Capítulo 11

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-Me alegro de que se haya unido a nosotros, Sr. Scott Kennedy y por supuesto, Sra. Montero.

-Otra vez tu...-Leon se posicionó enfrente mío tapando por casi por completo mi cuerpo. Me tape la nariz con un asco horrible, no podía sacar la cuenta de cuántas veces voy a decir esto pero este asqueroso y horrible olor me dará pesadilla por el resto de mi vida. El lugar este tenía el mismo olor intensificado que en la mina. Es como si toda esta parte del castillo fue hecha exclusivamente para abarca todas las plagas completas.

-El sagrado ritual que está a punto de comenzar en esta torre otorgará a la chica de un poder sin igual. Se unirá a nosotros; será una más de los nuestros.-Leon giro su vista hacía a mi con horror. Ambos se nos pusieron los pelos de puntas. No podemos permitir que estos putos locos le hagan algo a Ashley y vete saber que. Leon dejo de mirar solo para encarar al enano, entonces mi enojo se hizo más grande. Mi cabeza empezó a doler de rabia. Mi lado oscuro solo apareció para sonreírme y decirme: "vamos, el se lo buscó". De esta ninguno iba a salir vivo.

-Eso no es ningún ritual, es terrorismo.-la voz del rubio era profunda e irritable, ambos nos picaba la furia por dentro, podía sentirlo. El parásito de su interior se retorcía liberando más olor de lo acostumbrado.

-La palabra de moda a estos días, ¿No es verdad?. No se preocupe. También tenemos preparado un ritual especial para ustedes.-sin previo aviso, ví como un cuchillo voló hacia el enano con precisión. Cuando se clavo en su mano, el pequeño hombre chilló. El rubio de mi lado se bufó del enano pero lo único que podía pensar era que su sangre agrandaba más mi apetito.

El gigante de toga negra que se encontraba a lado del enano, le devolvió a Leon su cuchillo de la misma manera que se lo tiró. El rubio esquivo el ataque pero yo me quede ahí, parada, recibiendo el cuchillo con frialdad. Lo atrapé a centímetro de mi rostro y viendo cómo el mismo Leon se quedó sorprendido por mi acción. Cuando ambos miramos al enano este ya se estaba yendo por un ascensor.

Leon intento detenerlo pero ya era demasiado tarde.

-Mierda.-el rubio maldijo en voz alta y yo solo podía pensar que era el momento.

-Van hacer el ritual.-al terminar de decir eso más monjes aparecieron por todos lados.-Solo te pido que confíes en mí, déjame que mate a todos de aquí. No usaré mi control sobre ellos.-Leon no estaba muy convencido, miró a nuestro alrededor y cada vez salían más para detenernos para salir a buscar a Ashley. Volvió a mirarme y suspiro resignado.

-Hazlo, te cubro la espalda.-le sonreí y me acerque para acariciarle el rostro con suavidad. Sus ojos se volvieron más dulces y con ese brilló tan hermoso que tenía.

-Te besaría pero hueles fatal.

-Espera, ¿Qué?.-lo deje con la duda mientras avanzaba hacia las escaleras dónde nos esperaban. Él me siguió el paso y yo respire hondo para dejar fluir todo lo que llevaba adentro.

-.-.-.-

Respiramos ambos con dificultad. Con los cuerpos apoyados en las paredes del ascensor que nos conducía a lo que sería otra batalla más para todo esto.

Mire mis manos llenas de sangre, me sentía irritada y totalmente cansada. Me quise limpiar las manos con mis pantalones para dejar de sentirme tan asqueada pero no lo conseguí. Suspiré y Leon se acercó a mi con seguridad. Saco del bolsillo de su pantalón el pañuelo que antes me había prestado. Acercó el pañuelo a mi rostro y con tranquilidad lo fue limpiando. No tengo ni idea de cómo estaba mi rostro pero de seguro era una versión de Carrie morena.

-Estuviste bien.-dijo eso en un susurró reconfortable para mí. Suspiré por la caricias que le daba a mi rostro cansado. Beso mi frente con suavidad, como si fuera las cosa más frágil entre sus manos. A pesar que hace unos 10 minutos atrás destrocé un cráneo por completo de un pisotón.-Vamos, hay que seguir.-me tomó de la mano para salir al exterior de la torre y pude sentir que algo andaba muy mal.

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