Epílogo

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Una mancha en el horizonte. Luego esa mancha se fue formando en tierras y personas y hubo una en particular que la conocía muy bien.

-No puede ser.-mis ojos se llenaron de lágrimas y mí corazón saltaba de excitación. Las personas intentaron de frenarlo para que no pueda pasar. Pero él pateo algunos y ya no lo podía detener.

-¡Eretheria!.

-¡Papá!.-sali saltando de la lancha y me tiré a sus brazos con euforia. Llore como una niña y el también. Repetía una y otra vez "mí niña". Repartió besos por toda mí cara y luego me elevó por los aires. Lo mire y limpio mis lágrimas con felicidad.-Pense que no iba a volver a verte.

-Jamás, pero jamás, me escuchaste. Piense que no volverás. Siempre vamos a estar juntos, porque sino tu madre me va a matar cuando la vea.-me reí y lo volví abrazar. Olí su característico olor de menta y cigarrillos. Me separé de él y vi a Ashley detrás con un grupo de cinco personas que la examinaban a ella. Busque a Leon y no lo encontré hasta que mí papá se separó de mí y se fue de mí lado.

Ahí lo vi al rubio que estaba cruzado de brazos mirándonos. Mí padre se acercó a él y estrecho su mano con jubilo.

-Gracias, en serio gracias por traer a mí niña de vuelta.

-No hay de que señor. Aunque creo que ella iba a volver sola.-me reí y luego me enfoque en mí padre.

-¿Papá como hiciste...?

-¿Para venir aquí?. Tuve que bueno, ir a la casa blanca a buscar respuestas. Nadie me quería decir, así que amenacé al presidente que me regresen a mí hija.

-Papá, el presidente.-lo mire enojada y luego sorprendida. Leon me devolvió la mira con la misma idea.-¿Qué te pasa? Perdiste todo el sentido.

-Bueno, hija es que. Investigue, la hija de presidente se la llevaron junto contigo. Llamé, hice todo el protocolo que tenía que hacer. Pero nadie me decía nada y bueno actúe acordé a mí estado de desesperación. No pare hasta que me trajeran aquí y pueda sacarte yo mismo de ese puto lugar y...

-Papá.-lo llamé y me miró como niño chiquito.-Jamás vas a cambiar.

-De tal palo, tal la astilla.-observe a Leon y me sonrió. Su mano rozo la mía con cuidado que mi padre no viera.

-.-.-.-

Salí del baño, la maravillosa ducha que me pegue fue fenomenal. Todo el estrés, el barro, la sangre se iba por el drenaje junto a mis lágrimas. Llore de nuevo como una niña cuando me di cuenta de lo que había vivido y de lo que tuve que hacer. Mate a gente que no era más personas controladas por un lunático de mierda. Gente con familias, gente como mí padre, cómo yo. Gente inocente, personas que solo les tocó vivir en el momento incorrecto.

Mire a mí padre que ahora estaba comiendo, estaba muy delgado. Supuse que no estuvo comiendo bien desde mí desaparecion. El me vio y me sonrió como siempre.

-Lo siento, no te espere.

-Tranquilo, estoy igual que tu. El hambre es monstruoso.-me senté a su lado y agarre una papa frita llevándome a la boca. Lo mire y estaba vez me estaba mirando fijo.-¿Qué?.

-Nada, solo que me alegro tenerte de vuelta.-me quedé callada y dije lo que venía pensando todo este tiempo.

-Papá, yo me quiero disculpar. Te traje solo problemas con todo esto. Es mí culpa que estés así y que casi te pusiste a todo el gobierno en tu contra porque no pude no me meterme en algo que no es mí asunto.

Otro CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora