Definitivamente es una mina. ¿Para qué tendrá un castillo una mina debajo de sus cimientos?.

-La verdad no tengo ni la mas puta idea. De seguro tendrá algo que ver con todo esto porque sino no habría tanta seguridad.-y ahí estaban, esperando de nosotros nuestra presencia. 

-Bueno, tu por la izquierda y yo por la derecha. Nos encontramos en el punto de esa puerta.-Leon se ríe y saca su arma con diversión.

-Si señora.

.-.-.-.

-¡Maldito hijo de puta!.-destroce la cabeza del hombre de la motosierra con furia. Había perdido la paciencia con esa persona. No dejaba de seguir a Leon y para lo colmos intento partir en fetas al rubio en mas de una ocasión. En la ultima lo tire al suelo y tome su cabeza con fuerza para destrozarla contra el piso, luego me levante y se la aplaste de un pisón. Todos sus sesos mancharon el suelo y mis botas. Respire profundo, tratando de limpiar mis pulmones de aire limpio pero era imposible, el lugar apestaba peor.

-Eri...-la voz de Leon fue suave, como una brisa que acaricio mis oídos. Lo mire y él se quedo paralizado en su lugar antes de avanzar hacía mi.-Tus ojos.

-Oh.-me di la vuelta y quise caminar un poco lejos de él. Me sentí un poco avergonzada y mal por mostrarme de esa manera hacía él. Leon tomo mi mano, haciendo que me de la vuelta para perderme una vez en sus ojos azules. Llevo mi mano a su pecho, en donde sus palpitaciones era tranquilas bajo mi tacto. 

-Estoy aquí, tranquila. No me importa tu lado este que tienes, no te vuelvas a sentir mal por esto. No es tu culpa.-me acerco a su cuerpo y me abrazo con suavidad a lo que yo me deje abrazar, acomodando mi cuerpo con el suyo.

-Esta bien, solo, es que las cosas ya no van hacer como antes. Pero lo intento y lucho para que por lo menos usar esto en algo bueno.

Otro CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora