Capítulo 12. Cambiar de estrategia.

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Paula

Fui un rato al baño y me tomé el tiempo de revisar mi teléfono, por si suceda algo con Kathy, pero encuentro un mensaje de un número desconocido, generalmente no hago caso a esa clase de mensajes o llamadas, pero puede ser algo importante.

Desconocido: muñeca esta noche te espero al salir del restaurante, debemos hablar.

Ha de ser Iam, pero que raro que no me haya llamado directamente, aparte no es su número, o tal vez se haya equivocado, me encojo de hombros y guardo de nuevo mi teléfono en mi bolso, hoy me toca hacer doble turno, ahora más que nunca necesito trabajar, el dinero que Iam me ha dado, solo servirá para cubrir una parte del tratamiento de mi hermana, no puedo darme el lujo de quedarme en casa sin hacer nada. Debemos comer, pagar el departamento, ha sido una vida dura desde que mi madre falleció. Ya en la noche al finalizar mi turno y el restaurante estaba por cerrar, voy a cambiarme con los demás compañeros, me toca caminar para tomar el autobús hasta casa, inhalo hondo, es tan duro ser pobre, nos enfrentamos constantemente a los peligros de andar sola por la noche, gracias a Dios nunca me ha pasado nada desagradable.

─Hasta mañana chicos. ─Me despido de todos, ellos levantan la mano despidiéndose también.

─Hasta mañana Paula. ─ escuche por ultimo alejándome de ellos. Cuando disponía a irme, escucho una voz, y me quedo literalmente paralizada, díganme por favor que estoy soñando y no es ese hombre. Volteo lentamente intentando creer que era una alucinación. ¡Mierda! no lo es, Dante D Luca, recostado en su auto con las manos en los bolsillos, sonriendo con ese porte tan arrogante ¿Qué es tan gracioso? Quiero patearle el maldito trasero para que se le quite lo idiota.

─ Hola muñeca. ─ Saluda caminando hacia mí, es grande, no puedo dejar de detallarlo desde sus zapatos hasta su cabello, muy bien peinado, es en demasía atractivo e imponente, me altero, especialmente mis hormonas al verlo ya se alborotan, traicionándome al instante, mi cerebro grita arrogancia en su máxima expresión y mi cuerpo me lanza a él.

─Señor De Luca ¿Qué haces aquí? Inquiero sorprendida, acalorada. ─Te dije que hoy hablaríamos. ─Levanto una ceja, ¿ah sí, y como cuando fue eso? ¿Cuándo fue que quedamos en eso que no recuerde? Luego recuerdo el mensaje del número desconocido y caigo en cuenta.

─ Ah, así que fuiste tú. ─ digo bajito sin que me escuche...─ ¿De qué quieres hablar? Intento mostrarme dura pero mi voz me traiciona y tartamudeo, éste hombre me provoca mil cosas que me asusta, sonríe malditamente, sonríe de esa forma sexy, que me hace temblar, se acerca a mí, muy cerca para ser sincera.

─ Quiero hablar contigo y proponerte algo, vamos te llevo a tu casa y hablamos. ─ Señala con su cabeza, ¿y éste que dijo que me chasquea los dedos y yo voy con él?

─No... no puedo señor De Luca no lo conozco y es bastante tarde y estoy cansada así que si me disculpa. ─ intento pasar de él, pero me sostiene del brazo.

─ No te vayas. ─ susurra muy cerca del oído.

─ Te deseo como no tienes una puta idea, quisiera tenerte en mi cama y besarte completa, hacerte gemir de placer, hacerte sentir lo que jamás nadie te ha hecho sentir, puedo pagarte lo que me pidas. ─ lo único que siento es su respiración y un gran gran coraje que ahora lo único que quiero es lanzarle una silla, si tuviera uno ya lo hacía, pero sentiría pena por la silla, me sacudo bruscamente de su agarre desafiándolo con la mirada, idiota eso es lo que es.

─No sé qué piensa que soy señor, pero no soy una cualquiera que se acuesta con cualquiera por dinero, se está equivocando de persona, así que con permiso.

Eres mi Adicción (Ida Gonzalez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora