Dante
Ayer la vi de nuevo, desde el otro día no dejo de pensar en esa mujer, no me la saco de la cabeza, no sé qué me pasa, esos ojos verdes me dejaron hechizado, nunca me había sucedido algo así, y maldita sea no pude creer cuando anoche llegó del brazo de mi mejor amigo, Iam es el mejor, ha estado conmigo en mis peores momentos, pero no le quita lo hijo de puta con las mujeres, tiene una obsesión con pagar mujeres para tener sexo durante un mes y acompañarlo a eventos sociales, lo extraño es que siempre le atraen las rubias y ésta mujer es todo lo contrario, cuando habló el otro día de la mujer que lo iba a acompañar no imaginé que el mundo fuera tan pequeño y sería la misma mesera a quien yo había fichado desde que me derramó el maldito café hace unos dias atrás.
¡Haaa! Gruño frustrado lanzando unos papeles al suelo, recostándome en mi silla, mientras me froto el rostro.
Lo que me llama poderosamente la atención el otro día fue que Iam nunca se había expresado así de ninguna mujer, pero la verdad cualquiera estaría embelesado por ella, atraería a cualquier mortal, pondría a sus pies a quien quiera si se lo propone, ¿A ti no Dante? reclama mi conciencia, esa que últimamente está muy despierta, bufo rodando los ojos. La quiero para una noche, saciar este deseo que tengo, nada más. Dante De Luca no se enamora de nadie.
Cuando nos presentó a todos en la gala se le notaba nerviosa, es tímida, se notaba que no asistía a esta clase de eventos, pero carajo ese vestido moldeaba toda su figura, cada curva de su cuerpo era exquisito, esos pechos redondos y sensuales, cabría perfectamente en mis manos, observo abriendo mis manos de par en par, esa mujer es un manjar, tocar su cuerpecito, pasear mis manos por su culo, su cintura y luego subirla encima de mí, o debajo, da igual, lo que quiero es tenerla en mi cama, en un hotel, aquí sobre mi escritorio, pero enterrarme en ella tan profundo y que sepa que Dante De Luca puede hacerla vibrar.
Pero debo aceptar que me llevé una gran decepción al imaginarla diferente a las demás mujeres, al mens creer que podría ser decente, pero veo que es igual a todas, acostarse con hombres por dinero, es lo más despreciable, así que no da para más de una noche y luego desecharla como lo que es, una cualquiera. Su actitud fue la que me confundió totalmente, haciendose pasar por una blanca palomita. Niego moviendo la cabeza, no tiene sentido que se haga la que no rompe un plato si se acuesta con mi amigo por dinero.
Esta ansiedad no me ha dejado dormir, ni siquiera después de haber follado anoche a Carla después de la gala, no, esa frustración sigue ahí y no encuentro el motivo, cierro mis ojos recordando lo sucedido anoche no podía dejar de mirarla, la seguía con la mirada a todos lados y ella también me miraba lo podía notar, lo sentía, lo que me jodía era que no era el único que la devoraba con la mirada, todos los hombres presentes la miraban con deseo, e Iam no la dejaba un segundo, hasta que por fin se despegó de él y fue al baño.
Me disculpé con Carla mi acompañante y la seguí como un enfermo, ni siquiera la conocía, pero ahí estaba yo al asecho, esperé a que salga recostado en una esquina, cuando salió la vi mirar a todos lados como si buscara a alguien, con un carajo a quien engaño buscaba a Iam por supuesto, entonces me acerqué por detrás para hablarle.
—¿Te dejaron sola? — Susurré.
Se sobresaltó y girando lentamente, diciéndome que no encontraba a Iam, se le notaba el nerviosismo, entonces me acerqué aún más a ella, quería sentir su calor, aspirar su dulce aroma.
—Tal vez yo pueda hacerte compañía. —Susurré muy cerca de su oído, inclinando mi cabeza más de lo normal, es pequeña para mi altura. — ¿Perdón? —Contestó elevando una de sus perfectas cejas. ¿Molesta? ¿Por qué lo estaría?
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Eres mi Adicción (Ida Gonzalez)
RomancePaula Ricci es una mesera a tiempo completo en un restaurante, su vida siempre ha sido desafortunada desde el abandono de su padre y la muerte de su madre, hasta que un día una noticia llega a ella cambiando su vida para siempre al poner en su camin...