Capitulo 19. Eres Mía.

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 Paula

Despierto por el ruido, alguien está tocando la puerta insistentemente, me pongo mi bata y salgo, por suerte Katy no ha despertado, miro a través de la mirilla de la puerta, no lo puedo creer ¿qué hace aquí y a esta hora? Suspiro hondo antes abrir la puerta.

— ¿Dante que haces aquí, y a esta hora? —Necesitamos hablar Paula, déjame explicarte lo que sucedió, el porqué desaparecí así nena.

—Dante no tenemos nada de qué hablar y te agradecería que te fueras por favor, las lágrimas pican por salir pero no me permitiré llorar frente a él, ya llore bastante, no merece mis lágrimas.

—Paula todo fue un mal entendido.

—Mira Dante, ahórrate tus explicaciones.— me mira fijamente con esos ojos grises que me desarman, respira agitado, no volveré a caer en sus mentiras, nunca más.

—Ya conseguiste lo que querías no.

— ¿Qué?

—Ya me usaste Dante, ¿qué más quieres de mí?— se tensa, sus facciones se endurecen.

— ¿Eso es lo que piensas de mi Paula? ¿Qué te use? Te equivocas Paula, jamás te use, no sé por qué piensas eso, tú no tienes idea... —Y tú no tienes idea de lo que yo sentí Dante, así que vete por favor, ya no quiero volver a verte nunca más me oyes. —Las lágrimas resbalan por mi mejilla.

—No, Paula por favor déjame explicarte, no me hagas esto.

—Vete Dante, o llamaré a la policía.— Me observa con tristeza, no entiendo su actitud, primero me usa, me deja plantada para estar con alguien más, y ahora viene a querer dar explicaciones sin sentido.
No, solo quiere burlarse de mí una vez más, le gusta jugar a eso, sentirse más hombre al tener varias mujeres a su disposición y como ya consiguió lo único que quería de mí, pero al parecer no le bastó todo llevarse mi dignidad. Este tipo de hombre solo quiere una cosa, su propio placer.

Ya no lo dejo hablar, cierro la puerta en su cara, ya no quiero escucharlo, ya no quiero verlo, su presencia me dolió como nunca imaginé que lo haría. Mientras el solo jugaba yo le entregué todo.
Voy a la habitación de Katy, ella por suerte duerme sin percatarse de nada, me acuesto a su lado y trato de dormir, no quiero estar sola, no quiero pensar en nada, pensar en él me enferma.

Al día siguiente desperté con dolor de cabeza, me vestí con lo primero que encontré y salgo para el restaurante, hoy tengo la cena con Iam, no sé cómo haré para disimular esta tristeza.

Llegué al restaurante rápidamente saludando a mis compañeros y luego a mi amiga sin mucho ánimo para ser honesto.

—Hola Isa.

— ¡Amiga!, me abrazó y de nuevo las lagrimas salieron sin permiso, soy una estúpida llorona. — ¿Qué tal estas?— interrogó.

—Mal Isa, no pude dormir nada, ¿puedes creer que se apareció ayer en mi casa?

— ¿Qué? ¿Y que quería el desgraciado? Juro que pateare sus pelotas cuando lo vea.

—"Quería explicarme", las cosas según él. — hice un gesto con los dedos.

—Es un imbécil, juro que tengo ganas de decirle sus verdades.— mi amiga estaba furiosa.

—Me duele Isa. — dije sintiendo el dolor quebrar mi pecho.

—Te entiendo, pero tienes que superarlo, tienes que verlo como un error en tu vida y dejarlo pasar.

—Es fácil decirlo, es la primera vez que alguien me gusta Isa y también mi primera decepción.

Eres mi Adicción (Ida Gonzalez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora